Capitulum Deux

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El príncipe de bellos cabellos platinados estiró sus brazos al aire, sintiendo el frío de la madrugada, ni siquiera el sol había salido y el ya había despertado. Su cuerpo le dolía y más por haberse quedado dormido en el tronco de un árbol. Sus ropas estaban húmedas y sus botas se hundían entre el fango del bosque.—— Maldito invierno. —expreso fatigado, su estómago rugía de manera brusca por no haber probado alimento desde la mañana de ayer, respiro el aire fresco y aún cuando estaba tan deprimido y frustrado sonrió. Una pequeña mueca nada más— Al menos tengo dinero. —abrazo de manera protectora el saco de monedas, no era seguro estar en el bosque, debía salir de ahí lo más antes posible.— No puedo ir hacia donde están los reinos vecinos. —dijo de mal humor, ese era su plan, ir a alguno de los reinos de los amigos de su padre, pedirles asilo por un año y después volver a casa como si nada hubiese pasado. Pero papá tenía otros planes para el.
Detuvo sus pasos mirando hacia el frente— De algo debe servirme haber leído todos los libros de la biblioteca real. —amarro el saco de monedas a su cintura junto con su cantimplora, se colocó mejor la capa y tapó su rostro, estiró su cuerpo un poco.— Hacia el norte no. —apunto donde el estaba parado, el camino que llevaba a los reinos, despues apunto:— Hacia el sur tampoco. —no era buena idea ir a donde estaba el mar, ahí solo habían bárbaros  y piratas.— El este mucho menos. —de ahí venía, y por último resignado apunto:— Entonces será al oeste. —señalo, hacia su costado donde no había nada más que árboles y más árboles, ni siquiera había un camino precisó, pero de algo estaba seguro gracias a su avanzada lectura de años, según los libros de geografía y los rumores de la gente, esa zona era:— Pobre. —incluso decirlo le causo escalofríos, seguía preguntadose, ¿Por qué su padre lo mandaría a esos lugares?.

No tenía otra opción, si iba hacia el norte moriría a mano de aquellos desconocidos, si iba al sur solo encontraría el mar y problemas, si iba al este su propio pueblo lo echaría y nada más le quedó el oeste.— Tu puedes, JiMin. —gruño un poco al sentir como su lobo se burló de él.— Animal estúpido. —con eso dicho, emprendió su viaje al oeste de su reino, no sabía que le deparaba el destino.

No sabía absolutamente nada de lo que le deparaba, pero una pequeña parte de él estaba ansioso de saberlo.

[•••]

—¿A dónde le has mandado?. —pregunto furiosa la mujer entrando sin permiso al salón, su corte real intento detenerla sin lograrlo. Los presentes en la mesa permanecieron en silenció— ¡Te estoy hablando Heechul!. —grito la reina.

El esposo, el rey alfa Park Heechul gruño mordaz provocando que todos bajarán la mirada en sumisión— Basta SooRen, no tienes ningún derecho de entrar así a una reunión importante con mi concejo.

—¡Basta tu! —ataco la mujer de cabellos largos y castaños, su corte real intento calmarla pero ella estaba furiosa y por nada callaria— ¡¿A dónde has mandado a JiMin?! —el rey se levanto bruscamente de su asiento, azotó con brusquedad el marco de la mesa, sus ojos brillaban del rojo intenso dando a entender que su lobo estaba molesto.

Salgan, ya. —ordeno con su voz de mando. Su ceño estaba fruncido y sus colmillos se dejaban ver.
Todos en el salón corrieron a la salida, nadie quería estar ahí presente en una discusión entre los reyes.— No olvides cual es tu lugar, esposa mía. —hablo imponente el hombre. La mujer dio un paso atrás sin apartarle la mirada retadora, ella gruño también, pero más bajo.

—¿Dime a dónde lo has mandado? —exigio saber— Los guardias de la frontera no le vieron salir por la entrada principal de nuestro reino, nadie lo vio.

—¿A caso me creías tan tonto como para dejarlo ir por ahí? —rió amargamente ante el silencio de la mujer—, eres muy ingenua si creías eso.

Prueba De Fuego. © |JimSu|Where stories live. Discover now