Star Sky

Capítulo 9

Era confuso, podría jurar que solo fueron segundos, quizás minutos, máximo, sería ilógico que fuese a algo más.

Aunque lo ilógico era lo que le ocurría en ese momento.

-¡Maldita sea! ¡escúchame cuando te hablo! ¡RESPIRA! ¡respira, animal! ¡venga, inhala, exhala! -la mujer rara que lo había arrastrado al agua trataba de hacerlo respirar, tras un par de bofetadas se dio cuenta que no se estaba ahogando, más bien, estaba debajo de algo que sólo parecía agua- Ay, por poco me matas del susto, quedando como tonto allí arriba, ¿es que eres suicida o qué? -tenía una forma rara de hablar pero podía entender cada una de sus palabras más no definiciones de algunas que no le eran conocidas- vamos, vamos, tienes que irte de aquí -dicho y hecho, ella lo empujó sobre sus espaldas, haciendo que abriera los ojos, encontrándose con la figura de su hermano y Aera que llevaba en sus brazos a (...).

-Debes estar tan cansado como para quedar así de dormido, querido hermano -Ardyn le tendió una mano para ayudar a levantar lo y la aceptó con gusto, su mente aun no se recomponiendo del todo de lo que había soñado, había sido algo demasiado raro.

Se hacía la idea de que Somnus estaba cansado por haber pasado tanto tiempo en la grata compañía de su amada madre, y sí, en gran parte estaba agotado por eso, pero no de la manera en la que él suponía.

-Aera se ha llevado a (...) para ue descanse, tu debes hacer lo mismo -en un gesto lleno de fraternidad revolvió los cabellos negros de su hermano menor, recibiendo una mirada molesta y luego que lo aparte amablemente con su mano

-Esta bien, hermano mayor, soy un adulto ahora, no me trates como un niño -por más que Somnus trate de relatar una figura de autoridad en los últimos años, la verdad es que, no puede evitarse.

Para un hermano mayor, su hermano menor siempre va a ser un niño ante sus ojos.

Y eso solo haría que la herida final fuese más grande, más ardiente, más sofocante y dolorosa.

No se pueden imaginar el futuro que les acarrean sus deidades, mucho menos tienen idea de que la marca en el cuello de la niña va a mostrarse cual cicatriz por quemadura en cualquier momento, por ahora están gratamente felices por lo que tienen.

Al día siguiente, mientras Somnus entrena su habilidad y rapidez para invocar las armas sagradas, (...) se mantiene mirándolo como siempre, con la capucha negra sobre su cabeza y escindida tras los estantes de escudos, no queriendo perder detalle de lo increíble que le resultaba ver como de la nada aquellos cristales aparecían y se formaban en las espadas que Azul usaba para seguir produciendo otras.

En más de una ocasión trató de tocarlas mientras él se las tendía a la mano al ver su mirada maravillada ante su uso de la magia, pero cada vez que pasaba, estas desaparecían en su cuerpo al mínimo toque.

-No puede ser de otra manera -le escuchó decir sin entenderle una palabra, pero suponía que trataba de confortarla ya que la acercaba a él y le acariciaba la cabeza, siendo natural la respuesta que le daba al abrazarlo por la cintura

Era muy amable con ella.

Por otra parte, (...) no siempre podía estar tranquila cuando iba a ver a Somnus, la mayor razón se debía a las miradas de los otros presentes, en ocasiones ni siquiera se daba cuenta, en otras, mucho más por los susurros incomprensibles, podía notar cierto rechazo.

Pero en cuanto Somnus se le aparecía y la hacía abrazarlo no podría importarle menos.

En ese abrazo, a pesar de estar rodeados de otras personas, Somnus se sintió de nuevo en esa sensación de agua, vio de nuevo a la extraña mujer pero fue una primera vez, literalmente, porque todo recuerdo de haberla visto se borraría de su mente en cuanto volviera a la realidad, al igual que ella, completamente ignorante de su verdadera esencia atrapada dentro de sí misma, para recordar únicamente cuando se reencontrasen en ese lugar tan extraño, casi debajo de esas olas calmas y una luz abrasadora.

Solo en el futuro, ese par se daría cuenta que se amaron mucho antes de lo que ellos creían.