E S T R E L L A S 2

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lyorange

Algunas veces miro las estrellas y busco las palabras.

Se me encoge el pecho del enojo y los ojos se me llenan de lágrimas, porque cuando se trata de vos no hallo término en el diccionario español que plasme lo que siento a la perfección.

A veces miro las estrellas y busco las respuestas.

Me pregunto, también.

¿Qué es lo que cambia cuando estás en mi cabeza? ¿Por qué de pronto todas las palabras que creo conocer, se vuelven confusas y borrosas y nada se ve como algo que merezcas recibir?

A veces miro las estrellas y te busco.

Están ahí, a millones de kilómetros de donde las veo; una ínfima lucecita que a veces titila en el cielo, que da la sensación de ser tan minúscula que las puedo tapar con los dedos.

Están ahí, engañándome con ese poco espacio que parecen tomar en la oscuridad de la noche; haciéndome pensar por un instante que todo lo que son es una pequeña luz con poca importancia.

Y entonces, conozco.

Aprendo.

Me doy cuenta de que esa lucecita chiquita que yo veo todos los días, es en realidad un cuerpo luminoso que se mantiene a sí misma gracias a su propia gravedad; que tiene un núcleo poderoso en su interior que se encarga de traspasar sus propias paredes hasta irradiar luz hacia el espacio, y que, incluso cuando ese poder comienza a agotarse, continúa habiendo una mezcla de partículas en ella que la hacen seguir brillando.

Están ahí, lejos, como vos estás, y también engañando, como vos haces.

Engañandome con pretender que todo sobre vos es poco importante, que no tiene sentido hablar hasta de lo más tonto que hiciste durante tu día. Engañándome como si yo no fuera lo suficientemente inteligente como para haber conocido, aprendido, a reconocer esas partes de vos que queres tener guardadas.

Entonces, a veces, miro las estrellas y te encuentro.

Te encuentro.

Porque sos justo como una estrella, una que se cree mínima debido al mundo que la rodea con su oscuridad, una estrella que necesita que algunas veces le recuerden que ella misma crea su propio brillo, con tal intensidad que es capaz de traspasar hasta las paredes más duras y que es capaz, sin intentarlo siquiera, de hacer que esa luz viaje los kilómetros que la separan de mis ojos para que, incluso a pesar de ellos, pueda verla.

Porque la veo.

Porque no importa cuántas veces vengas a mí diciendo que todo va mal y que no encontras sentido a tener un poquito de esperanza, seguís produciendo cierto brillo que, te juro, no se apaga.

Sé que sigue estando ahí, aunque tambalee y se pierda un poco en la oscuridad. Está, y no hay forma de que ese brillo se apague.

Esto no es uno de esos textos largos que te gustan, ni tampoco uno de los tantos intentos fallidos del mismo; esto es un hecho.

Veo las estrellas.

Y te veo.


so many things | brenda's textsWhere stories live. Discover now