Capitulo 8: Verdades a medias

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El suelo es resquebrajado, el viento se vuelve incesante como un huracán, los objetos de la tienda vuelan mientras las personas "congeladas" yacen en su lugar sin percatarse de lo que ocurre fuera del mundo "lineal"

La fornida criatura de piel grisácea intenta detener el fluido de energía pero es muy tarde. El suelo de azulejo se ha abierto lo suficiente como para dejar pasar todo un rascacielos y aun así hacerlo perderse en las profundidades de aquel hueco.
-¡Maldita, no sabes lo que has desatado en esta tierra!
Adalid se sujeta de lo que queda de una puerta de uno de los refrigeradores del departamento de "Congelados" mientras que Arurak se aferra al suelo con una guadaña de energía purpura que ella misma ha creado.

De aquel enorme agujero se alza una gran columna de luz blanquecina que atraviesa el techo del local. La energía es tan pura que saca a los humanos "congelados" de su inmovilidad provocando que haya pánico en toda la tienda -o al menos en lo que queda de ella- Algunos de los compradores piensan que es el fin del mundo, otros creen que es un arma -lo cual no está muy lejos de la realidad-
Las dos guerreras no saben qué hacer ante tal índice de pánico y destrucción; los cristales de los refrigerados -o los escasos refrigeradores- así como las ventanas y toda la cristalería del lugar explotaron creando una lluvia brillantemente peligrosa para los asustados compradores que se cubrían la cabeza con las manos y la cara con sus brazos para no resultar muy heridos.
Silencio.
-¿Qué demonios esta...?
La tierra comienza a temblar nuevamente y de aquel hueco de apariencia infinita se pueden escuchar gruñidos de bestias salvajes que parecen acercarse más a la superficie conforme el temblor se hace sonoramente más fuerte y firme.
Los compradores -o al menos la mayoría- estaban atentos al temblor y a aquellos gruñidos se dejan guiar por sus instintos animales de ocultarse de los posibles depredadores mientras otros buscaban la salida más cercana y alejarse lo más lejos posible de aquel lugar.
Los gruñidos y temblores se hacen más fuertes. Cada vez más fuertes.
Otra vez hay silencio.
La columna de luz volvió a aparecer en aquel agujero pero esta vez no era un tono blanquecino el que deslumbraba sino negro y morado.
-¡¿Pero qué demonios?¡
La tierra se sacudió y la onda expansiva de aquella energía hizo volar a muchos de los compradores e incluso Adalid y Arurak salieron disparadas hacia los pocos restos que quedaban en aquel lado de la tienda.
Aturdida Arurak se levanto aturdida y se acerco hasta su compañera que yacía con la frente sangrante al igual que sus oídos por la onda expansiva.
-¡Hey! ¡Reacciona!-gritaba Arurak mientras ayudaba a la chica a levantarse de entre los escombros- tenemos que poner a estas personas a salvo!
Confundida con el zumbido de la explosión y la voz de su amiga, Adalid se puso de pie con el cuerpo tembloroso intentando invocar su energía pero no lo consiguió. El silencio volvió a hacerse presente pero la columna de energía infame seguía ahí.
De pronto unos ojos amarillo sucio con pupila reptil se hacen presentes entre las ondas de energía mirando fijamente a Adalid.
-Tú eres aquella que vio mi encierro- dice una reverberante voz proveniente de aquella columna de energía- Tú tienes algo que me pertenece-reclama enfurecida la voz a la criatura de piel grisácea.
Aterrado por la mirada demoníaca, el sujeto tembló en terror y sin musitar palabra mientras su labio inferior temblaba y el sudor frió recorría parte de nuca y frente.
Antes de que alguno de los presentes pueda articular palabra o acto alguno. Aquellos ojos reptiles se desvanecieron por un segundo, dando paso a una nueva y brusca sacudida del piso.
Los pocos humanos que no habían logrado escapar de la ira del temblor se vieron envueltos en aquella columna de energía negra y morada provocando que los gritos de terror de aquellos seres se vieran tragados por la mera nada.
Silencio. De pronto la luz se desvaneció y todo lo que quedo en el suelo además de los escombros- fueron cristales con diferentes recortes finos -desde hexagonales hasta rectangulares-donde yacían los rostros aterrorizados de los compradores testigos de aquel evento.
Silencio
Los cristales comenzaron a levitar a medio metro del suelo -cuando mucho-, los ojos reptiles aparecieron de nuevo en aquella columna de luz de pronto se escapo un gran rugido
Los cristales de la tienda levitaron y de forma agresiva se lanzaron en dirección a la columna de luz. 

Recuerdos de las Sombras Tomo 1: Secretos en la penumbraWhere stories live. Discover now