1. ¡¿Qué quien le dio un qué a Annie?!

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Fue hasta la cocina y comenzó a preparar unas galletas. La verdad era que ella tenía un enorme antojo de galletas, y como no requerían demasiado esfuerzo y estaba aburrida, era una buena manera de matar el tiempo y convencer a los demonios de limpiar el enorme desorden.

Esta vez no colocó música, por si algún ruido extraño la alertaba, o escuchaba tal vez alguna aparición. Sí, tal vez estaba siendo algo paranoica.

No le tomó más de media hora en preparar la masa y colocar las galletas en el horno. Buscó el temporizador que su madre había comprado, y lo colocó en 25 minutos. Se dedicó a lavar todo lo que había usado, mientras una canción cualquiera resonaba en su cabeza.

Estaba secándose las manos con una toalla, cuando el timbre la hizo sobresaltarse.

-¡Yo voy! -el grito de Alex la alertó.

-¡Alex, iré yo! -exclamó sacando su varita. Su hermano se quedó a medio camino de la puerta con un puchero- Alex, ven.

El niño caminó hasta Annie y ella se agachó a su altura.

-¿Recuerdas lo que te conté sobre los magos malos? -preguntó en voz baja, viendo de reojo a los otros niños. Alex sabía que Annie tenía magia, pues le habían explicado a dónde iba su hermana tanto tiempo. El niño se emocionó y hasta ahora, ha guardado muy bien el secreto, por lo que Annie le contó una muy modificada historia de lo que pasaba, para en caso de alguna emergencia, él supiera qué hacer. Además, Annie presentía que Alex también tenía magia. El niño asintió observando a su hermana- tenemos que tener cuidado con ellos, ¿si? Por eso iré yo a abrir la puerta, por si es un mago malo. Ya sabes dónde esconderte en caso de que lo sean ¿si?

-En tu armario, en una pequeña puerta -susurró Alex. Annie asintió. El timbre volvió a escucharse.

-Si digo la palabra clave, quiero que Dylan, Cristian y tú vayan a ese lugar, ¿de acuerdo?

-¿Y tú? -preguntó, pues Alex era muy inteligente para su edad.

-Estaré bien, ¿si? Lo prometo. Ahora ve a la sala, permamezcan alejados.

Alex asintió y corrió hasta sus amigos susurrándoles algo.

Annie inspiró hondo levantándose, sujetando con fuerza su varita, manteniéndola frente a ella. Contó hasta tres y abrió la puerta.

-¡Calma! ¡Somos nosotros!

-Pruébenlo. -dijo Annie sin dejar de apuntar a las personas frente a ella.

-Soy Theodore Nott, Slytherin. Soy novio de Hermione Granger desde cuarto año, miembro del Ejército de Dumbledore.

-Blaise Zabini, Slytherin. Nos conocimos en el tren en segundo curso. Miembro del ejército de Dumbledore.

Annie bajó la varita y observó cómo tenían baúles y algunas maletas consigo, preocupándola.

-¿Que pasó?

-Te contaremos adentro.

Annie se hizo a un lado mientras los slytherin entraban como podían con las maletas y el baúl.

-¿Annie? -la voz de Alex se escuchó de fondo.

-¡Todo está bien!

La castaña dio un último vistazo y cerró la puerta.

-¿Qué es lo que pasó? -preguntó Annie mientras los abrazaba. Theo y Blaise compartieron una mirada.

-Es una larga historia.

-Tengo tiempo -dijo Annie.- Dejen sus cosas ahí, vayamos a la cocina.

Annie los guió por la casa, y los chicos se quedaban mirando todo a su alrededor, pues era muy diferente a lo que estaban acostumbrados y la tecnología muggle les causaba curiosidad.

Annie y el Misterio del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora