Aún así no dejaba de ser una escoria.

Inyecciones, drogas extrañas, el olor de tranquilizantes, todo eso el podía ver ahora.

Ya no un par de praderas libres, ya no un atardecer con una característica antena.

Blanco pulcro, irónico que ese color al final es el del mal.

Pero todo cambio a un rojo fuego, ahora todo de un rojo ardiente.

El y un grupo de personas quemando aún más ese infierno. ¡No!... Solo eran unos peones más para el.

Si sobreviven que bien por ellos, mientras lo hacercaran más a su Emma estaba todo bien, solo que no estorben y el seria el mejor jefe y amigo que el pudiera ser.

Pero el escenario cambia rápidamente.

Ahora no era un rojo fuego.

Era un rojo sangre.

Sangre de los demonios que desde un principio merecían no vivir, sus ojos, cráneos, partes de cuerpos, carne masacrado tirada por los confines de granjas en donde se encontraban esos demonios. 

Tan hermoso.

Tan glorioso.

Tan, tan... Satisfactorio.

Pero ellos no eran Emma, Emma es aún mejor que esos cuerpos sin vida, más hermosa que el caos que el genera, más satisfactoria que la sangre que fluye con gracia, dándole ríos de sangre impura.

Le da asco verlo, pero eso lo hace más divertido.

¿Como se sentirán esos demonios al ver que un niño de trece años los derrotó?

Como quisiera verlos otra vez gritando por sus vidas suplicando que los dejarán en paz, como sus cuerpos caían y se producia ese sonido, ese choque de un cuerpo vacío, sin vida callendo al suelo.

Había sangre de esos pobres niños ganado, que desde su nacimiento jamás iban a poder tener una vida normal.

Estaban muertos desde que nacieron.

No se podía imaginar a su preciada Emma en esos estados ¿Ella estaría bien sin el a su lado?

Pronto estaremos juntos Emma

Bella tan bella.

Como una diosa ¡Una divinidad!.

En eso se convirtió su Emma.

Un poco más alta, con un cuerpo más desarrollado que a sus once años, con ese mismo naranja que pintaba su cabello y esos ojos tan grandes y verdes que tanto amaba.

Ahí estaba ella llorando por el. Por que estaba vivo.

Tranquila cariño no llores, por que amare más verte llorando que verte sonriendo

El era un Dios.

Eso decían todos esos niños a los que salvó.

Si pero ella no lo creía.

"No tienes que convertirte en un Dios Norman".

Eso es lo que le dijo su amada Emma.

Pero el podía ser un Dios o el mismísimo diablo si eso significaría salvarla.

¡Ódiame! ¡Amame!.

Haz lo que quieras solo mantente con vida para poder verte hasta mi último aliento.

Por que si.

Aunque el no lo quisiera ya estaba muerto.

El precio del poder sobrevivir esos años para poder verla de nuevo era su vida.

Paper HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora