XC: Tú... no deberías estar aquí, has roto una regla... los padres pueden enojarse y... castigarte o mejor dicho, castigarnos... je... además perdimos dos almas, esto es un problema -mencionó tratando de no ahuyentarlo, su voz era grave, pero suave y amable, tampoco quería incomodarlo, no sabía ni cómo reaccionar.

GY: Yo... lo lamento, acabo de romper la regla, pero si no menciono nada, puedo hacer menor el castigo, solo pido a cambio, verte una vez más... si me lo permites. -Le respondió jugando con sus manos. El libertas suspiró y asintió.-

XC: Lo haré, pero nadie debe saberlo, será nuestro secreto, y por cierto mi nombre es XiChen. -Finalizó con una agradable sonrisa.-

El caritatem estuvo alegre por un largo rato, todo el camino hacia el edén, donde los grandes al ver sus manos vacías se enojaron, era un alma nueva y pura, y este lo había perdido sin más, le prohibieron salir y debía ponerse a entrenar sus habilidades, pues este había mentido sobre lo que pasó.

Había pasado un largo rato desde que se habían visto, por lo que su castigo al ser retirado fue fuera del edén, diariamente le rezaba a las estrellas por que este llegara a verle. Y aunque tardó bastante tiempo, finalmente su anhelado llegó, con una suave sonrisa se le presentó, GuangYao soltó un suave suspiro e hizo una reverencia.

Su conversación fue tonta, preguntas sobre sus trabajos, risas y admiraciones. Esta escena se repetía casi diariamente, poco a poco ambos iban descubriendo más y más cosas de ambas, hasta que desarrollaron sentimientos mortales, algo que, según todos, no debía existir entre ellos.

No sabían el cómo decírselo, era difícil amar y tener la incertidumbre de si esta persona correspondía. Esa noche cuando se encontraron GuangYao se notaba inquieto, no le miraba, ni hablaba, llegó un punto donde a XiChen esto le preocupó, llevó su mano al mentón de su contrario y le hizo alzar la vista. El rostro de GuangYao estaba rojizo y casi inmediatamente quitó el rostro.

XC: ¿ha pasado algo? -cuestionó. Un pesado suspiro pudo notarse de GuangYao.-

GY: Yo... no sé cómo decirte esto, no somos mortales, pero me siento extraño a tu lado, no es malo, pero me hace querer tenerte, estoy siendo egoísta al desearte para mi solo, pido perdón.

La expresión de XiChen parecía igual, sonrió unos segundos y llevó su mano a tocar la cabeza de este.

XC: se le llama "amar" y no eres el único, no solo te amo a ti, también amo tu trabajo... dar vida y purificarla... es algo hermoso, pero quiero encerrarte y que nadie te vea, ser solo yo el que pueda presenciar tu existencia eterna.

GuangYao le miró nuevamente, era correspondido en algo que no entendía, se sintió aliviado. Un sonido extraño se escuchó cerca, ambos miraron en aquella dirección notando que era uno de los que le servía al líder de los Caritatem. GuangYao corrió tras él e intentando detenerlo le sostuvo mal eliminando su esencia. Miró a XiChen y juntando sus manos produjo un destello que pronto pasó a ser una piedra hermosa, caminó hasta este y se la entregó, sin decir nada más se retiró.

Al llegar varios le esperaban, se habían enterado de todo y claramente le iban a castigar. Fue condenado al encierro por la eternidad o hasta que se esencia desapareciera. Cosa que XiChen no se enteró.

La piedra que llevaba la terminó de completar con una capa de oro plateado brillante para que próximamente esta pudiera cargarse. Diariamente iba a esperar por el joven caritatem hasta que sintió su esencia estaba terminando. Una joven hada al verle en sus últimos momentos le reveló la verdad. El caritatem ya había muerto, se acabó a él mismo hace cientos de años.

Finalmente, el libertas murió, el hada había nacido del amor de ellos dos hace cientos de años, solo con el propósito de darles una bendición, esta tomó el objeto que ambos habían formado y los separó, eran dos partes que se complementaban. Los hizo caer en la tierra dándole la capacidad de reencarnar hasta que pudieran estar juntos.

Fictober XiYaoWhere stories live. Discover now