Parte única.

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Era medianoche en el antiguo Japón feudal, donde las chicas se casaban jóvenes y las viejas tradiciones (como el ejercer de Geisha), prevalecían; y en medio de ese oscuro cielo estrellado, se encontraba una pequeña casa escondida entre los árboles.

Justamente, un adulto joven se encontraba regresando a casa. Cansado, con algunas heridas, pero victorioso. Pues la sonrisa que portaba nadie podría quitársela.

O eso creyó él.

Entrando lo más sigiloso posible a su morada, y con movimientos ágiles, abrió la puerta, cerrando detrás suyo. Siempre atento ante las vibraciones que había a su alrededor; más, sin embargo, nada lo preparó para lo que pasaría.

- Hashibira Inosuke. – ante la sola mención de su nombre, y, sobre todo, por quien lo pronunciaba con evidente molestia, le hizo detenerse en seco.

Mierda, estaba jodido.

Aoi estaba ahí sentada, de brazos cruzados y con su ceño fruncido, además de su evidente cara de molestia. Inosuke se volteó lentamente, mirando a la pelinegra, que, aunque no la pudiese ver del todo, por las vibraciones que producía, sabía de antemano que estaba molesta.

Muy molesta.

Aoi se levantó con cierta dificultad debido a su embarazo, aunque eso no fue impedimento para poder llegar hasta su marido, mirándolo con sus orbes zafiro, furibunda. Inosuke no sabía que hacer o qué ocurriría en esos momentos.

Esa mujer era un tanto impredecible.

- ¿Otra vez fuiste a matar demonios a pesar de que te dije estrictamente que no fueras? ¡Otra vez estás herido, Inosuke, por Buda!

- ¡Gonpanchirou y el dormilón me necesitaban! ¡Sabes que no podía dejarlos por su cuenta! ¡Soy su jefe, enana!

Sí, el vínculo entre esos tres sólo se hacía más fuerte cada día. Además, eran sus amigos, aunque no le gustaba decirlo tan a menudo ni en voz alta.

- ¡Lo sé, pero...! – su voz flaqueó, debido al nudo en su garganta y el picor de las lágrimas en sus ojos. Hashibira se sintió fatal al sentirla triste, además de que las hormonas que provocaba el embarazo, no era de mucha ayuda que digamos. – Pero...

- No las voy a dejar. – la cortó Inosuke, con la seriedad que sólo mostraba algunas veces. Además de su sinceridad, claro está. Aoi se limpió las lágrimas con sus mangas, enterneciendo al de ojos esmeralda, quien despeinó con cariño sus cabellos. - ¿No ya te lo había prometido ya antes?

Se rió un momento, pues sí, recordaba perfectamente eso. El cómo mientras ella hacía los quehaceres en la casa Kochou, como tender las sábanas, él vino de repente a proponerle matrimonio, a su manera, muy claro está.

Pero al final terminó aceptando. Pues sí, ella amaba a ese idiota, el cual tenía por esposo.

Pero eso estaba bien.

Una pequeña sonrisa se asomó por sus labios, al mismo tiempo que apoyaba su frente.

- Sólo procura llegar sano y salvo a casa, con nosotras, ¿Sí?

Inosuke sonrió, seguro de sí mismo.

- Lo iba a hacer de todas formas, enana.

Y eso era todo lo que necesitaba escuchar.

-Traumada Taisho

Son mi OTP, y los amo mucho... Pues tengo muchas imágenes de estos dos :y

Me disculpo por los fueras de personaje, apenas acabo de leer hasta el 101 del manga :'v

A casa  [Inosuke/Aoi]Where stories live. Discover now