Capítulo XXIII: Eterno

863 62 5
                                    

Sentía sus manos encadenadas a algo y abría los ojos perezosamente, comezó a indagar donde se encontraba, pero no podía ver más allá, el resto de la habitación estaba en completa oscuridad. Por alguna razón no le daba miedo ese escenario, solo curiosidad.

–Hola, ¿alguien allí? –pudo apreciar a Rogers saliendo de esa oscuridad con una mirada fría y sin vida. –¿Cap? ¿Me desatas?

–¿Por qué debería? –sintió como su espalda se enderezaba al escuchar la ronca voz del alfa.

–¿Cómo que por qué? ¿Tú lo hiciste? –cuestionó tratando de mantener una voz firme mientras se revolcaba en el lugar. –No, es imposible que hayas sido tú.

–¿Y que si fui yo? –al sentir el frio tacto del alfa se asustó, sentía como de a poco iba subiéndose encima de él hasta llegar a la altura de sus ojos.

–Vamos, Cap. Deja de bromear y desátame. –su habla se escuchó temblorosa, pero eso no lo detuvo para seguir hablando. –¿Enserio creas que lo haces enserio? No eres capaz de matar a una mosca, ni siquiera te gusta decir malas palabras...

–Ese es el problema Stark, tu no me conoces. –vio como los colmillos del alfa se alargaban dispuestos a perforar su piel, solo se dedicó a apretar fuertemente los ojos y esperar el pinchazo.

La acción nunca llego, es más, se despertó por el sonido de un fuerte llanto y aún sonámbulo fue en dirección de eso. Cuando cargo al niño en brazos se obligó a despertar y darse cuenta que todo fue un sueño.

–Maldición. –murmuro cargando a sus dos criaturas, cuando vio en el calendario holográfico que le indicaba una cosa, su celo empezaba hoy. -¡Oh! Genial, otro celo que se atrasa, buenos renacuajos, ya les toco visita al tío Loki.

En menos de una hora ya se escuchaban risas infantiles y la risa de un hombre adulto estallando.

–Así que... El capitán ¿secuestrándote? –se burló de mala manera y comenzó a pegar carcajadas, tan finas como solo Loki podía hacerlas.

–Ja, si muy gracioso. –reviró los ojos ante la acción del otro omega.

–Ya no te enojes ¿No será que lo soñaste así todo prepotente por qué tu celo se acerca? –miró con obviedad al Stark, era natural que los omegas tengan sueños húmedos por esos días.

–No, nunca antes había soñado eso, y fue absolutamente escalofriante. –al recordar las últimas semanas con Steve lo hacían sentir lo peor, su insomnio había aumentado de manera brusca y estaba comenzando con un ánimo irritable.

–Pero en el fondo ¿Te gustó? –alzo la ceja para ver al mortal y al ver como se hundía en el mueble quiso burlarse.

–No lo sé, maldita sea. –insultó al ver como el pelinegro se burlaba. –Olvídalo cuernitos, no ayudas, cuida a mis hijos con tu vida, gracias, bye. –trataba de sacar al otro, sabía que era el único que le podía hacer dudar de todo.

–Se consiente Stark. –gritó antes de desaparecer por el portal con toda la horda de niños.

Las horas desde que sus criaturas se fueron se sintieron eternas, Tony paso totalmente solo. Peter estaba en la universidad, y los demás en misiones, incluido su alfa. Trató de distraerse haciendo mejoras para los trajes, pero sentía una amarga sensación.

Se sintió más tranquilo cuando su alfa cruzó el umbral de la puerta, Steve había estado únicamente entrenando a los nuevos reclutas, junto con Natasha, pero no podía evitar inconsciente gruñir cuando el olor de alguna omega se quedaba impregnado en el uniforme.

Como todos los días desde esa charla, el alfa saludaba y lo ignoraba en lo que restaba de los días, las únicas veces que habitaban juntos era cuando el alfa se ponía a jugar con los niños y el solo los quedaba mirando con ternura.

El límite de una persona (Stony)Where stories live. Discover now