𝙂𝙧𝙖𝙛𝙛𝙞𝙩𝙞 𝘾.𝙍.𝙊

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Narra Sol:

Llegué a la casa de Valen, el cual luego de sus palabras y sin explicarme nada cortó asi que caminé hasta su casa.

toqué varias veces la puerta hasta que al fin me abrió y se acercó a abrazarme.

- Sol no puedo más. - su voz estaba quebrada y lloraba. - Me siento muy solo.

- Valen. - agarré su cara viendo sus ojos azules que contrastados con el rojo eran mas intensos. - Vamos, merecemos una charla.

agarré su mano entrando a la casa y nos sentamos en el sillón mientras yo lo abrazaba.

- No puedo con todo. - sollozo. - Siento que no hay nadie que lo entienda mas que vos.

- ¿Pero que pasó?.

- Le detectaron cáncer a mamá. - lloró y se aferró mas a mi, mientras que la noticia llegó como un balde de agua fria.

sabía cuanto significaba la mamá de Valen y cuantas habían pasado juntos.

- Mi amor. - dejé mi cara en su cabeza mientras el seguía llorando y yo acariciaba su espalda.

- Decime que vamos a estar bien. - lloró.

- Yo no voy a soltarte nunca rey, ¿Quien estuvo cuando yo no tenía a nadie?. - le recordé.

- No quiero que se muera. - apoyó su cabeza en mis piernas.

- A lo mejor con tratamientos lo llegan a tratar a tiempo. - acaricié su pelo y mi celular sonó pero lo apagué al segundo, era tiempo de estar con mi mejor amigo.

- No quiero pensar en nada. - escondió su cara. - Tengo un G en mi cuarto y unas pastis, ¿Le mandamos?. - me miró.

- Sabes que en estos momentos no es lo mejor.

- Mira quien lo dice. - levantó las cejas recordando mi pasado. - Vamos dale nena buena. - agarró mi mano llevándome a la pieza.

- Bueno, pero tranqui. - advertí y el asintió.

- Vos arma el porro, voy a buscar unas birras. - avisó yendo a la cocina y yo me puse a armar todo.

al terminar y estar los dos encerrados en el cuarto bajo efectos de distintas drogas me quedé mirando la pared.

- ¿Porque la vida es tan difícil?. - preguntó tomando un trago de birra.

- A la gente buena le pasan cosas malas. - suspiré.

- A vos por ejemplo, no se como aguantaste tanto. - me miró con sus ojos chinos. - Yo no podría.

- Cada uno es fuerte a su manera. - sonreí. - Vos lo sos a tu manera y admiro como sos. - agarré su mano.

- Pasamos tantas wacha. - me atrajo a el abrazándome. - ¿Te acordas cuando quebre en tu joda y te vomité la ropa?. - reimos.

- Que wacho hijo de mil. - reí recordando ese momento. - ¿Y cuando me agarró la palida con el porro?. - lo miré y sonreí viendo como reía a carcajadas.

al menos su día había mejorado.