Filomeno volteó la palma de su mano y le mostró las tres luces de color verde. Su mamá le dio un largo abrazo que él tuvo que aguantar, pero igual estuvo contento que lo hiciera.


**************𝓒𝓸𝓶𝓸 𝓵𝓸𝓼 𝓬𝓸𝓶𝓮𝓽𝓪𝓼*************


Ya todos estaban acomodados en su lugar de trabajo cuando Filomeno llegó. Sintió toda la atención en él más un par de risas de algunos. La verdad era que se veía diferente al resto, el único con dos brazos y piernas; el único con una cabeza que presentaba dos ojos, una nariz y una boca.

La profesora fue muy gentil y le mostró su lugar de trabajo que compartiría con..., ¡oh no! ¡Con un buitronio! A Filomeno se le escarapeló la piel, pero no tenía más remedio que aceptarlo.

–Buenos días a todos, mi nombre es Guce y voy a ser su principal profesora. Para conocernos mejor, les voy a pedir que digan su nombre y algo que les guste.

Los niños iniciaron a presentarse y cuando fue su turno, Filomeno sintió de nuevo que todos lo miraban, ya sea con curiosidad o burla. Justo después le tocó a su compañero:

–Mi nombre es Volru y me encantan los cometas.


**************𝓒𝓸𝓶𝓸 𝓵𝓸𝓼 𝓬𝓸𝓶𝓮𝓽𝓪𝓼*************


Llegada la hora del recreo, Filomeno trató de juntarse con algún grupo, pero ninguno le hizo mucho caso, incluso ciertos niños iniciaron a imitar su forma de caminar burlándose lo horrible que era. Al parecer, ser "especial" no necesariamente significaba algo bueno.

Notó que Volru se apartó del grupo con quien estaba y caminaba animado hacia él. ¡Oh no! Ya es más que suficiente que tenga que aguantarlo como compañero, seguro que tratará de hacerme algo horrible pensó Filomeno, y con paso apurado decidió irse al cuarto de lectura para leer sobre los cometas.

El día siguiente fue otro tanto, burlas por aquí y por allá o nadie queriendo pasar un momento de juego con él. Vulro intentó otra vez, pero Filomeno de nuevo lo evitó yendo al cuarto de lectura. Allí aprendió algo diferente acerca de los cometas, ¿que tienen tres partes: núcleo, coma y cola? ¿Que el núcleo está hecho sobretodo de hielo? ¿Que la coma es una envoltura alrededor del núcleo también de hielo y polvo? ¿O que la cola se forma al desprenderse gas y polvo del núcleo cuando se acerca a su estrella y que se ve como una lluvia de meteoritos cuando un planeta pasa cerca? ¿Que tienen dos colas y no solo una? Pues no, eso ya lo sabía hacía mucho. Lo que descubrió fue que existen cometas durmientes listos para partir a volar.


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Los días pasaron y aunque las actividades en la escuela eran interesantes y divertidas, Filomeno solo deseaba que llegara la hora de ir a casa. Estaba cansado de ser el diferente, que nadie quisiera nada con él solo para burlarse y tener que huir al cuarto de lectura. Lo peor era mentir cuando sus padres le preguntaban sobre su día en la escuela, siempre les decía que había sido bueno y que ya tenía varios amigos.

Una mañana, la profesora les anunció que el cuarto de lectura estaría cerrado por reparaciones. Filomeno se puso pálido, ¿dónde podría escapar de las miradas y risitas de los demás?

Llegado el momento del receso, fue a preguntar a su maestra si podía quedarse para terminar un trabajo. Ella le dijo que no, que el tiempo del receso no estaba hecha para trabajar, sino para divertirse en otras cosas y le indicó que debía partir.

Una vez afuera, Filomeno buscó con la mirada algún lugar donde pudiera estar solo. Descubrió un rincón cerca del área de correrías, uno que parecía bastante resguardado y donde no había nadie. Mientras se dirigía hacia allá, un rondonio le bloqueó el camino parándose frente a él.

–¿A dónde vas humanito? Seguro estarás llorando porque tu querido cuarto de lectura está cerrado.

Filomeno no respondió, en vez, dio un paso al costado para continuar, pero otro rondonio se le puso veloz delante impidiendo que avanzara.

–¿Qué te pasa? ¿Por qué no le respondes a mi amigo?

–Será que los humanos no comprenden nada, he escuchado decir que son muy tontos –añadió su compañero.

–Seguro vienen en realidad de algún cometa y por eso tienen la mente congelada. Por eso este anda interesado en cometas, ¡es porque es su hogar, ja ja ja! Y encima, más feos no podrían ser...

– Y ustedes, ¿se han mirado en el espejo?

Filomeno giró la cabeza al reconocer la voz de Volru. Los rondonios también lo notaron y decidieron dejarlo tranquilo, no hubieran querido tener problemas con ningún buitronio.

–Gracias –dijo Filomeno.

–No es nada, estos rondonios pueden ser muy antipáticos, si no fuera por mis garras y dientes, te apuesto que también estarían fastidiándome, pero no se atreven. Eso es muy gracioso porque jamás los atacaría ni nada. No muchos saben, pero nosotros tenemos algo que nos impide golpear a nadie, solo podemos hacerlo para defendernos. Pero todos cuando nos ven piensan que los vamos a hacer pedacitos y así nadie nos molesta, ¡ja ja ja!

Filomeno no podía creerlo y se puso a reír con su amigo también. Sí, su amigo. Por fin se dio cuenta, que todo ese tiempo que había pasado trabajando con Volru, habían conversado de muchas cosas y que tenían mucho en común, comenzando por los cometas. Volru había sido siempre muy amable y simpático.

De pronto recordó algo que su madre repetía y que él nunca había comprendido muy bien: "Las apariencias engañan, mira a los cometas, parecen bolas de fuego y más bien están congelados". Era muy cierto, había que conocer primero a las personas antes de decir si eran simpáticas o no, cómo se veían no significaba nada.

Filomeno acompañó a Volru a su grupo de amigos donde todos lo recibieron con entusiasmo e iniciaron a preguntarle cómo era ser humano. Sí, él era especial, era diferente, pero ser diferente no era algo malo, como los cometas, había que conocerlos para comprenderlos.

Atrapar el presente y otros relatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora