XIII

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–¿Quién ... qué eres?–, Preguntó Lena. Estaba segura que Kara no era humana. Era demasiado hermosa para ser una de las Nocnos que habitaban en cuevas y demasiado agradable para ser una Alshi demoníaca, y si fuera una cambiaformas, la mordedura de Lena la habría puesto en modo de lucha o huida, haciendo que cambiara de forma.

–Creo que no tengo que preguntarte qué eres–. Kara se frotó el cuello. Cuando bajó la mano, su piel estaba impecable; ni siquiera dos marcas de pinchazos gemelos eran visibles en su cuello. Lena la miró fijamente. ¿Esa energía extraña que la había golpeado también había impedido que sus colmillos penetraran? Kara se puso las rodillas contra el pecho como si necesitara protegerse. –Eres una Girah.

La boca de Lena se abrió. Kara había dicho Girah, no vampiro. Eso significaba ... –Tú ... ¿sabes? ¿Sobre nosotros, quiero decir?

–Sé que los Girah existen, pero no tenía idea de que eras una de ellos–. Kara tomó sus pantalones y comenzó a vestirse. –¿Por qué todo el engaño? Infiltrarse en AA, pretender ser una alcohólica, hacerte amiga ... amante conmigo ... ¿Todo eso por un poco de sangre?

–¡No!– Lena saltó y la siguió al pasillo, donde Kara tomó su suéter y se lo puso. –Por favor, Kara, no lo creas. No podía decirte la verdad, pero tampoco te mentí. Soy adicta, solo que no al alcohol. Me uní a AA porque quiero dejar de morder a los humanos por sangre.

–Entonces, ¿qué fue eso?– Kara señaló su cuello.

Las mejillas de Lena se calentaron. –No pude evitarlo. Eres demasiado deliciosa, pero nunca quise lastimarte. Realmente... realmente me preocupo por ti.

Ahora vestida pero aún descalza, Kara miró de un lado a otro entre Lena y la puerta principal y se mordió el labio. –Odio que alguien en quien confíe me mienta–, susurró.

Recordando a la ex de Kara, que la había engañado, Lena bajó la cabeza. –Lo sé. Pero tampoco fuiste exactamente honesta conmigo. Me dejaste creer que eres humana.

–Soy humana–, dijo Kara.

Lena bufó. –Eres tan humana como yo. Lo finges realmente bien, pero estas chispas de energía ... Debería haber sabido que no eran sólo la estática de un suéter. Pero cuando te mordí, sentí que me golpeó un rayo–. Ella sacudió la cabeza. –No eres humana.

–Lo soy–, repitió Kara. –Al menos lo soy ahora.

Lena frunció el ceño. –¿Que se supone que significa eso?

–Es una larga historia.

–Entonces sentémonos y hablemos. Quiero saber qué está pasando–. Lena quería tomar la mano de Kara, evitar que huyera y tirar de ella hacia el sofá, pero después de ser golpeada tan fuerte, no se atrevió.

Kara la miró con cautela. –Si prometes que ya terminaste de morder.

Lena se frotó las mejillas demasiado calientes. –No quise hacer eso. Fue instinto. Acabo de llegar tan fuerte que debo haber mordido sin querer.

Ahora era el turno de Kara de sonrojarse. –Todo bien. Hablemos–. Ella amenazó a Lena con su dedo índice. –Pero no es un asunto gracioso con esos colmillos.

Mientras Kara esperaba en la sala de estar, Lena se vistió apresuradamente y luego se unió a ella en el sofá, donde se sentaron sin tocarse. Odiaba la repentina distancia entre ellas. Aunque Kara no era quien parecía ser, todavía se sentía atraída hacia ella. –¿Entonces?

–¿Recuerdas lo que compartí con el grupo el día de tu primera reunión de AA?–, Preguntó Kara. Lena asintió con la cabeza. Recordaba cada momento con Kara en vívidos detalles. –Cuando dije que renuncié a todo por Sara, eso no fue una exageración. Renuncié a mi existencia anterior, a todas mis habilidades, y me convertí en humana, solo para poder estar con ella.

Su toque •SuperCorp• auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora