Tu novio sabía que había hecho algo mal desde el momento en el que escuchaba la puerta de su apartamento compartido cerrarse sonoramente. Ciertamente, pasaba al menos un par de veces por semana. Las primeras veces su rostro se tornaba de un rojo furioso mientras atrapaba su labio inferior entre sus dientes, pues realmente odiaba hacerte enojar y, sobre todo, no saber que debía decir al respecto. Pero ahora, después de meses viendo juntos entendía que tus días en el trabajo eran duros, y que detestabas que dejase la puerta abierta. "¿Cuántas veces tengo que decirte que las llaves sirven para algo?" preguntaste, retirándote los zapatos y soltando un suspiro de cansancio. Hoy habías pasado más de diez horas en la oficina y no lo pensaste dos veces antes de dirigirte al cuarto y tumbarte en la cama. Minutos más tarde, un peso familiar se deslizó a tu lado, paseando sus suaves manos por la curva de tu cadera.
"Hoy preparé la cena. ¿Te molestaría unirte?, te he extrañado tanto." Susurró antes de enterrar su rostro en tu cuello.
"¿Te molestaría dejarme dormir?, estoy cansada." Con un movimiento brusco, te alejaste hasta quedar en la orilla de su amplia cama, evitando sus caricias. Podías estar enfurecida, pero sabías que no podías mantenerte al margen cuando actuaba así. "Puedo hacer algo para relajarte, jagiya. Pero primero mírame."
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Min Yoongi
A pesar de su fama de imperturbable, cuando se trata de ti es capaz de cualquier cosa. Incluso de pasar horas detrás de ti, suplicando que lo perdones.
“Vamos, cariño. Sabes que no hablaba en serio." Dijo, por la décima vez en la última hora. "Tus caderas no te hacen parecer una pera, lo juro."
Podía parecer absurdo, pero comentarios simples como esos podían llegar a herir tus sentimientos. Eras consciente de que no encajabas perfectamente con los estándares de belleza coreanos, y de vez en cuando te preocupabas de que tu novio se estuviera dando cuenta de ello y arrepintiendo de estar contigo. Omitiste la opresión que sentiste en el pecho, simplemente levantándote de la mesa donde se encontraban comiendo y caminando hasta el sofá. Una vez cubierta por tu mantita, le diste play a tu drama favorito, ignorándolo por completo.
"¿Se puede saber qué demonios te sucede?" cuestionó, plantándose frente a ti, obligándote a mirarlo. "Deja de actuar como una niña y háblame, por favor." Con una fría mirada, te levantaste para enfrentarlo, ocultando por completo tus sentimientos. "Te recomiendo este drama. La chica principal encaja por completo con tu tipo." hiciste énfasis en la última frase, formando con tus manos un pequeño círculo. Antes de que pudieras alejarte siquiera un metro de él, te tomó de la muñeca evitando que te alejaras más.
