El pecador y el angel

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Después de unas semanas cuidando al extraño Anthony este parecía mejorar de forma milagrosa y esta vez Aziraphale juro que no había echo nada, todas las noches el padre leía varios sermones de la biblia sin saber que estos ayudaban a dormir al pelirrojo y en el pueblo no paraban de rumorear sobre el chaval que se hospedaba en la casa De Dios, desde que el médico habló todos advertían al padre Aziraphale que ese hombre no era de allí, que estaba poseido o que era un brujo, sus ojos, su pelo, todo lo llevaba al infierno pero Aziraphale los ignoraba diciendo que era buen chaval, que hasta tocó agua bendita sin problemas -una pequeña mentira-.

Esa noche Aziraphale fue a darle la comida al extraño como de costumbre y este lo vio moviéndose, caminando, lo solía hacer a pesar de que el médico dijo que no y aunque a Aziraphale le preocupaba que esto le empeorara, nada más lejos de la realidad esto le hacía mejorar, se había recorrido el sótano muchísimas veces y había leído todos los libros de su habitación puesto que no dormía demasiado tiempo.

-Te he dicho que guardes reposo.-el extraño lo miro y volvió a su cama.

Le dejo la bandeja en un lado de la cama y se dispuso a irse cuando el pelirrojo le tomó de la túnica.

-¿Q-Que quieres?-Anthony miro la comida y luego a Aziraphale.-¿quieres que coma contigo?

Asintió.

Y ambos comieron en silencio, bueno, Anthony estaba en silencio, Aziraphale no paraba de hablar sobre las calabazas que crecían en el jardín De la Iglesia y de que esta tarde se las enseñaría a Anthony. El padre hizo varios comentarios sobre su pelo y sus ojos, algunos eras muy graciosos, como cuando comparo sus ojos con doblones de oro y cuando miro sus rizos diciendo que parecía un ricitos de cobre, ambos rieron, Aziraphale reía de forma agradable pero sonora mientras que Anthony solo soltaba alguna risita perdida con una voz grave.

-¿Sabes? El pueblo cree que eres un poseido... o tal vez un brujo, yo sé que no, pero deberías taparte los ojos y ponerte una capa para tapar el pelo.-Aziraphale se preocupo cuando vio la reacción de Anthony, se tensó y asintió de forma leve.

-¿Te... apetece subir? Si te encuentras mejor puedes ayudarme con el jardín e iremos al pueblo a recoger unas velas nuevas con aromas.-Anthony asintio entusiasmado, tenía ganas de salir de ese sótano.

-Te traeré algo de ropa, y podremos ir.-Aziraphale salió del cuarto, no tardo nada en volver de su habitación.

El pelirrojo miro la ropa, una capa de color marrón oscuro y algo de ropa de calle, nada que le hiciera parecer un santurrón como el padre, también trajo unas "gafas" eran simplemente unos cristales translúcidos tintados de negro envueltos en un alambre para sujetarlo a la cabeza, algo rústico pero era para ocultar sus ojos, nada más.

-Bueno... p-puedes no ponerte las gafasde, eran de un amigo y supongo que podrías cubrir tus ojos para no llamar la atención.-Anthony miro la ropa y luego Aziraphale, el padre no entendía porque le miraba hasta que el rizos de cobre se empezó a quitar la camisa.

Aziraphale se sonrojó y, entendiendo la situación, se dio la vuelta. No pudo evitar mirar cuando Anthony tenía la camisa totalmente quitada, las marcas rojas de sus omoplatos no desaparecían y tampoco cambiaban de color, seguían brillando en carmesí y palpitaban de vez en cuando. Sin embargo, a pesar de su voto de castidad el padre no pudo evitar fijarse en la espalda fuerte de Anthony, no era demasiado pero lo suficiente para que le pareciera atractiva, sus omoplatos desviados, sus hombros anchos, todo esto hizo que Aziraphale se sonrojara demasiado.

Cuando Anthony se terminó de vestir miro a Aziraphale, le pillo mirándole de reojos y su única reacción fue sonreír ante la mirada del padre, no sabía porque pero ese sentimiento le gustaba, le gustaba pensar que un párroco había dejado de lado su castidad para mirar su cuerpo.

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⏰ Last updated: Jun 27, 2020 ⏰

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