Emociones

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El show, para Lucas, había sido como un viaje dentro de sí mismo - normalmente le pasaba algo así durante uno de estos shows, o cuando estaba en su cuarto escuchando intensamente la música de la Tira del Dragón y recreando escenas de sus ídolos favoritos en acción. El solo hecho de ver a los dragones cantar y bailar, divertirse, jugar el uno con el otro, y disfrutar de su expresión de talento con lo más profundo de su alma, le conmovía intensamente.

De camino a casa, Lucas apenas podía razonar de forma lógica en su cabeza. Seguía como en un viaje de alguna droga excéntrica, imaginando lo que sería ser parte de un show como el de los dragones que acababa de ver. Tal emoción le provocaba buscar una forma de expresión similar a la de aquellos dragones, y claro, como él se la pasaba imitando estos shows frente al espejo de su cuarto, se creía completamente capaz de compartir el escenario con aquellos dragones.

Llegó a su casa, emocionado, cantando la última canción del concierto, que era la que más fresca estaba en su mente - le brillaban los ojos como pocas veces en su vida. Dejó su mochila en el pasillo que seguía después de la entrada principal de su casa y siguió caminando. Su madre era escritora, y normalmente trabajaba desde un cuarto especial de su casa, dedicado a este menester. Lucas entró y su mamá, sin ningún problema de interrumpir su escritura, lo saludó con un beso en la frente, "Hola mi amor!, ¿cómo te fue en el concierto?"

"¡Increíble, mamá! ¡Me encanta, me encanta, me encanta!"

"Mamá...", dijo Lucas, intentando calmar su voz después de la agitación que le causaban tantas sensaciones en todo el cuerpo, "quisiera ser parte del La Tira del Dragón. Creo que puedo hacerlo, ya que mi primo Osvaldo conoce bien al encargado del Teatro. Sabes, ¡él a veces ha participado en algunos shows! ¡Qué increíble!, ¿no crees? Imagínate, ¡estar ahí, cantando y bailando con todos ellos!"

Lucas comenzó a bailar y cantar la última canción del concierto de nuevo, entrando en un transe que lo poseía como si se convirtiera en un tipo de extraterrestre, al conectarse con tal emoción.

"Lucas", interrumpió su madre. "¿Sabes lo que implica presentarte a cantar y bailar con ese grupo de dragones?"

Lucas dejó de bailar. "¿A qué te refieres, mamá?"

"Si, los niños como tú que quieren entrar a un show como el de esos dragones deben... deben convertirse en dragones"

"¿Qué qué?," dijo Lucas, casi tragándose su propia lengua.

"Si, primero se necesita un contacto con el Teatro, debes pasar por un proceso de selección y, si pasas las pruebas, entonces eres enviado a un laboratorio. En este laboratorio, un grupo de transformadores de almas se encargan de inyectarte un líquido para que, poco a poco, tus genes y células se vayan transformando en células de dragón."

"El proceso es lo de menos," continuó la madre. "Lo que sería inaceptable es que te convirtieras en un dragón. Yo no te traje a este mundo para que nos cambies por un grupo de dragones, y desperdicies tu vida de raza superior, para bajar tu nivel genético y por lo tanto el de toda nuestra familia. Además, sería muy difícil explicar esto a todos nuestros amigos, quienes no están muy familiarizados con este proceso, mientras que sí que saben lo que son los dragones y lo que somos los seres humanos. Tú no eres un dragón, Lucas."

No había muchas palabras que venían a la mente de Lucas. Para este momento, su energía había disminuido significativamente y estaba cabizbajo. Era como un shock para su organismo, este cambio energético, pero Lucas no entendía bien de niveles energéticos ni de su propio ser, solo sabía que su madre era sabia y que lo que dijera debía ser lo mejor para él.

Un poco confundido, entró a su cuarto y se acostó en su cama - sabía que nunca haría su sueño realidad.

Los Dragones de LucasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora