Two

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(...)

El reloj marcó las 12:00 A.M, una perdición para cenicienta pero una fortuna para dos jovenes, quienes se habían encontrado nuevamente ese día. Ambos sonrieron, y se saludaron alegres. Quizás se sorprendieron, yq que la gente que se conocía en boliches solía verse una vez en la vida, o pocas ocasiones, ya que nadie puede generar lazos lo suficientemente fuertes para organizar una juntada para hablar en tan solo una noche.
O eso creían.
Pensaban que no se verían nunca más, algo pasajero, como cualquier otra cosa. Pero al parecer no fue así.

—¡Perú!—Le llamó entusiasta el argentino, bastante contento de que estuviera ahi.—¿Como te va hoy, Linda?

—¡Arge!—Ignoró su apodo, y simplemente sonrió.—Estoy bien, como siempre. ¿Y tu?

—Bien, por supuesto.—Miró al joven de pies a cabeza y sonrió al notar su atuendo no tan diferente al de ayer, de hecho, era casi el mismo. Un poncho suave color marron con detalles en el, un gorro con los mismos y pequeños detalles y claro, sus prendas inferiores que resaltaban de lo oscuras que eran en.un outfit tan tierno y claro como el que usaba.

—¿T-tengo algo?—Preguntó Perú al notar la mirada del celestino, quien tampoco estaba mal para los ojos del peruano. Llevaba una camiseta negra debajo de una chaqueta adidas color amarillo, y tambien pantalones oscuros y zapatillas que iban a la perfección con su campera, ya que eran del mismo color.

—No, bueno, solo me gusta mucho como te vistes.—Hizo una pequeña pausa.—Yo siempre te digo que eres linda, y la verdad no miento.~

Perú se sonrojó y solo atinó a sonreir apenado. Argentina le devolvió la sonrisa gustoso de hacer sonrojar al menor, y lo llevó hacia la barra. Un lugar mas tranquilo de lo que parece.
El de celeste pidió tranquilamente una cerveza, y el peruano preguntó si había agua.
Llegó el amable barman con sus pedidos y los entregó. El argentino miró curioso al de ojos marrones, y simplemente inició un tema de conversación aleatorio.

—Oye, Perú.—Llamó la atención del otro.— He oido que tu gastronomía es muy buena, ¿sabes? Algun día quiero probar ceviche.—Ese pequeño comentario generó una radiante sonrisa en el peruano, ya que siempre que podía presumía su genial gastronomía.

—¡Oh, claro que si, causa!—respondió algo alto, y al instante se rió nervioso, al ver como los ojitos del argentino brillaban ante la ternura.

—Sonaste muy tierna.—Rió y sin darse cuenta le bajó el animo a Perú. Al notar un cambio en su expresión se animó a tomar su mentón y acercar sus rostros un poco, ya que no tenía otra intención.—¿Que sucede?

—N-no es nada, solo que...—Perú trató de decirle, pero al no poder simplemente inventó una excusa por su cambio de humor.—Tu belleza cambia mi actitud por c-completo.—Y ese fue el extraño y primer piropo que le tiró al del sol, y este soltó una risita y besó su frente apretando sus mejillas. Nuevamente, se apartó y siguió bebiendo su cerveza dejando a un peruano algo sonrojado y con una pequeña sonrisa, aunque en el fondo estuviera teniendo una batalla entre si debía decirle o no.

(...)

Ni cuenta se dieron cuando el boliche ya estaba cerrando, o cuando comenzó a llover. El peruano se quedó en un techo junto al Argentino, creaban un plan para llegar sanos y salvos a sus hogares.

—Che, Perú—Comenzó el argentino—Son las tres de la mañana, y bueno, ¿Queres que te lleve a tu casa, o algo?

—Mi casa...—Pensó en Bolivia, en sus sermones, en sus 'castigos', en sus burlas y sus peleas. Claro que no tenia ganas de que el argentino viera como su hermano lo trataba como un niño. Quiso encontrar una excusa rápida, y la soltó apenas la pensó.—Mi casa está m-muy lejos. No quiero molestarte...

Linda || ArgperWhere stories live. Discover now