Con cada pasada, la sangre iba desapareciendo, por ahora ambos de sus brazos están totalmente blancos otra vez y sin ninguna señal de cortadura o hematoma lo que hacía que mi pobre corazón se calmara un poco.

Tomo el trapo entre las manos para botar el liquido que le escurre y me preparo para continuar con mi trabajo de enfermera.

-Por qué sigues aquí- la voz de Xavier hace que mis manos se detengan sin poder creer lo que acababa de escuchar.

Subo mis ojos hasta verlo directamente a los ojos, nada parece destacar de ellos ni siquiera enojo o algún tipo de emoción.

-¿Qué dijiste?- pregunto, quizas mis oídos me están jugando la vuelta.

-Qué haces aquí- respondió para luego verme -Pensé que había sido claro-

Como si fuera un rayo, la realidad me golpea, no se que hago aquí o porqué diantres continuó siendo una estupida sin respeto propio.

-La verdad es que no se- me limpio las manos con el jeans- No entiendo qué hago aquí o porque fui tan idiota de ayudarte cuando claramente puedes respirar, insultar y seguramente limpiarte sin mi ayuda capullo-  volteo de una para dirigirme a la salida sin antes darme cuenta que todavía tengo el trapo en la mano.

-Mejor aún- inquiero- No pienso irme hasta que me escuches, no me interesa que te encierres en el baño o trates de fumarte hasta los dedos pero vas a oír cada una de mis malditas palabras- gritó enojada, se que estoy perdiendo mi tiempo ni siquiera puedo entender para qué le voy a explicar mi vida si claramente le interesa más los pepinos marinos.

Sin muchas ganas me paro frente al umbral de la puerta para poder tener suficiente distancia entre nosotros antes de que me tire sobre él e intentó ahorcarlo o lo realista sea que inicie a llorar.

-El descerebrado que conociste en mi casa se llama Enzo- su mirada pasa de mis ojos al suelo con solo nombrarlo, supongo que es ¿bueno?- Sí, es mi novio - no se porque sigo hablando- Nuestros padres tienen un acuerdo para mantener sus empresas a flote - definitivamente retiro el bueno, su expresión pasó de ser calma a una especie de enojo- Se que suena salido de una telenovela mexicana y que seguramente pienses que estoy inventando todo pero es la verdad,- mis ojos comienzan a llenarse de lagrimas- Jamas hemos tenido una relación normal, desde que lo conozco a sido un ninfomana adicto a cogerse a cualquier cosa que pueda complacerlo o que tenga una gemela- susurro lo suficiente para que me escuche- No quiero tu lastima o reproches simplemente quiero que entiendas que nunca tuve la idea de tener un polvo casual con un desconocido - me volteo antes de que diga algo pero mis piernas parecen saber que no he acabado de hablar.

-No soy una puta frustrada que anda abriendo sus piernas a cada cabrón que conozca pero si quieres pensar eso pues jodete-

Ni una palabra o expresión sale de su rostro solamente saca de su bolsillo un cigarro para luego dejar de verme, justamente ahora podría definir la sensación de que el silencio lastima; no se puede comparar con dolor corporal porque esté no se como curarlo.

Ya sin dignidad, me volteo para irme pero por primera vez en mucho mis neuronas se conectan y me preparo para hacer mi salida triunfal.

- Que te den Xavier Volkov- escupo molesta

Ahora ya con la conciencia más tranquila le doy un último vistazo antes de irme pero algo me congela los nervios.

Como había sido tan torpe, estaba tan concentrada en la sangre que corría en sus brazos que jamás pase la vista por su pecho. En el centro izquierdo, una perfecta línea roja resaltaba.

Gruño de rabia, ¡Maldita conciencia!

No pensé siquiera solamente me moví hasta quedar justamente frente a Xavier, con la mano palpe la herida hasta sentir un liquido caliente en mis dedos, sangre. Rápidamente, tomo el trapo lleno de alcohol.

Mi Caos RusoWhere stories live. Discover now