4. Twitter

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Inés se sentía observada en su propia sede. Las miradas indiscretas de sus compañeros de partido la incomodaban hasta el punto de desear salir de allí corriendo lo más rápido que le permitiesen sus tacones. Sabía que aquello era imposible, ya que tenía que dar la cara ante sus múltiples fallos en el programa que se había emitido el día anterior. Albert y los asesores de campaña la esperaban en la sala de reuniones y sabía que estarían molestos por su actuación. Suspiró agobiada al llegar ante la puerta.

Al abrirla descubrió un grupo reducido de hombres conocidos. Aquella vez era la única mujer en la reunión, pero al menos estaba rodeada de caras familiares. Saludó con timidez antes de sentarse junto a Albert en la silla.

-Al fin llegas- Albert sacudió divertido la cabeza. Inés lo miró sin decir nada, no quería anticiparse a las reprimendas de su equipo ni mucho menos darles más razones para echarle la bronca. -Bueno, comencemos.

Uno de los tres asesores se levantó ante la pantalla dispuesta a modo de presentación enfrente de ellos. Inés se revolvió en su silla. Nadie hizo mucho caso a sus movimientos.

-Hemos hablado con Mediaset- comenzó exponiendo el hombre levantado -y nos han facilitado los índices de audiencia a lo largo del programa de anoche- Inés tragó saliva. No sabía cuánta gente había visto lo que ya consideraba el declive de su carrera política. -Las buenas noticias son que hemos batido récords históricos. Ni siquiera un debate había tenido tanta repercusión.

La pantalla mostró un gráfico donde se comparaban los espectadores de los debates de todas campañas anteriores y otro con esta en concreto. Era obvio que el pico más alto de ambas representaciones estaba determinado en la noche de emisión de First dates.

-Como os podéis imaginar, la cadena y la productora están bastante contentos con el resultado- el asesor hizo una pausa para pasar de diapositiva. Ahora se veía una gráfica enfocada en la audiencia de ese programa en concreto. -Aquí se puede observar la popularidad que teníamos a medida que el programa avanzaba.

Albert frunció el ceño intentando recordar a qué horas había tenido él sus apariciones.

-Tu cita con Álvarez de Toledo- el locutor pareció leerle la mente y se dirigió a él directo -fue tan vista como las otras, pero en las redes sociales no tuvo mucha repercusión. Los comentarios fueron bastante escasos y todos similares- otro de los hombres le acercó una carpeta a Albert y otra a Inés. Ambos la abrieron al mismo tiempo. -La izquierda criticó negativamente todo lo que decíais y los votantes de derechas y los nuestros llegaron a un acuerdo similar en el que parecían concordar con vuestras opiniones- Inés y Albert pasaban páginas con capturas de Twitter principalmente en las que se retrataba todo lo que el asesor decía. -Aunque la mayor parte de los comentarios se limitaban a manifestar aburrimiento general.

"Albert y Cayetana aburren hasta a las piedras... ¡Que pongan a Peblo!". "Madre mía estos dos, chaval. Me voy a dormir antes de que acabe el programa". "Se puede hablar de propuestas sin soltarlas como una lista de la compra, Rivera. Que estamos en un reality de citas, por favor". "Apagaría la televisión si fuese por estos, de verdad. Lo mismo de siempre".

Inés soltó una carcajada sonora sin querer al leer un edit de los dos políticos en la cama con unos bocadillos con las propuestas políticas de las que habían hablado acompañado de un comentario sarcástico comparándolos con las personas que no se callaban durante el sexo.

-Pero yo hice lo que me pedisteis- se quejó Rivera.

-Nosotros os dimos un guion con las cosas importantes de las que debíais hablar- respondió el asesor, que había tomado el liderazgo de la reunión. -No os pedimos que las enunciaseis como en un debate. Aun así podemos estar tranquilos con el resultado. Lo que nos importa es la opinión de los votantes y, como ya he expuesto, están contentos.

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