Capitulo 17

1.3K 65 40
                                    


GONZALO

Me desperté con la alarma del móvil a las 7:30 y lo primero que se me pasó por la cabeza fue el mensaje de ayer, todo esto tenía que ser una broma. Corrí a encender el ordenador para meterme en la página que me habían mandando deseando en mi cabeza que no hubiese nada, pero desgraciadamente no fue así. 

Aquí me encontraba, a las 11:30 del mediodía llevando únicamente un tanga rosa con cabeza de elefante. Ni en mis peores pesadillas podía haberme imaginado esto, a ver cuanto tardaban en expulsarme del instituto. Aunque la verdad casi lo agradecería con tal de que la gente no me viera... 

Ya me encargaré de encontrar al culpable, aunque está claro quien ha sido. Todo esto lleva la firma de Helena. Ya tendré una conversación con ella, esta vez ha ido muy lejos. Estoy harto de sus idas y venidas, encima de haberla consolado, ¿y así me lo paga?

Esperando no encontrarme a nadie me metí al baño, pero cuando salí.. Ahí estaban! Helena y sus amigas viéndome de pleno y riéndose de mí. Aprovecha y ríete ahora que a veremos como acabas el día...



HELENA

- Mmmm, chicas... ¿ese de ahí no es Gonzalo? -preguntó Andrea.

- ¡Madre del amor hermoso! - dijo Julia atónita- Helena, dime que no tienes nada que ver con esto por favor.

- ¿Pero por qué me echáis siempre la culpa de lo que le pasa a Gonzalo? - dije intentando hacerme la indignada.

- Oye, la verdad es que no está nada mal el chaval... -dijo Laura mientras todas asentías.

- Chicas por favor, a mi me entran arcadas solo con verlo. - dije mientras todas nos girábamos para ver como pasaba por delante. 

- Eh guapo! - gritó Andrea- ¡Qué no me entere yo que ese culito pasa hambre!

No pudimos más y nos empezamos a reír mientras Gonzalo corría muerto de la vergüenza. Esta había sido la mejor de mis ideas, no podía sentirme más orgullosa. ¿No quería guerra? Pues toma guerra. 

- A ver Helena, fuera bromas. - dijo Julia poniéndose seria- Esto es otro de tus jueguecitos con Gonzalo, a que sí. 

- Puede... ¡Pero él se lo buscó!

- Helena... -dijeron al unísono. 

Al final les acabé contando que le había robado un peluche a Gonzalo y todo el plan que tenía pensado para hacerle sufrir toda la semana. 

- Helena yo creo que con esto ya ha sido más que suficiente. No hagas sufrir más al pobre chaval. - dijo Julia que era la más sensata de todas. 

- Yo también lo creo, Helena. A veces tienes una mente demasiado retorcida. - dijo Laura. 

- Además tía, ya se ha reído el instituto entero de él. ¡No paran de llegarme vídeos suyos corriendo por los pasillos! - añadió Andrea.

- Ay... Tendré que haceros caso que al final me vais a hacer sentir mal... Pero y ahora, ¿cómo le devuelvo el maldito peluche?

- Tía eso es tan fácil como dejárselo en la taquilla con una nota y listo. -dijo Andrea.

- ¿Y se puede saber como la abro señorita? - de verdad que Andrea a veces me desesperaba. 

- Tenéis suerte de que esté saliendo con Hugo... - dijo Andrea orgullosa. 

- Tía ten mucho cuidado con él. No me gusta nada, al final te va a acabar metiendo en una de sus movidas. - dijo Laura preocupada. Andrea era una cabra loca y solo pensaba en vivir su historia de amor como si fuera Tres metros sobre el cielo sin importarle las consecuencias y esto al final nos iba a traer problemas. 

- Venga, venga no seáis exageradas y vamos a ponerle fin al sufrimiento del pobre Gonzalito. Ay Helena... ¿cuándo nos vas a reconocer que estás muerta por él y que todo esto lo haces para llamar su atención?

- NUNCA, ¡deja de decir tonterías! Lo único que siento cuando lo veo son ganas de vomitar. 

- Ay... lo que tu digas hija. Con lo cabezota que eres es imposible hacerte entrar en razón. Ya te acordarás de esta conversación. - dijo Laura.

Madre mía, que obsesión tienen con que estoy enamorada de Gonzalo. Si es que solo de pensarlo me dan escalofríos. Cómo iba a sentir algo más que asco por esa rata inmunda que solo se acercaba a mí para reírse o para hacerme la vida imposible. ¡Tonterías! Estas se han quedado tocadas por todas las películas ñoñas que han visto y ya no saben apreciar la realidad.

.

.

.


Ya habían terminado las clases y me estaba yendo cuando alguien se me acercó corriendo por detrás. 

- ¡HELENA! - gritó Gonzalo con voz grave. 

- Hey, ¿qué tal? Oye, dónde dejaste tu tanguita. La verdad es que te favorecía mucho eh. 

- Déjate de gilipolleces Helena. Se de sobra que eras tú la de los mensajitos. -dijo enfadado.

- ¿Mensajitos? Cielo, deja de soñar conmigo.

- Vete a la mierda. Da la cara y admite que has sido tú. 

- Gonzalo cariño no tengo nada que admitir. Deberías ir al psicólogo para quitarte esa obsesión tan insana que tienes conmigo. No quiero que sufras por mi rechazo. 

- Mira Helena estoy harta de tus tonterías y de tus juegos. ¿Qué te piensas que así vas a conseguir llamar mí atención? 

- Pero a ti que... -pero no me dejó continuar. 

- En la vida me fijaría en una niñata como tú. ¿Me has oído? En la vida. Que únicamente se de tu existencia por el hecho de ser vecinos. Así que si haces el favor olvídate de mí y déjame en paz. 

Y allí me dejó con la palabra en la boca, y lo que es peor, con los ojos llenos de lágrimas. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 12, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi insoportable vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora