Capítulo 14: Lo nuestro se llama enemistad.

57.8K 2.7K 197
                                    

Me quedo en blanco. He estado evitando este momento todo el día. Miro a las chicas pidiéndoles auxilio, y ellas me miran a mí.

-Nosotras nos vamos, cariño.-Me dice Vanessa a modo de despedida. ¿Qué? No por favor, no pueden hacerme esto.

-Nos vemos a la hora de la cena, ¿vale?- me dice Lourdes abrazándome.

-Me ha encantado el regalo cielo. Gracias.- me dice Cris, dándome dos besos.- Suerte.-me susurra al oído.

Y estoy segura de que la necesitaré. James y yo nos quedamos mirando como desaparecen por la puerta. Cuando ésta se cierra, James dirige su mirada hacia mí, y yo hacia él. Esta conversación va a ser la más incómoda de todas las conversaciones incómodas del mundo.

-Bien...-dice James.

-¿Qué tenemos que hablar?-digo haciéndome la tonta.

-Lo sabes tú mejor que yo, Ariadna.-dice levantando una ceja. Y no miente.

-Si...-susurro.- Siento mucho lo que pasó anoche.

-No lo sientas, yo no recuerdo nada.-admite.- ¿Recuerdas tú algo?

-Nada de nada.-confieso.

-Quizá no pasó nada entre tú y yo.

-Oh, ¡venga ya, James! Aparecemos los dos desnudos en la misma cama, ¿y me dices que no pasó nada? Por más que me gustaría que fuése así, no puedo negar lo evidente.

-Supongo que tienes razón.-dice- El caso es que no quiero que el habernos acostado interrumpa nuestra 'enemistad'.

-¿Enemistad?-digo divertida.

-Si.-dice orgulloso- lo nuestro se llama enemistad. Porque un día somos enemigos y al otro amigos.

Río. Por lo menos hemos decidido tomárnoslo a broma. Además, ¿que más da? Si ninguno de los dos recuerda nada...(Aún)

-Sólo voy a pedirte una cosa.-dice serio. Me asalta el miedo por unos instantes, pero reúno todo el valor del mundo, y contesto como si no me afectara.

-Te escucho.

-Si recuerdas algo, dímelo. Al menos quiero saber algún detalle de la que pudo ser la mejor noche de mi vida.-dice divertido. Es un idiota, pero sabe hacerme reír en los momentos más incómodos. Nunca imaginé que esta conversación sería así.

-Serás idiota.-digo golpeando su brazo juguetonamente.-Por cierto, ¿le has dicho algo a mi hermano? No me gustaría que supiera nada del tema...

-No. Puedes estar tranquila. Tampoco es que quisiése que me dejara estéril por acostarme contigo.-confiesa.

Y tiene razón. Si Lucas se enterase de que ha pasado algo entre él y yo, lo mataría. Es normal que no le guste que su mejor amigo se tire a su hermana, bueno, ni su mejor amigo ni nadie. Mi hermano es uno de esos hermanos sobre-protectores que hay siempre en las películas. Nunca le han gustado ninguno de mis novios anteriores, pero no quería confesármelo. A más de uno los amenazó por la calle. Es vergonzoso, lo sé, pero no tiene remedio.

-Entonces, hagámos como si nada hubiera pasado. ¿Vale?

-Entendido.-contesta.

Nos abrazamos, y lo que más me impresionó fué que era un abrazo cariñoso. Y le doy gracias a Dios por hacer que fuése James el chico con el que me acosté, porque si hubiéra sido otro, no podríamos olvidarlo todo tan rápidamente como con él.

---------------------------------------------------------------------------------------

 -James.-gimo aún con sus labios en los míos.-Vamos a la habitación.-susurro en su oreja mordiéndo su lóbulo, bajando hacia su cuello.

-Me parece bien.-dice con la respiración entrecortada.

Salto y enrollo mis brazos en su cuello y mis piernas en su espalda, mientras él mantiene sus manos en la parte inferior de mis muslos.

Sigo besando su cuello durante el camino hacia nuestra habitación.

-Eso me va a dejar un gran chupetón mañana, cielo.- me dice, y  sonrío satisfecha.

Cuando llegamos a la puerta, coloca mi espalda contra ella, y comienza a buscar la maldita tarjeta. Con el dedo índice acaricio su barbilla, haciéndo que dirija su mirada hacia mí. Y de repente tengo sus labios atacando salvajemente a los mios, y me encanta. No me importa que pase alguien y nos vea. Acaricia mi labio inferior con su lengua, pidiéndome permiso para explorar mi boca. Pero me pueden las ganas de hacer el amor con él.

-Cariño.- separo un segundo sus labios de los míos por falta de aire.- encuentra la tarjeta de una vez y no perdamos más tiempo.

Picotea mis labios una vez más y abre la puerta al fin.

-¡NO!- grito con la respiración entrecortada y miro a mi alrededor. Joder, ha sido solo un sueño. ¿Fué eso lo que pasó anoche? Quiero pensar que no, pero algo que dice que sí.

En el sueño estaba haciéndole un chupetón a James. Joder. Miro a mi izquierda, y le veo profundamente dormido. Menos mal que no se ha dado cuenta de nada. Está bien, voy a mirarle el cuello, si no tiene nada, significa que el sueño realmente ha sido un sueño. En cambio, si tiene el enorme chupetón... Bueno, ya sé algo de lo que  pasó esa famosa noche.

Respiro profundamente, y me acerco a él. Miro su cuello, y ahí está la enorme mancha morada. Mierda. Mierda. Mierda. Intento consolarme, era de imaginarse que eso fué mas o menos así, ¿no?

-¿Que haces despierta a estas horas?-gimotea James. Tengo que contarle mi sueño, no con todos los detalles, pero algo. Tiene derecho a saber lo que hicimos. Dios, que mal suena.

-James, acabo de soñar una parte de lo que pasó anoche.-le digo sin andarme por las ramas.

Enciende la lámpara de la mesa de noche y se sienta en la cama. Todavía está un poco adormilado pero se le nota la preocupación.

-¿Y bien?-dice levantando ambas cejas.

-Estábamos besándonos.-digo mirando hacia la nada, recordando mi sueño.-te dije que nos fuéramos a la habitación. Me llamaste cielo.-río levemente.- y bueno... cuando llegamos a la habitación me desperté.

-Ariadna, no tiene por qué ser real. Puede que estés tan preocupada por el tema, que hasta te imagines lo que pudo pasar.-dice aliviado.-Venga duérmete, es tarde.

-No. Hay algo más.

James hace un gesto con las manos invitándome a hablar.

-En mi sueño, te hacía un chupetón enorme en el cuello.-confieso mirándole a los ojos un poco avergonzada de mis actos.

James se queda pensándo, y de repente se levanta corriendo y va al cuarto de baño.

-¡MIERDA!-le escucho gritar.

Le veo aparecer de nuevo en la habitación, ahora acariciándose la enorme marca.

-Eres una salvaje.- me dice serio apuntándome con el dedo índice.

Me río a carcajadas, en realidad la situación tiene un poco de humor. Bastante, en realidad.

Enemigos íntimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora