Moonlight Dragon Café

2. Poemas y café.

Para medir el éxito o fracaso de un negocio normalmente se esperaban meses para dar una resolución, sin embargo, en una semana desde que Moonlight Dragon abrió, se convirtió en un éxito rotundo, eso sí, ayudaba mucho que la cafetería se mantuviese abierta todo el día, y no era ninguna clase de broma, pero se sabía que el local estaba siempre abierto.

Los días empezaban normalmente a las 6 de la mañana, pues antes de eso era muy extraño que estuviese algún cliente, pero a las 6 era perfecto para el café matutino, muy cargado en la mayoría de los casos. Añadido a esto, era un placer ver a Jance hacer maravillas para preparar una taza, era una profesional, eso nadie lo negaba, ni podía negarlo.

–Sale un súper expreso del desierto de Agroo –advertía para el cliente que hubiese pedido tal bebida. Así se veía el trabajo de todos en el café, Lilliam por su lado recibía a todo aquel que ingresaba en el local, y Karlton iniciaba la mañana como mesero, era raro que pidiesen postres tan temprano, por eso dejaba algunos platillos ya preparados de algunas clases de panes, para todo que tuviese hambre en la mañana.

Por la tarde ya este se encargaba de preparar lo suyo en la cocina, desapareciendo de la vista de todos, excepto de quién vigilaba todos los movimientos que se daban en el local. Tiamat siempre observaba, claro, también apoyaba a los demás como mesera, a pesar de ser la manda más ahí, pero a falta de personal, hacía tal doble función. Y en todo tiempo el local se encontraba con movimiento, mientras el sol trazaba su curso por los cielos.

Una vez pasaban las 11 de la noche, el lugar empezaba a vaciarse, hasta quedar unos cuantos que, poco a poco se retiraban el lugar hasta dejarlo vacío, sin embargo, esa noche no podía quedar todo como, una noche normal de trabajo, donde se sabe que las madrugadas eran tan tranquilas, que podían dormir plácidamente... aunque, esa noche, dejaría de ser normal.

Alrededor de las 11:25 la puerta se abrió dando paso a un joven de cabello marrón hasta los hombros, sus ojos iban ocultos bajo una chistera de rojo oscuro, y en esta llevaba unos lentes de aviación, o podían ser para protegerse de la arena, cualquier funcionaba. Una gabardina café le cubría sus ropas, pantalón de mezclilla y una camiseta beige le acompañaban, además, llevaba una especie de pergamino de recipiente cilíndrico con muchos pergaminos en su espalda.

–Bienvenido a Moonlight Dragon caballero, puede tomar el asiento que guste –Lilliam era la primera línea una vez alguien entraba al café. –Buenas noches – saludó con cortesía aquel joven. Sacó de su espalda aquel recipiente y tomó asiento en una de las mesas del local, a fin de cuentas, estaba casi vacío, Lilliam tomó un menú y estuvo a punto de acercarse a entregarlo, pero Tiamat le detuvo –Le atenderé yo ¿está bien? –la mirada que hizo fue suficiente para que la azabache comprendiera, asintió con la cabeza y se retiró a la puerta.

–Buenas noches, bienvenido al Moonlight Dragon, le entrego el menú, pero si tiene algo en mente, podría ver cómo ayudarle –entregó al instante aquel menú en la mesa, y sus palabras causaron que aquel individuo dirigiera su mirada hacia ella, sus ojos no eran para nada especiales, café oscuro, y ya. Sonrió entonces y sacó de su cabeza su sombrero, colocándolo a su lado en el asiento –Muchas gracias, lo veré en este instante –Tiamat le sonrió en respuesta y se alejó de él, acercándose a Jance.

–¿Pasa algo Tiamat? Conozco esa mirada cuando la veo –Jance preparaba unas bases de café para las próximas mezclas, eran cosas que hacía cuando no había clientela. –¿No lo has notado? Él tiene una especie de... no sé... ¿aura? Ese sujeto no es normal, y sabes que sé identificar alguien distinto a alguien normal –mencionaba aquello mientras señalaba sus propios ojos en señal de "observación", pero la experta en café sonrió a lo dicho –Y a veces te falla si no ves al lugar indicado, mira, te está llamando –no había comprendido a lo que se refería Jance, hasta que mencionó que le llamaban, entonces giró y tras señalarla en complicidad, se alejó en dirección del cliente.