零, zero

243 18 5
                                    


“Estoy orgulloso de ti.”

Jungkook quiso llorar cuando escuchó a su padre decir, mas se contuvo.

Lo hizo porque si sus ojos cedían a las lágrimas, la vista se le habría nublado y eso significaría fallar en la última costura que tiene que hacer y no quiere eso, por lo que solo se limitó a sonreír con los labios apretados.

“No es para tanto,” respondió, con la voz más aguda de lo que habría querido que suene. Una gota de sudor empezando a resbalarse por el costado de su frente debido al esfuerzo. 

La máquina de coser que usa es de mesa, un modelo antiguo que trabaja a presión moderada por un pedal, por lo que debe estar concentrado para no fallar la dirección de la aguja y utilizar su fuerza con precisión si no quiere que esta se salga de la línea de trazo o perfore muy profundo. 

La gota llegó pronto a su mandíbula y la limpió con su hombro porque por nada del mundo piensa detener su ritmo de costura. La tela de algodón refinado en sus manos le recuerda la razón.

"Debo bordar sus iniciales debajo de la manga derecha, ¿verdad?" preguntó, rompiendo su ceño fruncido en concentración. Su padre acercándose con un pañuelo en la mano para secarle el sudor de la frente.

"Eso pidió, debe ser algo usual entre la clase alta," replicó el hombre y su mano se estiró para colocar un mechón del flequillo del otro tras su oreja, secándolo mejor.

El menor agradeció con una sonrisa cálida y con eso su padre reafirmó lo orgulloso que está de él. Especialmente cuando sus ojos cayeron en el reverso de la manga en el que iba apareciendo un bordado en hilo dorado. Examinó los dobleces, las costuras y sonrió aún más amplio cuando notó que no había ningún hilo excedente, ningún rastro de costura visible.

Perfecto.

Jungkook suspiró largo y satisfecho minutos después, soltando al fin el pedal. Frente a él, dos letras brillando en medio de la perfecta tela angora oscura.

"Un trabajo excepcional," lo halagó su padre. "Nunca creí que llegaríamos a usar este tipo de lana, pero ¡míranos!" dijo contento, soltando una risa aireada, señalando su estante con secciones recién creadas. "Ahora tenemos tela merino, cashmere e incluso angora."

"No se podría esperar menos del mejor sastre de Busan," correspondió Jungkook, estirando sus brazos para relajarlos. "Es más, el mejor de Corea del Sur."

Su padre se rió con vergüenza y se movió hasta el colgador de prendas al lado de Jungkook, tomando entre sus manos la camisa y el pantalón recién hechos. 

"Debo admitir que ese vendrías a ser tú," comentó mientras descolgaba la ropa, llevándolas a la otra mesa del lugar, donde se preparan los conjuntos para su entrega.

"Imposible," negó el menor de inmediato, poniéndose de pie con el saco que terminó hace minutos. "Conozco al mejor, soy su hijo."

El hombre negó, mirando con ternura a su hijo y tomó una etiqueta de su estante. El último detalle en el procedimiento.

"Esta vez irá tu nombre," dijo y no le estaba consultando. "Es lo justo."

Jungkook no tuvo tiempo de refutar o negarse porque su padre fijó el pedazo de tela gruesa a la máquina de coser y una vez empezó, no soltó el pedal hasta que tuvo 'by Jeon Jungkook' grabado con hilo debajo del símbolo de su marca "Jeon".

"Listo. Se ve bien, ¿verdad?"

Las palabras se le hicieron inpronunciables.

Y otra vez, quiso llorar.

the strange tailor | tkWhere stories live. Discover now