OOGAMI KOGA ❥ ONE-SHOT.

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AU medieval

Ya llevabas varios pisos del coliseo, encontrándote en el LXX, era hora de enfrentar a un idiota, si, el mismísimo Koga Oogami, las mujeres a sus pies mientras los hombres no sienten más que envidia

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Ya llevabas varios pisos del coliseo, encontrándote en el LXX, era hora de enfrentar a un idiota, si, el mismísimo Koga Oogami, las mujeres a sus pies mientras los hombres no sienten más que envidia. Él era la razón por la que de hace dos meses nadie lograba pasar al siguiente piso, el albino se había vuelto el rey del piso al lograr derrotar a Eki —antiguo rey—.

Ahora te tocaba luchar contra él, te veía con gracia, no muchas mujeres se atrevían a luchar en el coliseo, y si lo hacían no pasaban del piso X, y si lo hacían utilizaban magia para hacer trampa y lograr subir, muy pocas mujeres se habían ganado su lugar con su esfuerzo y dedicación, eres una de ellas.

Tenías miedo, mucho miedo, ese Oogami no era de tener piedad con nadie, habías visto como hacía trizas a cada oponente que reclamara su lugar o intentara sobrepasarlo.

—¡Vamos, ataca! No hagas al rey esperar.

Gritó, él podía parecer tonto —muy tonto—, pero de tonto no tenía un pelo, era muy bueno con la espada y sin ella aún así era capaz de proteger su puesto como rey del piso. No tenías forma de ganarle.

Y no lo hiciste, al intentar atacar te bloqueó, todos tus ataques habían sido bloqueados, finalmente perdiste.

El de cabellos grises rió con satisfacción y salió del ring dejándote en el suelo. Era la primera vez que perdías en este piso, por lo cual solo te quedaban dos oportunidades más o si no deberías volver al piso I.

—¿Cómo le ganaré? No quiero volver al primer piso.

Te mantenías ahogando tus penas en la poca comida que tenías, en ese momento no podías hacer más, podías estar inactiva por una semana pero al finalizar esta o ibas a pelear o también te devolverían al piso I, lo cual no querías, mucho te había costado llegar hasta aquí como para tener que volver.

Una gran idea se pasó por tú cabeza, retroceder para poder ver sus movimientos, encontrar manera de evitarlos y vencerlo. Tu madre era hechicera, nunca sentiste interés en esas cosas, por esa razón siempre practicaste con tu padre la defensa, pero también habías practicado unos pocos hechizos —muy pocos la verdad—, el retroceso del tiempo era uno de los más fáciles.

«Sería trampa» sí, lo sería. Pero no se te ocurría otra cosa, en siete días no llegarías a igualarlo y sería muy arriesgado por el poco descanso, utilizar algún hechizo para ser más fuerte tampoco era la opción, ir a tu casa y regresar a el coliseo tomaría más de una semana —teniendo en cuenta lo lejos que estabas y que no tenías ni un dragón—.

Si querías pasar al siguiente piso era la única opción que tenías.

En tú habitación -otorgada por el coliseo contando el piso en el que estabas-, rebuscaste en tu memoria y confiaste en ti misma de que estaría bien.

—Los dioses no pueden intervenir en la ley de causa y efecto. Es lo mejor. —sonreíste.

Luego de esto, comenzaste a recitar con tus ojos cerrados. Al abrirlos, estabas parada frente a tu oponente. Él te miró con sospecha y todo se detuvo, las personas quedaron inmóviles, sólo se oían las respiraciones de los únicos dos enemigos conscientes.

—¿Pensaste que podrías hacer trampa utilizando un simple hechizo?

Sonrío, como si fuera el mejor ser de la galaxia entera, no hacías más que verle sorprendida.

—¿Tan desesperada te encuentras como para hacer trampa? —su sonrisa cambió a un semblante serio.

—¿Cómo lo sabes?...

—¿Por qué crees que lo se?

—Eres de la horda...

—¡¿Qué?! ¡No! —lucía muy indignado.

—¿Entonces?

—He estudiado todo tipo de cosas que se encuentran en el mundo, tanto el manejo de una espada y hechizos para jugar en contra de los demás.

—¿Hiciste trampa para volverte el rey del piso?

Otra mueca de indignación se formó en el rostro del chico.

—¡Claro que no! Son todos unos debiluchos, ninguno pudo contra Ore-sama. —se mostró orgulloso.

No podías creer lo que estaba pasando.

Desde eso, habían hecho amistad, dejando su inmenso orgullo te permitió ganar solo para que lograras subir de piso, esto fue con la condición de que no intentarás quitarle su puesto como rey. De vez en cuando te ayudaba a practicar siempre que perdías una batalla, aunque no sirvió de mucho, en el piso XC perdiste contra el gran Deus las únicas tres oportunidades que te daban, no quisiste volver a realizar todo desde cero, estabas satisfecha con todo lo que habías logrado.

—¿Mh? ¡¿Te dejé pasar solo para que renunciaras?!

—No quise volver al primero piso, pero gracias de todas formas, además tu también ascendiste mucho, actualmente eres el rey del octogésimo piso, ya casi del nonagésimo. —sonreíste arrojándote sobre su cama— Aunque deberías ver cómo harás para ganarle a ese Deus.

—¡Le ganaré, será fácil para Ore-sama!

—Eres un idiota...

esto es viejisimo, puedo asegurar que lo escribí hace más de un año y medio, antes de dejar esta cuenta

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esto es viejisimo, puedo asegurar que lo escribí hace más de un año y medio, antes de dejar esta cuenta.

le dí un par de correcciones y lo veo bastante bien, aunque no sé si está bien llamarle medieval a esto, ayudAAAA

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