Mojado hasta los huesos

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A Joaquín siempre le gustó la lluvia o al menos eso creía hasta que le toco ese aguacerazo, así desprotegido saliendo de su trabajo en seguridad privada. Eran apenas las 6:10 p.m. e iba camino hacia su casa solo tenía que caminar por esa privada, un par de cuadras mas para llegar al centro y conseguir un taxi que le llevará a su hogar, no le gustaba el transporte público es más lo detestaba pero como su auto se había averiado se tenía que conformar con ir taxi pero cuando apenas salía el cielo trono tan estrenduasamente que incluso el macho mexicano alto fuerte, guapo y formal se asustó... ligeramente no es que hubiese gritado de manera aguda y muy poco varonil, no claro que no.
El punto es que después del fuerte sonido, el cielo se empezó a caer, no, no empezó con una ligera lluvia que acaricia la tierra, NO fueron más bien gotas grandes las que caían al suelo, en lluvia torrencial acompañada de bolitas de granizo de considerable tamaño que caía sobre el fornido cuerpo de Joaquín, así que sabiendo que no le darían refugio en su trabajo no tenía más remedio que correr, correr hacia el centro de la ciudad donde al menos se podría atajar un poco en algún local mientras pasaba el torrente.

En menos de 5 minutos ya estaba en el centro, aunque esos 5 minutos bastaron para dejarlo empapado desde su suave cabellera hasta las puntas de sus dedos, ni su cuidado bigote se salvó, claro que esto lo tenía enojado al menos hasta que llego hasta la zona comercial que estaba inundado para variar ( nótese el sarcasmo) por lo menos hasta las aceras, con las coladeras abiertas y vertiendo algo de su contenido poco agradable, ¿Por qué me mude a la ciudad? Pensó tratando de aguantarse el asco, no podía quedarse ahí a mitad de la calle donde se terminaría enfermando, tampoco lo dejarían pasar ahora que estaba más mojado que su tío Pancho al pasarse la frontera, no había algo donde refugiarse....
-Que hago, que hago, que hago...¿Qué...? - sintió algo peludo por su pierna- que no sea, que no sea - susurro dirigiendo su mirada hacia abajo - Ahhh una rata, una estúpida rata - brinco y pateo tratando de librarse de la pequeña peste que ahora se había subido su zapato aferrada (y seguramente aterrada por el alboroto que hacia el humano y por su propia seguridad)

Joaquín pateo a la nada y la rata no se soltaba, así que ingeniosamente con ayuda de su pie izquierdo se sacó el zapato y lo pateo con todas sus fuerzas
-adios zapato, hasta nunca peste- grito mientras corría al lado opuesto ( hacia la zona comercial)
- adiós humano estúpido, hola casa nueva - chillo la rata mientras se alejaba en la corriente de agua hacia una nueva vida.

Regresamos con Joaquín, el guapo humano que ahora estaba parado frente a algunos locales recuperando el aliento después de su experiencia traumática con la rata , tal vez pensarían que su aventura había terminado, pero como si del destino se tratase pasó un bonito auto negro deportivo a una velocidad considerable y salpicando la para nada cristalina agua al atractivo joven, empapandolo más si era posible... Joaquín se quedó estático mientras el agua escurría por su rostro ¿ Que acaso el cosmos le odiaba?, Que alguien le dijera que había hecho como para merecer tan pestilente castigo , por qué carajos todo el universo estaba en su contra?, No, no el no era dramático, todas sus reclamaciones eran justificadas el era...

-Oh dios ¿Estás bien?-Una preocupada voz lo distrajo de su berrinche interno, haciendo que volteara hacia atrás encontrando un ángel.... Na solo era un joven que le estaba haciendo olvidar su heterosexualidad, era alto (aunque no tanto como el mismo) de cuerpo atlético y rostro gentil , cabello largo y negro atado en una coleta a la nuca y unos hermosos ojos azabaches que irradiaba preocupación y amabilidad, tan absorto estaba en la idílica imagen que olvidó responder
-Por favor pasa, estás todo empapado - el amable joven hizo pasar al más alto a una cafetería de amplio espacio y acogedor ambiente, entonces Joaquín noto algunos detalles del contrario en los que no había reparado como en los ajustados pantalones que usaba y que marcaban su bien formado trasero, el mandil negro que usaba sobre su ropa con un logo que rezaba café/ posada Las Marías y el gafete que llevaba del lado derecho "Manolo"

- Por favor sientate- ofreció Manolo colocando una silla frente a la barra, acto seguido desapareció por una puerta mientras una hermosa joven de cabello largo en una coleta alta le ofrecía un espumoso chocolate caliente, Joaquín decidió mirar alrededor encontrando varios refugiados de la lluvia, distribuidos por el café, luego volvió a ver su chocolate dudando de como proceder .
- Es por cortesía de la casa, tómalo te hará bien al parecer no has tenido precisamente la mejor de las suertes, Soy Maria- sonrió la bella chica de manera encantadora justo en el momento en que regreso su salvador con un par de toallas amplias y mullidas en color turquesa.
- Hey imagino que estás incómodo, así todo empapado, te puedo prestar estás toallas, no es mucho...- Manolo estaba claramente incómodo, como no estarlo si estaba frente a un atractivo hombre de cuerpo escultural y bien marcado y no, no dejaba nada a la imaginación gracias a lo mojado que estaban que hacia parecer su ropa como una segunda piel.
- oh vaya Mani, que cortés, como siempre, deberías de decirle donde está el baño para que se quite todo y use las toallas, o no a mí no me molesta - un guiño de ojo acompaño la frase que había soltado María con la clara intención de abochonarlos, seguida de una risa clara que la siguió mientras se alejaba de la barra para atender a algún cliente.

Manolo y Joaquín se quedaron sonrojados viendo hacia cualquier lugar que no fuera el contrario, creyendo que nada podría salir peor, y ohhhh que equivocados estaban.

Esto no era más que el principio.

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