Una Mirada [En Edición]

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Amor a primera vista.
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Pasado.

El día en el que te conocí, el mundo parecía mostrarse en todo su esplendor los colores de la naturaleza se vislumbraba aún más exóticos, aún más vivos, de lo nunca antes había podido admirar.

El día en que el inaplazable marrón hipnotizante de tus iris, se encontraron con mi mirada, mi mundo se detuvo. Y es que, había podido haber visto un sin fin de miradas antes, más exóticas y de diversos colores y fueron los suyos los primeros en hacerme sentir un millón de sensaciones con una sola mirada.

Mis ojos se detuvieron en ese marrón hipnotizante, en el color de la resiliencia y en la curva de tu esplendorosa sonrisa.
Mi interior era un espiral de sensaciones diferentes, cada una queriendo predominar sobre las demás, el calor y el frío recorrían mi cuerpo al mismo tiempo, erizando mi piel y acelerando mi corazón.

- ... ¿Estás bien? - un quejido brotó de mis labios y finalmente capte nuevamente el mundo que me rodeaba.

Antes del repentino encuentro contigo, terminé en una incómoda posición con los libros desparramados por doquier.

Y era probable que hubieras estado aguantando una carcajada.

Me ofreciste una de tus manos para que me pudiera enderezar de la incómoda posición que había adoptado, para evitar caerme por completo, junto con toda una sonrisa coqueta de dientes blancos. Los rizos de tu cabello marrón obscuro eran una perfecta combinación entre liso y ondulado.

Ese primer roce, ese primer apretón de mano, ese acto tan mundano logro estremecer cada fibra de mi cuerpo.

-¿Te encuentras bien? -Pensé que nada podría hacerme sentir más embelesada allí parada, como una tonta. Hasta que el sonar de tu voz inundó mi campo de audición, fue como haber escuchado el canto más puro del mundo.

-Si, gracias - Contesté en un hilo de voz, con un melodioso acento, un sonido mucho más suave que el que se escuchaba en la ciudad a las que te encontrabas acostumbrado.

- Eres nueva ¿Cierto? - Dijiste, ofreciendome los libros que habían estado tirados y obstaculizando el paso. - Bueno, supongo que sí. Todos aquí se apresuran por llegar rápido a sus clases, si vas a caminar lento, no lo hagas en medio de los pasillos, o siempre terminarás en el suelo.

En mi ensimismamiento logré hacer en tu dirección un leve asentamiento de compresión, habías logrado hacerme sentir bastante extraña.

Aún sigo sin poder descifrar que fue aquello. Supongo que era eso mítico de lo que suelen hablar las mujeres: Amor a primera vista. Y es que el: mirarme, tocarme, hablarme y ayudarme fueron un detonante que me dió la certeza de que aquello existía. Y si de algo estaba segura era de que no podía prestar atención a mi corazón palpitante y que esa vaga sensación de exaltación se iría con el tiempo.

El amor era una perdida de tiempo y no estaba entre mis planes.

«Y es que nadie cree en el amor a primera vista, hasta que se ven reflejada en la mirada correcta.»