Memories

Miedo

Cuando conocí a Zerg, no fue uno de los momentos más románticos de mi vida. En realidad, podríamos decir que él jugó el papel del caballero montado sobre su blanco corcel que derrota al dragón y salva a la doncella en peligro.

Solo que a él, no solo le faltaba el caballo.

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La chica se encontraba acorralada, un vampiro la había perseguido, y sin darse cuenta se había adentrado en el bosque, el cual era doblemente peligroso. Llevaba horas corriendo y ya sentía que las fuerzas se le escapaban del cuerpo segundo a segundo. No llevaba ningún arma con ella para poder defenderse contra el ataque del vampiro.

¡Maldita sea!

Ni siquiera llevaba ropas para correr largas distancias, y como si fuese una invitación para el vampiro, el vestido que llevaba, dejaba su cuello al descubierto.

Y debía ser sincera. Estaba muerta del miedo. El vampiro estaba solo a pasos de asesinarla. Sabía que esto era solo por que su padre era el cazador de vampiros de la zona.

El vampiro se adelantó unos pasos, disfrutando el sufrimiento que producía en la chica. Ya estaba a centímetros de ella, podía oler el aroma a jazmín que tenía la piel de la chica.

Ella solo cerró sus ojos, esperando el golpe final.

Pero esta no llegó nunca.

Anastashia abrió sus ojos, sorprendiéndose al encontrar una figura encapuchada sujetando al vampiro por el cuello, quien luchaba por soltarse del agarre. Al parecer la figura encapuchada era un joven, pues era una mano masculina la que sujetaba al vampiro del cuello.

- No debiste molestar a la señorita... ¿Por qué no intentas molestarme a mí? – dijo la figura. Era una voz masculina y profunda.

La joven se sobresaltó cuando la figura encapuchada lanzó contra un árbol al vampiro, rompiéndole algunas costillas, pero aun así, el vampiro volvió a lanzarse al ataque sobre la figura encapuchada. El joven encapuchado se colocó en posición de pelea, desenfundando una espada lanzándose a la lucha igualmente.

El estilo de pelea era algo rustico, no había mucha técnica y le faltaba ser perfeccionado, pero sin duda, la fuerza del joven era fantástica.

- Y yo solo estoy parada aquí... así me hago llamar una Van Garrett – pensó la muchacha, frunciendo un poco el ceño. Observó nuevamente al joven encapuchado, quien en un descuido había dejado acercarse demasiado al vampiro.

- ¡Cuidado! – La joven corrió hacia el joven, golpeando al vampiro, lanzándolo lejos. Ella era bastante fuerte, y no se iba a preocupar por mostrar los modales de una dama en esta ocasión. No correspondía. Girándose hacia el joven preguntó - ¿Estas bien?

Pero no recibió respuesta. El joven se levantó rápidamente, siguiendo la pelea con el vampiro. Ella frunció el ceño nuevamente.

- ¡Pero que mal educado! – pensó.

El joven parecía haber recuperado las fuerzas, pero aun así el vampiro consiguió asestarle un golpe, que lo hizo tambalearse un poco, haciendo que la capucha cayera, revelando finalmente su rostro.

La muchacha se quedó viendo al joven boquiabierta. El mal educado y adrenalínico joven, era muy apuesto, pero tenía una mirada sombría, llena de ira. Esto la hizo estremecer, aunque jamás lo admitiría. El joven logró hacer que su corazón latiera rápidamente.

Él joven derrotó finalmente al vampiro, asestando un golpe certero con su espada, logrando degollar al vampiro. El cuerpo del monstruo se fue deshaciendo poco a poco, entregando una imagen estremecedora.

Terminada su tarea, el joven se enderezó sacudiéndose un poco las ropas, y luego volteó a ver a la muchacha. Ella sintió su corazón palpitar fuertemente de nuevo, y sus mejillas tomaron color.

- ¿Te encuentras bien?

- Contigo creo que me encuentro en las nubes guapo... - y Anastashia se sonrojó furiosamente luego de darse cuenta la estupidez que había pensado.

Dios, si pensó que tenía miedo del vampiro, el que sentía ahora no era nada comparado con eso.

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El primer amor, si que da miedo.