CAPITULO 1

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 "El amor y el odio no son ciegos, si no que están cegados por el fuego que llevan dentro - Friedrich Nietzsche"

HAYLEY

Una fotografía es la clase de cosa que puede guardar un momento, una sonrisa o una tristeza, es la clase de cosas que te expresa algo sin hablar sobre ello. Todo era tan distinto antes, veo a las personas pasar con trajes como si fueran personas importantes pero con trabajos estresantes y luego me veo a mí, de pie frente a la gran multitud de Seattle, con una cámara colgada al cuello y con un simple propósito. Vivir de una manera improvisada, a mis cortos veinte años lo único que he hecho es trabajar para una revista de modas y preguntarme por qué las personas están en un trabajo que les desagrada.

Hace mucho tiempo que las cosas dejaron de afectarme, las personas que me rodean siempre tratan de conseguirme alguna cita, supongo porque creen que moriré sola con una cámara en la mano. Pienso que el amor es pura mierda, un sentimiento que te hace estúpido he incrédulo, el amor no se ve ni se siente, lo existe ni te sirve. ¿Por qué querría de nuevo un corazón roto? Ya he tenido bastantes de esos en el pasado y no necesito uno nuevo. Si alguien se va a enamorar de mí, que se enamore del corazón dañado y cruel que tengo.

- De acuerdo - Rodé los ojos sosteniendo el teléfono contra mi oído. Escuchando la voz de Niall desde la otra línea - Tu encárgate de entregar las fotos, ¿Cuándo iras a Londres?

- No lo sé, aún tengo que hablar con los editores, lo cual es tu trabajo - Resoplo con exasperación. Levante una ceja.

- El deber me está llamando, hay que admitirlo, merezco unas vacaciones - Chasquee los labios - Aunque tenga que pasarlos con Camila y su maravilloso novio - Fruncí los labios - Que ni siquiera conozco.

- ¿Siquiera recuerdas el nombre del chico? - Me pregunto divertido. Hice una mueca.

- No lo sé, ¿Jack? - Suspire - ¿Por qué debería saberlo? No soy yo la que se va a casar con él, vamos es una boda, solo tendré que soportar las tonterías de amor de Camila, disfrutar de la fiesta y comer la comida, que por cierto, es gratis.

- No tienes remedio - Su voz sonaba cansada.

- Debo irme rubio, la azafata me está mirando de mala manera por mantener el teléfono encendido, supongo que el avión está a punto de partir - Bufe saludando a la mujer con una sonrisa cínica.

- Adiós - Susurro - No me hagas ir rápidamente a Londres chica, se buena.

- Claro - Volví a rodar los ojos mientras cortaba la llamada. 

Hice una mueca mientras jugaba nerviosamente con mis manos. Un niño comenzó a gritar detrás de mí, fruncí el ceño mientras giraba la mirada. Una pareja trataba de hacer que su pequeño se sentara correctamente en el asiento, el niño pataleaba y parecía a punto de llorar. Mire la cara de la mujer, cansada y el rostro del hombre lucia como si no quisiera estar ahí. Aparte la mirada volviéndola hacia el frente, después de unos minutos decidí sacar el libro que había traído para el viaje. Miraba atentamente las paginas cuando sentí un peso caer repentinamente a mi lado, cerré los ojos fuertemente implorando por que no fuera una persona desagradable o que tenga un rostro que prefiera evitar.

- Creí que no llegaba - Murmuro. Por el rabillo del ojo lo mire, el chico me sonreí amistosamente. Le devolví la sonrisa sin mostrar los dientes para después continuar ignorándolo por completo - Soy Zayn - Me tendió la mano. Exhale profundamente.

- Eres esa clase de chico, he - Continúe con mi mirada hacia el libro, un simple comentario, observe fugazmente su rostro, un ceño fruncido había aparecido.

- ¿Disculpa? - Pregunto desconcertado. Con un ruido sordo cerré el libro mirándolo de frente por primera vez.

- La clase de chico incrédulo que cree que todas las personas deben recibir paz y amor, te encanta hacer amigos ¿No es así? - Levante una ceja - Es una lástima, a mí me desagrada.

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