Prólogo

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La palabra felicidad se encontraba en primer plano en cuanto a mi vida se trataba. No podía quejarme por nada, lo tenía todo.

Crecí en la gran ciudad de Londres junto a mi maravillosa familia, quien, día a día, ha conseguido crear una sonrisa permanente en mi cara.

Por todo esto, nunca me atreví a decepcionar a mis padres, intentando sacar las mejores calificaciones posibles en la escuela, y tanto fue así, que un perfecto día recibí una maravillosa noticia.

- ¡Allison! ¡Han publicado ya los resultados de los intercambios a otros países! ¡Entra en la página web para comprobar si nos han seleccionado! - Mi mejor amiga irrumpió en mi habitación provocándome un susto que casi me tira de la silla.

- Tía, ¿no puedes entrar como una persona normal en habitaciones ajenas?

- Lo siento, de verdad, no puedo esperar más. ¡Entra ya, maldita sea!

Exacto, Stacy no tenía internet, por eso siempre que tenía que hacer un trabajo, chatear con sus miles de seguidores de twitter o ver una película, aparecía en mi casa como un gatito buscando refugio. Esa es mi amiga, un auténtico caos.

- Venga, venga. - Se impacientaba ella sola y empezaba a ponerme nerviosa a mí. 

Ella había solicitado una beca a Italia, y, en cambio, yo solicité una a Alemania. ¡De verdad me gustaría ir allí durante todo el primer cuatrimestre universitario!

- No puede ser, ¡estoy dentro! - En ese instante Stacy no parecía ella, sino el mismísimo diablo metido en su cuerpo, era como una loca gritando y saltando encima de mi bonita mesita de escritorio. Todavía no entiendo cómo no me aplastó el ordenador. - ¿A qué esperas? ¡Busca tu nombre!

Seguí bajando la lista de los seleccionados y entonces me detuve.

Allí estaba mi nombre con destino a Berlín, Alemania. Sabía que este sería un buen comienzo de curso.

El problema era Daniel, todavía no se lo había dicho.

¿Cómo diablos le diría que me marcharía durante casi cuatro meses?

Se acercaba el fin del mundo.

El intercambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora