Cap9

1.2K 41 0
                                    

La mitra sacerdotal le cubría completamente el cabello negro y despeinado que le caía escondido por la nuca como una cascada, mientras se encontraba mirando el día gris y lluvioso por la ventana de la habitación que quizá podría ser la ultima vez que pisaría. El crucifijo tamaño real parecía acusarle de traición y sin embargo sentía el alivio de la noche anterior, y los besos de _______ aún esparcidos en todo su cuerpo.

Vaya noche había tenido. Casi no había dormido nada y tenía unas ojeras de muerte, pero no le importaba. Estaba completamente contento. La noche anterior había disfrutado de la mujer que amaba y habían jurado huir juntos en cuanto el pueblo se descuidara. Alrededor de las cuatro de la mañana, antes de que el partiera hacia sus aposentos en el hospedaje, habían acordado que _______ no saldría de su hogar en ningún momento.

Ella había dicho que se iría la misma tarde del día que estaba transcurriendo y tenían que hacer creer a las hermanas y al pueblo que así sería. Entonces _______ escondió el coche en la parte trasera de su hogar a primera hora de la mañana y se quedaría allí cual princesa atrapada en una torre por algunos días.

Si tenían suerte y eran sigilosos, el plan saldría a la perfección y por fin podrían ser libres. Juntos. ¡Todo parecía ir como en un cuento de hadas!, pero el señor Biersack no contaba con la inesperada visita que tendría en ese mismo instante.

Una visita con trencitas de niña pequeña y coquetería de mujerzuela. La misma mujer de aquel día de paseo por la tarde.

-Buenas tardes señor Biersack -Murmuró con burla evidente la pelirrubia, con una sonrisita venenosa en el rostro.

-Buenas tardes señorita Meredith -Contestó el ojiazul con el con el ceño fruncido, ¿Que estaba haciendo ella allí? -¿Quien la ah dejado entrar aquí?, con todo respeto, este lugar es privado.

Vio como la paliducha rubia cerraba la puerta tras ella con una carcajada sarcástica y se volteó completamente hacia ella, esperando a saber que pasaba. Cuando ella le miró con una ceja alzada un escalofrío le recorrió desde el final de la espalda hacia el cuello.

-No creo que tenga problemas realmente con que una mujer entre aquí -Murmuró ella, con una sonrisa torcida y deseosa en el rostro. Encaminándose a paso lento hacia el desconcertado sacerdote.

-Perdón señorita, pero... ¿Que es lo que está usted buscando aquí? -Inquirió optando una posición rígida y seria ante Meredith. -Usted no...

-Creo que ya sabe lo que estoy buscando aquí señor Biersack -Espetó ella cuando estaba casi acorralando contra la pared al sacerdote que ahora comprendía que ocurría o quizá no. Después de todo, lo que dijo la pelirrubia después, le cayó como un balde de agua congelada en los hombros. -Lo mismo que la santa monja retirada de _________ disfruta cada noche -Y en cuanto esas palabras sarcásticas escaparon de esos labios finos y con excesivo labial rosa, el señor Biersack abrió los ojos de par en par, alarmado.

Luego lo pensó mejor y trató de parecer relajado y desentendido, aunque por dentro la duda lo mataba.

-¿Que es lo que está diciendo?, no comprendo a que se refiere, ¿Que tiene que ver aquí la señorita _________?

-Tranquilo -Dijo la rubia cachonda, acorralando al señor Biersack alarmado contra la pared. La respiración del ojiazul se aceleró -Le propondré un trato. Hace mucho tiempo que me gustaría probar un poco de usted, ya sabe. Y eh pensado en que si usted me satisface cada vez que yo quiera, su secreto estará a salvo conmigo. Claro, pero debe satisfacerme solo a mi, nada de esa maldita zorra entre usted y yo. -El plan de aires malignos que la hija del campesino mas rico del pueblo había ideado, debía dar resultado. De lo contrario el pueblo entero se enteraría de lo que estaba ocurriendo entre ellos dos. Entre ________ y el señor Biersack.

~ Holy Sin †~(Andy Biersack y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora