Suelto una risa histérica y no puedo evitar pensar que hice todo un escándalo por algo que bien pudo haberse resuelto por teléfono. De esa manera Jeno no habría tenido la necesidad de venir hasta aquí y alterarme hasta el punto de querer matar a alguien.

   Más específicamente a él.

   —No he ido al baño desde que llegué —suelto un suspiro y termino desviando la mirada también. Dios, me siento tan estúpido, tantos problemas por nada—. Y mis padres no están. Supongo que debe encontrarse donde lo dejaste.

   Jeno asiente, pero no hace nada. Permanece de pie, mirándome fijamente. Me siento un poco intimidado por su aura, pero intento ignorarlo haciendo un gesto con la mano, indicándole que puede pasar.

   —Gracias —susurra, sin dejar de mirarme—. Sólo será un minuto.

   Asiento, porque no sé qué otra cosa más hacer y me hago a un lado, dejando que pase. Cuando finalmente lo hace, huelo mi propia colonia en él, y aunque quiero enojarme porque ha usado mis cosas sin mi permiso, me digo que entre menos drama haga, más rápido se va a ir.

   Sólo falta que el idiota haya usado mi cepillo de dientes y seguro que yo termino con la cara paralizada del coraje.

   Se dirige al baño y recuerdo que Renjun de milagro no ha tenido ganas de ir. De lo contrario ya estaría en el inferno, seguramente porque yo mismo me hubiera delatado o porque Renjun, tal y como espero, se hubiera creado todo un cuento detrás de una historia que no existe.

   No creo que mi mejor amigo desconfíe de mí. Incluso considero que si le contara que Jeno se quedó a dormir por una emergencia, no intentaría matarme. Pero, es una apuesta que prefiero evitar, ¿para qué tentar a la suerte? En los años que llevamos siendo amigos jamás nos hemos peleado y no veo porque este deba ser el momento.

   Escucho el ruido de la puerta del baño siendo abierta y para bajarme un poco los nervios me tiro en el sillón, colocando mi brazo derecho sobre la frente, diciéndome a mí mismo que debo tranquilizarme sino quiero que Jeno piense que estoy loco.

   O que me está volviendo loco, cualquiera de las dos opciones es igual de mala.

   —Lo encontré —su repentina presencia hace que dé un saltito en mi lugar y aparte el brazo con brusquedad—. De nuevo lamento haberte molestado. Debí tener más cuidado por la mañana cuando me fui.

   Suelto un suspiro y desde mi posición, puedo verlo a la perfección. Lleva la misma ropa que ayer, lo cual sospecho no debe ser evidente para alguien que no lo sepa, pues luce impecable. Siempre he creído que Jeno es la clase de chico que cuida su aspecto.

   —Bien, me alegro que estuviera ahí.

   —Una vez más lo siento —y como si pudiera leerme la mente, vuelve a disculparse, luciendo un poco más arrepentido—. No debí haber venido.

   —No te preocupes —me muerdo el labio inferior y me pongo de pie, decidido a dejar de victimizarme, aunque sea por educación—. Supongo que mi manera de actuar tampoco fue la mejor. Creo que fui un poco...

   — ¿Dramático? —Jeno me interrumpe y levanta una ceja, de manera juguetona—. Bueno sí, sólo un poco.

   Pongo los ojos en blanco, él no está enojado. Creo que es una buena señal. Mi idea tampoco es la de enemistarme con Jeno.

   —No quiero problemas con mi mejor amigo —aclaro— eso es todo.

   Jeno me mira fijamente al igual que ayer. Sus ojos oscuros, son como dos pozos negros; turbios y con profundidad desconocida. Quiero decirle que se abstenga de mirarme de esa forma si es que quiere que las cosas entre nosotros no se pongan más raras de lo que ya lo están, pero cuando abro la boca para decir algo, el sonido de la puerta me desconcierta.

Extraño |NoMinWhere stories live. Discover now