La Gran Vaca Cósmica.

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Las luces se habían convertido en una ruidosa tormenta. El silencio que había existido durante un largo tiempo comenzó a explotar en una llamarada de colores. El ruido también se hizo en todos los rincones. Comenzabamos a existir más allá de todo aquello que pensábamos existiera hasta entonces. Ninguno conocía nada, todo fue una explosión que nos dejaba atónitos.

Tal vez éramos demasiado jóvenes.

La escarcha de mis muslos se evaporó, y las pequeñas y humeantes gotas bajaron humedeciendo todo a nuestro al rededor. Y es que eramos nosotros lo único que existía.

Tu calor desenfrenado me quemó hasta lo más profundo. Tu lengua dibujó en mi espalda el más obsceno de los retratos. Y mis manos congeladas derritieron tan profundo en tu cuerpo que casi hielo tu propia sangre.

Tus caricias fueron pocas, solo tres para ser exactos, pero eso fue suficiente para dar vida a todo nuestro mundo. Nacieron de nosotros los primeros sabores, creamos de la nada los primigenios colores. Tu última caricia dejó en desnuda a nuestra sangre más preciada y de nuestra existencia se olvidaron con los años, pero en el espacio aún perdura aquel amor que profesaron nuestras sombras.


Ymir Suckling the Cow Audhumla

(Pintura de Nikolai Abraham Abildgaard)



•sería bueno que buscasen la pintura; es hermosa y no es para alarmarse, pero parece que no se aprecia el arte sin morbo.

Sin nombreWhere stories live. Discover now