Un ruido de sillas se hizo oír y luego un grito de dolor. Draco, sin pensarlo, sacó la varita y apuntó, desistiendo de esperar más.

¡Bombarda Maxima! —gritó.

La puerta del aula estalló en muchos pedazos, y Draco no dudó en entrar por la gran grieta. Lo primero que vio, fue a Harry caído en el suelo, retorciéndose de dolor.

— ¡Tú, maldita escoria! —gritó Moody poniéndose de pie y apuntándole con la varita; su cara estaba cambiando de forma grotescamente.

¡Petrificus Totalus!

¡Ossium Diffindo!

Los dos hechizos fueron gritados al tiempo, dejando a un Moody cayendo totalmente rígido al suelo y a Draco doblado sobre sus rodillas, conteniendo la sangre que brotaba escandalosamente de su pecho. No podía respirar y sentía sus costillas rotas.

— ¡Draco! ¡No!

Draco escuchó la voz débil de Harry antes de dejarse caer por completo, jadeando salvajemente en busca de aire. Harry apareció en su campo de visión con el rostro lleno de lágrimas. Draco intentó decir algo, pero su vista se estaba volviendo borrosa.

El cuerpo del profesor seguía petrificado, pero ya no tenía el aspecto del profesor Alastor Moody, como pudo notar Draco. Sus rasgos y cuerpo habían cambiado por los de un hombre más joven y delgado, y Draco, aún en medio de su agonía, comprendió que eran los efectos de una poción Multijugos.

Draco cerró los ojos, intentando calmarse y buscar aire. Sintió cómo Harry tomaba su mano suavemente.

—Resiste, Draco. Por favor, no vayas a dormirte. —rogó el Gryffindor con voz temblorosa.

Draco sintió que algo cerraba la herida en su pecho y cómo la sangre dejaba de fluir. Pero, aun así, se le dificultaba respirar. Draco buscó con la mirada a su novio, e intentó hablar.

—Shh... Luego hablaremos todo lo quieras, cariño. Resiste, Draco. Resiste por mí. —Harry estaba llorando. Los hermosos ojos verdes estaban empañados y Draco odió sus lágrimas. Odió su sufrimiento. Harry no se lo merecía.

—Intentaré hacer un Patronus... —Harry susurró nuevamente, mientras presionaba una mano contra una mejilla de Draco— No tengo fuerzas para llevarte, pero no te dejaré aquí, Draco.

Luego, tomando aire, Harry cerró los ojos en concentración. Un segundo después, apareció su Patronus. Seguramente era el bello y enorme ciervo de siempre, pero Draco sólo le veía las patas.

—Necesito... necesito ayuda, por favor —la voz de Harry temblaba—. Estoy en el aula de DCAO. Draco está--

Harry dejó de hablar cuando alguien irrumpió en el aula, respirando agitadamente.

— ¡Draco!

La voz de su padre casi hace llorar a Draco de alivio. Trató de tranquilizarse; si su padre estaba ahí, significaba que todo estaría bien. Harry se apartó un poco, escondiendo la cara entre las manos y el rostro más pálido de lo normal de Lucius, apareció en su campo de visión, mirándole con temor. Draco sintió cómo era levantado en los brazos de su padre y llevado afuera.

—Harry... —dijo, en voz inaudible.

—Black y Dumbledore están aquí, Dragón —dijo Lucius en voz baja y cariñosa—. No te preocupes.

— ¡Harry! —Draco se revolvió débilmente en su sitio, pero frenó sus movimientos al ver a Black, pasar por un lado suyo. Dumbledore iba detrás de él.

Los sonidos se alejaban mientras Lucius cargaba con él. Los amados ojos grises se encontraron con los de Draco.

—Todo estará bien, Draco. Lo juro.

Draco's Plan [ Drarry ] Where stories live. Discover now