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Edad: 7 años

Narrador Omnisciente

¿Cuándo fue la última vez que Jude se había sentido así? ¿De esta manera tan desilusionada y molesta?

En realidad no podría saberlo con certeza, tal vez haya sido la vez que su prima Emily rompió una de sus muñecas; o cuando su mamá la engañó diciéndole que irían al parque de juegos, pero al final del día terminó en el consultorio de un dentista para su revisión de cada mes.

Lo único que tenía claro, era la ira que albergaba su pecho mientras miraba su sándwich en el suelo, ya claramente sucio e inservible debido a la tierra. Elevó su mirada, notando al culpable de que su almuerzo se haya convertido en un festín para las hormigas.

━━ ¡Hey! ━━ Logró gritar en su dirección antes de que el mocoso tuviera intención de alejarse.

El niño la miró, él era consciente de lo que había hecho, sin embargo, la rubia no distinguía ni una pizca de arrepentimiento en su semblante.

━━ Se te cayó eso... Ten más cuidado la próxima. ━━ Dijo casi con burla.

Jude notó como su contrario reprimía una sonrisa, ella, al contrario, contuvo sus ganas de llorar.

━━ Escucha, niño maleducado...

━━ Me llamo Steve. ━━ La interrumpió.

━━ ¡Hiciste que me quedara sin comida, Steve, y...!

━━ ¿De qué era?

Jude, a pesar de su enojo por haber sido interrumpida por segunda vez, no pudo evitar mostrarse confundida. ━━ ¿Eh?

━━ El sándwich, ¿de qué era?

━━ Atún. ━━ Respondió despacio, en realidad no veía qué tenía eso de importante.

━━ Entonces creeme, te hice un favor. ━━ Dijo el niño castaño levantando sus cejas, mostrando una expresión de asco.

Jude abrió su boca con indignación, ¿cómo se atrevía?
Ella sabía que el atún en los sándwiches no era aceptado por la mayoría, pero ¡hey! Al menos era mejor que el huevo, a nadie le gustaban los sándwiches de huevo.

Steve aprovechó ese momento para darle una última sonrisa, y salir corriendo hacía alguna otra dirección.

━━ ¡Me debes un sándwich! ━━ Alcanzó a gritar Jude lo suficientemente alto para que la escuchara.

°°°

Edad: 14 años

Las madres de estos chicos eran amigas, vaya suerte ¿no?

Así que constantemente ambas familias se reunían a comer, a veces en la casa de los Mccartney, a veces en la casa de los Harrington.
Esta vez, fue turno de los últimos mencionados de ser los anfitriones.

La casa estaba impecable, el piso tan brillante que sería sencillo que los invitados pudieran ver su propio reflejo en él. Jude se pasó la tarde limpiando el librero de madera que se hallaba en la sala de estar, junto con las repisas ubicadas por los pasillos del segundo piso. Sin mencionar las veces que tuvo que pasar el plumero por los tantos cuadros colgados en la pared, y los adornos sobre las repisas que ella misma acababa de limpiar.

No entendía por qué, pues era poco probable que la visita subiera al segundo piso, ¿cuál era la necesidad?
Pero no protestó, pues básicamente su padre también se encontraba haciendo limpieza profunda hasta en los lugares más recónditos de su hogar, mientras su madre preparaba la cena.

HEY JUDE; steve harringtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora