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Sus ojos se abrieron lentamente, tratando de enfocar aquello que lo rodeaba en la oscuridad. Estaba sentado contra la jaula, con sus muñecas y pies atados con cadenas a los barrotes. Trataba de safarce pero, con cada tirón que daba, sentía como su piel se iba agrietando cada vez más, notando como las gotas de sangre le recorrían el cuerpo hasta llegar al suelo. No sabía cuánto tiempo había pasado desde la última vez que estuvo rodeado de gente, pero le parecía ya muy lejano. El frío suelo de aquel calabozo había sido testigo de cada una de sus palizas, de sus moretones y de sus silenciosos lamentos. Llegados a este punto, Wonho ya no sentía dolor, estaba completamente vacío.

Levantó la cabeza al escuchar la puerta de la jaula. Cada vez que la abrían, los golpes demoraban solo un par de segundo en llegar, pero esta vez fue diferente. Solamente se mantuvo parado al pie de la jaula, observándolo. Sus pies se arrastraron con pereza hasta quedar a pocos centímetros de él, quedándose estático por unos segundos hasta que se sentó. En su cabeza, Wonho se había armado la imágen de quien tenía en frente, y la pequeña luz que se encendió entre ambos no hizo más que reafirmarla.

 Frente a él, HyungWon lo observaba minusiosamente. Sus ojos fueron de su cara a sus brazos, siguiendo el recorrido dejado por la sangre, deteniéndose en el piso. Hubo un atisbo de sonrisa mientras miraba el suelo, pero cuando volvió a la mirada a sus ojos, su expresión era neutra. Un escalofrío recorrió la esplda de Wonho cuando se levantó. " Quizas no va a golpearme - pensó - él no, pero otros si ". Tragó duro cuando HyungWon volvió a sentarse frente a él. En sus manos traía una lata y en la otra una pequeña cuchara.

- Come - ordenó

 Wonho negó. No iba a dejar que lo alimentaran, y menos alguien como él. Había perdido la cuenta de los días que llevaba sin probar bocado, y prefería quedarse así antes que perder su orgullo. Sin embargo, su estómago le jugó una mala pasada. A penas olió la comida, este resonó en todo el tinglado. Eso fue lo único que se escuchaba junto con la respiración de ambos. HyungWon se acercó aún más, dejando su cara a pocos centímetros de la suya. Inconscientemente su vista terminó en los labios del contrario, haciendo que de ellos brotase una sonrisa cínica.

- Parece que tienes hambre de otra cosa - Murmuró grave mientras se relamía los labios, provocándolo - Come de una puta vez.

 " Obedece "  Aquella palabra se repetía constamente en su cabeza mientras veía la comida acercarse a su boca. Si nada más que perder y con la mirada baja, se tragó su orgullo y comió. No pudo evitar soltar un pequeño gemido al sentir la comida en su boca. Cuando volvió la vista hacia HyungWon este seguía sonriendo mientras volvía a su lugar. Frente a él, solo era un sumiso más. 

 Los minutos fueron pasando y la comida se terminó, él ya no tenía nada más que hacer allí, o eso era lo que pensaba Wonho. HyungWon dejó la lata en el piso y se volvió  acercarce, pero esta vez cerca de su oreja. Sentía la respiración pesada sobre su cuello, apretando las cadenas tratando de safarce. Cuando mordió su lóbulo, el metal en sus muñecas se clavó en su piel, haciendo que la sangre vuelva a salir. " Si no estuviera atado - miró los mechones de cabello negro le tapaban la nuca - ya estarías muerto". Una mano fría acarició su abdomen, tratando de ir más allá.

 - Seokie... - susurró HyungWon en su oído, erizando la piel de ambos.

 Bastó con estar enjaulado, atado a los barrotes con cadenas y con las manos de un hombre acariciando su cuerpo para que se diera cuenta. El gemido de Wonho resonó entre las paredes del tinglado. Sabía lo que HyungWon quería y él iba a dárselo, pero a su debido precio. 

Outcast // 2wonOnde histórias criam vida. Descubra agora