Kumiko Sakagami es mejor amiga de Hanji Urabe desde los cuatro años. Ellos junto con sus amigos, Takeshi Kishida, Masao Nakayama y Koji Nishio, empiezan la secundaria en el colegio Otomo, y en su tercer año conocen a Shun Nitta, estudiante de segund...
─Kumi, adivina qué─ le dice Urabe, su mejor amigo─. Fui elegido para formar parte del nuevo equipo Nankatsu, ¿cómo la vez?
─¿Cómo que el nuevo equipo Nankatsu? ¿No vas a participar en el Nishigaoka?
─Creí que te había dicho. Se ve que no, pero bueno, te cuento ahora. Todos los años, para el torneo nacional de escuelas primarias, las escuelas de cada una de las prefecturas del país participaban en un torneo regional para que sólo una de ellas participe representando a su prefectura en el torneo nacional, pero este año, la ciudad quiso crear una escuadra nueva: se hicieron pruebas para seleccionar a los mejores jugadores de los equipos locales, y de los treinta jugadores que eligieron, yo fui uno de ellos─ dice con expresión triunfante.
─Oooh, ¡felicidades!─ le da un gran abrazo─¡Yo sabía que lo lograrías!
─Pssh, pues soy Hanji Urabe, ¿qué esperabas?
─Te falta ser un poco más humilde, Hanji─ interrumpe Sakana, la mamá del oji-verde.
─¡Mamá, no hables de la nada! ¡Me das miedo!
─Tengo que cuidar tu vocabulario, porque eres un niño muy problemático.
─No es cierto─ mira a otro lado.
─¿Y Takeshi también entró al equipo?─ interviene Kumiko.
─Sí, prácticamente estamos al mismo nivel, así que calificamos al mismo tiempo.
─Y tú que te burlabas de él por decirle que era mucho más débil que tú.
─¡NO ME LO RECUERDES, KUMIKO SAKAGAMI!
Kumiko y Sakana rieron.
─Yo voy a preparar la merienda. Ustedes esperen aquí─ Sakana va a la cocina, dejando a los dos niños solos.
─¿Pero sabes qué fue lo que me sorprendió más? Que también eligieran a Ishizaki, que no sabe jugar.
─Pero si el partido del Nankatsu contra Shutetsu jugó muy bien, ¿o no?
─Sí, supongo, pero... ¡Yo sigo siendo mejor jugador que él!
─No lo sé, cuando jugaste contra el Nankatsu un partido de práctica te ganó cinco a dos─ le recuerda la pelirrosa.
─¡No me hagas menos, Kumi!
─Jeje, pero es la verdad.
─¡En ese partido perdimos porque ese niño nuevo, Tsubasa, es un jugador increíble! ¡¿No viste que le anotó tres goles al mejor portero de todos?!
─Pues sí, pero el quinto gol del partido lo anotó Ishizaki con su cabeza...
─¿Por qué hablas tanto de Ishizaki como si fuera un gran jugador?
─Yo...
─¿Acaso te gusta?─ le pregunta, a centímetros de su cara.
─¡U-urabe! ¡N-no es cierto!
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