De fantasía, libros y "unicuernos", va la cosa...

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―Yo te he entendido, y créeme, hermana, para mí, no había mejor manera de decirlo. Y por primera vez, incluso he estado de acuerdo contigo en cuanto a todo lo que dijiste sobre los libros que tomaste como ejemplo. Ese paseo entremezclando cada historia como si fueran la misma, todo…

― ¿Entonces por qué narices dices que no es “precisamente” lo que se esperaban?

―Porque lo hiciste a modo de entrevista y quién te contestaba a las preguntas dando las razones que tú querías demostrar con tu tesis, era un unicornio.

― ¿Y?

― ¿Y? Jean, ¿un unicornio?

―Se trata precisamente de eso, rubia: fantasía. Yo no podía ponerme a dar razones, explicaciones, “sís” o “nos”… yo soy real. Mi unicornio, no. Solo él podía contestar a todo eso.

―No sé qué pretendías, pero fuera lo que fuese, desde luego no has pasado inadvertida…

―Ya lo sé.

―No, no lo sabes. Es de lo único que se habla  en la universidad. En todas las clases hablan de ti, del unicornio loco que ha demostrado en una tesis de cuarenta páginas que los cuentas de hadas no son solo cuentos, y que vivimos en un mundo paralelo en el cual de cuando en cuando abren una brecha y a algunos, unos pocos, se les permite espiar al otro lado, y de ahí sacar las historias de fantasía más increíbles del mundo.

―Entonces sí que me lo esperaba. ¿Y sabes qué? Tienes razón, me apetece ir de escaparates. Ya me encuentro mucho mejor.

―O sea, que me paso todo el día escondiendo de ti lo que están hablando, intentando que no te vengas todavía más abajo, y es precisamente eso lo que te ayuda… no lo pillo.

―Yo no creo en las hadas madrinas o seres hechos de rocas que comen rocas, rubia.

―Menos mal… empezaba a preocuparme… y sigo sin entenderlo.

― ¿Te leíste mi tesis, no?

―Ya sabes que sí…

― ¿Cómo se titula?

―”Carpe diem”. Otro detalle que no sé qué tiene que ver con lo demás…

―Tiene todo qué ver, rubia. Ahora mismo, según tú, desde que salió a la luz mi tesis sobre un unicornio que intenta demostrar a una reportera ciega que es un unicornio de verdad y que la fantasía existe, todo el mundo que empieza hablar del tema, ¿qué crees que es lo primero que hacen?

― ¿Reírse?

―No. Imaginar qué aspecto tiene el unicornio. Ninguno se parará a pensar en la reportera, en qué bolígrafo usa, o el color de su pelo; la primera imagen que les vendrá a la cabeza será a un unicornio sentado cómodamente en un sofá cama de dos por dos con su cresta llena de trenzas de colores. Y, aunque sea durante unos minutos, la muchacha que llega tarde todos los martes a su primera clase porque tiene su madre ingresada, ya no pensará en ello. El maromo aquel que hace Educación Física, no se pasara toda la mañana mirándose al espejo. Hablarán del unicornio, nena. Y al final, inevitablemente, acabarán por leerse los libros que nuestro amigo "unicuerno" dice esconder el pasaje secreto a la fantasía más real. Vivirán el día, rubia. No lo que vendrá después.

Y no será solo un cotilleo pasajero, no, porque cuando se lean los libros, el unicornio dará paso a Sebastián, a Hensel, a la Bruja Mala, a Amelie… eso es lo que quería demostrar con mi tesis, nena. La fantasía, sigue y seguirá siendo siempre, la mejor parte de la realidad.

―Sí, al final resulta que sí había entendido tu tesis, incluso el título. Y tienes razón… todavía no he leído El Principito, ¿lo sabías?

―Ya lo sé. El unicornio dice que es un viaje lleno de diapositivas eternas que se quedarán en tu memoria.

―Cada vez me cae mejor tu unicornio, morena.

―Búscate uno, rubia. Ese es mío.

―Pero tengo que contarte algo que es parte del “día”: ¿Ya te he dicho que ha llamado la jefa y nos cambia el día de publicación para hoy en lugar del sábado?

―¿Mi… la escritora rubia está bien?

―Sí, demasiados mojitos la última reunión de tacones al parecer, nada grave... Y ya sé que no borraste el skype, anda, ve a hablar con ella un rato.

―Le caes bien a mi unicornio, “gemela buena”.

―Ya, pero no te distraigas, llama a la escritora esa mientras pretendo que no veo la carpeta oculta donde tienes el skype que yo voy a redactar nuestra columna.

―Pensé que habías dicho que la tenía que hacer yo…

―Tranquila, con todo lo que has dicho ya en tu tesis, seguro que saco algo que enviarles.

―Wiiiii.

―Ya, ya. Eso de que eres normal, todavía tengo mis dudas, morena.

―Qué hable el unicornio, dijeron.

―Ahora a ver qué hacemos el sábado noche…

― El sábado toca reunión de tacones, rubia. Nada de buscarse escusas. A esa, vienes conmigo.

Vaya par de gemelasWhere stories live. Discover now