Nuestra Intimidad [Good Omens/Crowley x Aziraphale|+18]

Probar cosas nuevas.

— Eso estuvo delicioso ¿No lo crees? — comento Aziraphale, mientras salían de aquel restaurante donde tomaron su pequeño desayuno.

— Claro— El demonio a veces no era muy fan de la comida, pues su cuerpo no la necesitaba, lo que más disfruta son las bebidas ya sean con o sin alcohol.
La mayoría de las veces solo se dedica a observar con placer como el ángel saborea la comida, pero esta vez se dio el lujo de acompañarlo en la acción.

—Ángel... no es costumbre tuya invitarme a lugares ¿Estás seguro que no pasó nada? — el pelirrojo le dedicó una mirada curiosa. Sabía que el rubio no hacía esos actos, pues Aziraphale es un chico muy apegado a su puesto, siempre decía que no eran amigos, si no grandes enemigos que durante su estadía en la tierra solo han luchado. Claro que el rubio decía eso solo para proteger su apreciada amistad, cosa de la que Crowley no se daba cuenta.

Aziraphale volteó a ver a Crowley, dedicándole una sonrisa. — En verdad que no pasó nada el día de hoy - rio suave. —Es solo que... — el ángel miro al frente, admirando el hermoso día que Dios había decidido plantar hoy. —Han pasado tres años desde que Adam logro detener el Armageddon y al quedarnos nosotros sin bando, formamos el nuestro.

—Pensé que no querías un bando conmigo

—Al principio no — el hombre comenzó a jugar con sus dedos.—Pero han pasado muchas cosas. Ya casi no me dejan trabajo los de arriba, tengo más tiempo para dedicarle a mi librería... creo que realmente están sorprendidos por lo que sucedió con el fuego— Soltó una risilla. En verdad le parecía gracioso lo que le llegó a contar Crowley de ese día. — Entonces con el tiempo he ido aceptando la idea de que tu yo somos un equipo, Crowley.

El pelirrojo no podía creer las palabras que le estaban diciendo, trataba de no demostrar su asombro pero era inevitable. Sentía que su corazón se aceleraba un poco más.

— Si, un equipo...

Aziraphale asintió.— Entonces a todo esto quiero decir que... creo que estoy listo para experimentar cosas nuevas.

— ¿A qué te refieres?

— Me refiero que quiero probar cosas que no probé porque pensé que los de allá arriba me juzgarían.— Considerando que antes de todo esto ya era juzgado por convivir tanto en la tierra.— Quiero poder salir contigo sin tener el miedo de que descubran que somos amigos — murmuró soltando después una risa juguetona.— Quiero conocer más gente, tal vez cambiar un poco mi vestimenta, hacer alguna actividad... ¡Muchas cosas! — exclamó con emoción.— Quiero hacer esas cosas que tú has hecho, Crowley.

— ¿Las cosas que he hecho? — pregunto extrañado.

— Sí, has hecho más cosas divertidas aquí. Has salido con mucha gente, bastantes amoríos, cambios de apariencias. Me gustaría al menos poder experimentar todo eso que has probado.

Crowley le gustaba la idea de que Aziraphale quisiera soltarse un poco, pero a la vez le aterra un poco que por esos cambios pueda llegar a perder a su ángel. ¿Y si encuentra alguien mejor? ¿Y si lo cambian al día siguiente?

— Debes empezar por algo tranquilo, Aziraphale — rascó su nuca.

— Si... tampoco quiero lanzarme tan rápido — le sonrió. — Tal vez empiece con hacer ejercicio.

— ¿Ejercicio? — alzó una ceja el pelirrojo.

— Sabes que estoy un poco pasado de peso, Crowley... — las mejillas del más bajo comenzaron a ponerse rosadas de la vergüenza.

— Pero no te ves mal, ángel. Ya te he dicho que eres bello así — Crowley fue acercando su mano hacia los cabellos rubios para hacerle un cariño, viéndolo con una sonrisa.

— Ya sé, pero... sería bueno ¿No lo crees?

— Si eso a te hace sentir bien, hazlo — se encogió de hombros.— Espero que no lo hagas solo por qué el idiota de Gabriel te lo ordena.

— Hace mucho que no veo a Gabriel...

— Bien, entonces hazlo. — ahora le dio un par de palmadas en el hombro. — Pero no voy a dejar de tentarte con comida~— Saco su lengua bífida.

— Oh basta de hacer eso — Aziraphale solo comenzó a reír con ese gesto, dándole un sutil empujón.

Crowley sonrió al escuchar esa hermosa risa, siempre se sentía orgulloso de poder provocar un sentimiento positivo en Aziraphale.

Ambos sujetos caminaron fuera continuando con la charla sobre los nuevos planes de Aziraphale. En su camino, encontraron una tienda de helados y como aquel ángel siempre tenía antojo de sabores dulces entraron a la tienda a comprar algo. Aziraphale pidió una paleta helada de sabor fresa mientras que Crowley un helado de sabor vainilla con algunas chispas de chocolate por encima. Salieron de la tienda para seguir su camino mientras disfrutaban sus postres.

Crowley miro por un momento al rubio, notando como sus dulces labios rosados se pegaban a la paleta casi del mismo tono.

— Ángel... Eres hermoso como eres — Comentó apenado.

Sintiendo un brinco en su corazón con esas palabras, Aziraphale volteó — Gracias, querido. — Le sonrió avergonzado pero agradecido.

          

— No tienes que cambiar

— Quiero hacerlo Crowley, para al menos saber que se siente hacer cosas diferentes...

— Está bien, te apoyo — Rendido, dejo de verlo, continuando su rumbo.

Esa decisión provocaba en Crowley una combinación rara de sentimientos, pero si eso haría feliz a su ángel no tenía por qué oponerse, además estará ahí guiándolo en su experimentación. Aún así las dudas inquietan su mente;
¿ Aziraphale de verdad buscará experimentar las cosas amorosas que los humanos fueron desarrollando por generaciones? No, más bien la verdadera cuestión es...

¿Aziraphale querrá experimentar ese amor con él?