one; oxford.

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Oxford era tan elegante y hermosa como la detallaban en los panfletos, eran alrededor de las nueve de la noche, nuestro vuelo a Inglaterra se retraso un poco más de una hora, la noche era refrescante y tranquila para ser verano, mi padre recorría las calles con su calma acostumbrada, mi madre buscaba una mejor estación de radio con canciones menos escandalosas mientras que Lily mi pequeña hermana de cinco años dormía tranquila en su asiento.

Establecernos en un solo lugar era un nuevo logro en la familia ya que como algo repetido de las películas americanas solíamos mudarnos mucho por el trabajo de mis padres iban de instituto en instituto de universidad en universidad, charlas, conferencias, entre otras cosas, todos estábamos emocionados por esta nueva oportunidad, al fin dejaría de ser educado en casa debido al poco tiempo que dispondrían mis padres gracias a sus nuevos y para nada nómadas empleos, por lo que sí, entrare a la preparatoria por primera vez en mi vida y si soy todo un perdedor por emocionarme.

Mis padres solían ser muy estrictos con mis estudios, así que como ellos mismos me daban clases no tenía ninguna excusa cuando mi rendimiento académico bajaba, quizás podía insinuar que si almorzaba pizza por una semana obtendría un sobresaliente en historia, pero ya lo intente y no funciono, sin embargo, el lunes comenzaría en un instituto para estirados de mierda, o como a mis padres le gusta llamarlo "prestigioso".

Qué puedo decir cuando eres un educador de primera categoría tu sueldo tiene más ceros que estudiantes en un salón de clases.

Lily se removió en su asiento y despertó estrujándose los ojos con sus pequeñas manos.

– ¿Ya llegamos mami? Tengo hambre – dijo en un bostezo y mis tripas rugieron acompañando su petición, a lo que mi madre soltó una pequeña carcajada.

– Podemos parar por algo de comer – comento mi padre – Pero ¿a dónde vamos? Apenas conozco Oxford.

Y no teníamos un GPS.

Bien.

Me gire para ver la ventana, no había rastro de nadie a quien pedirle ayuda, seguimos rodando unos cuantos metros cuando la vi, joder era hermosa, sus pasos eran rítmicos y firmes, a la luz de la luna parecía un ángel disfrazado con un fedora en su cabello oscuro y corto por los hombros con las puntas amarillentas, sus labios rojos decorados por un cigarro encendido, llevaba un pantalón ajustado con un estampado de cuadros escoceses que hacían justicia a sus piernas y a su trasero, un suéter y botas negras, a sus espaldas a unos pocos pasos iba un tipo fornido y elegante.

Mi padre ubico el auto más cerca de ella, la chica se giro sorprendida para detallarnos, su acompañante la tomo del brazo y la hizo retroceder para protegerla, pero se calmo al ver que se trataba de una familia, mi madre bajo el vidrio y ella se zafo del agarre del tipo para acercarse a nosotros, su perfume era fuerte y adictivo aun mezclado con el olor a cigarro.

– Disculpa señorita, buenas noches – dijo mi madre en tono amable evitando arrugar la nariz por el humo que desprendía su cigarrillo encendido, ella odiaba ese olor.

La chica se vio un poco confundida, creo que fue debido al acento bien marcado de mi madre, luego le dedico una sonrisa y respondió educadamente en voz baja, por lo que continuo - Somos nuevos por aquí y me gustaría saber dónde está la pizzería mas cercana.

– ¡Si, pizza! – grito Lily desde su asiento, la chica se giro con una sonrisa encantadora y sus ojos oscuros se toparon con los míos, su sonrisa se torno tímida, así que fijo su vista en la carretera.

– Sigue derecho por esta calle, tome el primer cruce a la derecha, luego el primero a la izquierda y hay un delicioso Pizza Hut con combos para niños y juguetes. – sonrió, su acento no era para nada británico, pero tampoco australiano como el nuestro, lo que me hizo preguntarme si se encontraría en las mismas condiciones que yo, mudada a un nuevo país gracias a la profesión de sus padres, pero la seguridad con la que andaba por aquí me decía que tenía tiempo viviendo en Oxford y aun así no había perdido su manera de hablar.

Lucia más joven que yo, de quince a diecisiete años, si no fuera por el cigarro entre sus dedos creería que tendría quince, pero la madurez y la sensualidad con la que se movía me demostraba lo contrario, por alguna extraña razón sabía que tenía mi edad y que si no fumara se vería como una inocente niña perdida en las calles de Oxford, quizás solo se escapaba para fumar sin que sus padres se enteraran.

Me maldije por dentro, no solía ser tan inepto o ermitaño, tantos años encerrado no me ayudaban al momento de interactuar tan espontáneamente con personas, pero nunca lo hacía tan mal como ahora.

– ¡Si, juguetes! – grito Lily de nuevo, haciéndonos reír a todos incluso al acompañante de la chica.

– Muchas gracias y que tengas un feliz sábado – exclamo mi madre.

– Gracias señorita – agregó Lily, lo que hizo hacerla sonreír aun mas, sus ojos volvieron a los míos, pero esta vez mantuvimos el contacto visual.

– De nada y bienvenidos a Oxford – comento con ternura, se giro y siguió su camino con su acompañante cubriéndole las espaldas ¿acaso este lugar era inseguro? No entendía la necesidad de un guardaespaldas, aunque yo tampoco dejaría una chica tan hermosa caminando sola por la noche.

Recorrimos un buen trozo de calle y pasamos frente a una lujosa discoteca, todo aquí parecía refinado y todo eso, el titulo dictaba Nyctophilia la fila para entrar se perdía en un callejón oscuro, considere el nombre curioso y me propuse visitar ese lugar algún día, incluso me pregunte si la chica misteriosa se dirigía a este club, podría venir todos los días como el idiota desesperado que soy y esperar encontrarla de nuevo.


wasted :: hemmingsWhere stories live. Discover now