†1†Viaje al pasado†

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Ven siéntete, te contaré mi historia, pero para eso tendremos que viajar al pasado; exactamente al día que empezó todo.

†1† V I A J E  A L  P A S A DO †

•~•~•~•

~15 años

Observé con devoción la rosa blanca en mis manos, misma que minutos antes mi padre me había obsequiado junto a una nota que decía «Feliz cumpleaños, preciosa». ¿Debería sentirme feliz por tan delicado detalle? La respuesta era no, había dos probables razones detrás de esa flor: que me iba a decepcionar o que ya lo había hecho.

Sí, señores, era mi cumpleaños y ninguno de mis padres me había felicitado personalmente. Normal.

Resignada, me dediqué a terminar de bajar la escalera.

Toda la noche soñé con la frase «Es mi día, nada ni nadie va a dañarlo», pero al llegar al último escalón y encontrar a Axel mirándome fijamente ese lema se fue a la basura.

—Hasta que la quinceañera se digna de levantarse. Diría que eres una bella durmiente pero no, no eres bella —afirmó en un tono burlón, ensanchando sus labios en una sonrisa.

—Papá no me...

—No tenías que responder.

Rodé los ojos con hastío y respiré profundo antes de tomar valor y encararlo.

—Ay, Axel, por primera vez deja de comportarte como un ogro y sé un hermano. —Rompí la distancia entre nosotros y lo envolví en un abrazo—. Puedes gritar a cuatro vientos que no me quieres, pero sé que en el fondo de tu frío corazón estoy yo sacándote el dedo.

Ese fue mi vano intento de sonar tierna con quién me ha hecho la vida de cuadritos.

Al sentir mi contacto, su cuerpo se tensó y su respiración se detuvo por cuestión de segundos.

—Asher, quítame tu pulga de encima —gritó estupefacto.

Aquella no era la primera vez que reaccionaba de esa forma. En los últimos años fui notando su comportamiento reacio hacia el acercamiento físico, primero pensé que me odiaba, pero me di cuenta de que si lo abrazaban o se le acercaban mucho —a excepción de mamá— temblaba y en ocasiones hasta sudaba. No diré que nunca me pasó por la mente preguntar, pero no lo hice porque sabía que no obtendría una respuesta de su parte.

Asher se acercó y me arrebató de los brazos de Axel.

—Feliz cumpleaños, Yass.

—Tú sí me amas —afirmé abrazándolo con fuerza.

—No.

—Un poquito —mofé en tono de bebé.

Me gustaba bromear con Asher, él hacía que mis días en esa casa fuesen más llevaderos.

—Puede ser —respondió entre risas.

—¿Ves?, de igual forma me amas. La probabilidad es más alta que nula.

Axel giró los ojos al ver la escena infantil que teníamos el menor y yo.

Estaba celoso... sí, claro.

—Eres como un grano en el culo... pero...

—¿Pero? —eché mi cabeza hacia atrás para observarlo.

—Eres mi hermana.

—Ay Asher, es lo más lindo que has dicho.

—Eres muy exagerada. —Rio.

Rodeada de monstruos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora