1. Primera página

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—Solo es una entrevista más, Nico —murmuré tratando de darme ánimos—. Has ido a dos, esta es la vencida.

De acuerdo, debía encontrar alguna forma de relajarme antes de entrar. Me concentré en dejar de pasar mi mano por mi cabello lila con tintes rosas, tratando de callar los pensamientos sobre qué debería haberlo dejado rubio y no teñirlo de un color llamativo.

Soy diseñador, ellos están acostumbrados a nuestra imagen excéntrica.

Acomodé mis lentes redondos de marco dorado y boté el aire que retenía en mis pulmones.

¿Debí venir con lentes de contacto para no verme como el ratón de biblioteca que soy? Mierda. Es una editorial, ellos aman los libros tanto como yo. Se supone que, en primer lugar, ellos son los máximos ratones de biblioteca porque hacen posible que los libros existan.

Arreglé mi camisa blanca, limpié unos pequeños pelos de gato que tenía en mi pantalón negro y me puse el blazer antes de cruzar la calle a enfrentar mi entrevista.

Estaba en el centro de la ciudad en un barrio colonial, frente a mí se encontraba un edificio antiguo de aspecto Rococo, afuera de este había un pequeño letrero de madera con las palabras talladas Serendipia editorial, la puerta era de vidrio y podías ver las escaleras de madera que se perdían al ir elevándose en rotación. Por supuesto no podías llegar y entrar, había un comunicador afuera.

Mi primer obstáculo.

Odiaba los comunicadores, detestaba hasta hablar por teléfono, me daba una ansiedad irracional. Con toda mi fuerza de voluntad toqué el timbre y aclaré mi voz para hablar, pero ninguna persona respondió, solo se desbloqueó la puerta y se me permitió ingresar.

Bueno, por lo menos estaba adentro.

Uno, dos, tres, veinti tantos sonoros escalones para llegar al segundo piso que parecía una recepción, pues al lado de las escaleras se encontraba un sillón grande, frente a este había una mesa de vidrio llena de marcapáginas, que suponía eran para regalar.

—Hola, buen día. ¿En qué puedo ayudarte?

Frente a mí, detrás de un largo escritorio de madera —el cual estaba lleno de libros con post-it arriba de ellos— se encontraba un guapo joven de cabello oscuro algo ondulado y largo al frente, tenía una camisa amarilla y una sonrisa que, francamente, era encantadora. Parpadeé varias veces y tragué antes de hablar con la esperanza de que mi voz saliera estable, lo cual fue una tarea horriblemente difícil.

—Mi nombre es Nicolás, tengo una entrevista aquí a las diez.

¡Bien, sin ningún tartamudeo! Tú puedes con esto. 

—Oh, puntual —felicitó mirando el reloj que usaba en su muñeca—. Siéntate voy a ir a anunciarte.

Dicho eso se levantó de su silla regalándome una sonrisa antes de desaparecer por una puerta de madera a su izquierda. En un intento de relajarme traté de hacer un mapa mental del lugar, el cual contaba con tres puertas en lo que parecía este piso. No sé por qué imaginé que la editorial sería más grande.

Tranquilo, todo saldrá bien. Dejarán que trabajes aquí, tendrás dinero para pagar la renta el próximo mes, ayudarás a crear los libros que tanto amas y en los que más inviertes, lo mejor es que ya no tendrás que gastar en ellos porque te darán una copia. Sí, tus amigos fallaron en entrar, así como tú fallaste en las otras dos editoriales a las que postulaste por la desesperación de que no te contrataran en esta, pero aquí estamos, la editorial que trae a la vida todas tus historias favoritas. Debes lograr conven--

Serendipia editorialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora