Capítulo 5 ~ Él es tan perfecto. ~

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Creo que lo sorprendí un poco, porque al abrazarlo dio un pequeño brinco, pero aquí la asustada era yo. Todo estaba completamente oscuro, asique no noté que mis ojos se fueron cerrando solos.

-Ey, ____, ¿estás bien? –Alcancé a escuchar la sensual voz de Samuel. Iba abriendo mis ojos lentamente y con dificultad, hasta que pude ver ya con claridad a un Vegetta sonriente sentado a mi lado.

Me habían recostado en el sofá mientras estuve inconsciente, Willy estaba en la cabecera de éste y Samu a mi lado, sentado, los dos expectantes.

-¿Eh? –Eran las únicas palabras que podía pronunciar en ese momento. –Sí, estoy bien. Eso creo… -Hice una pausa. -¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? 

-Tres horas. –Dijo Willy con una gran sonrisa en su rostro, una sonrisa que hacía que sus ojos se achinaran, y que lo hacían ver más tierno. Espera… ¿Tres horas?

-¿Qué hora es? –Pregunté mirando a Vege, quien miró la hora en su celular.

-12:30p.m… -Dijo alzando las cejas. Hubo un corto silencio, que para nosotros fue uno muy largo. Se me ocurrió el llamar un taxi, pero yo no tenía número de ninguno.

-¿Tienen número de algún taxi? –Pregunté.

-¿Por qué no te quedas? –Preguntó Willy. Y noté como Samuel lo fulminaba con la mirada. Si no quería que me quedase me lo podía decir, ¿no?

-Ehm, no, no quiero molestarlos. –Miré a Samu.

-Yo tengo un contacto. –Dijo éste. Llamamos al taxista y luego de unos… 15 minutos llegó, nos despedimos y me subí al auto. Era una chica la que conducía, de pelo largo, pero no pude notar mucho más, ya que no dejaba de mirar hacia adelante, traía un suéter azul oscuro, como el que llevaba antes a la escuela. La capucha del suéter caía sobre su espalda.

Le di la dirección de mi hotel, y por fin, subió la mirada al retrovisor, por lo que pude ver pedazo de su cara. Se me hizo algo familiar, ella me miró y abrió los ojos de par en par, volvió a mirar hacia el frente. Ya había arrancado el auto y habíamos avanzado unas pocas manzanas.

-Si no te he echado del auto mientras está en movimiento es porque necesito el dinero. –ESA VOZ… Es jodidamente familiar… y recordé en ese instante que sólo podía haber una persona en el mundo a la que pudiera odiar con tanta facilidad, mi odiosa hermana Julieta…

En instantes mi mirada se llenó de odio, mi mente de los peores recuerdos donde está ella, y la ira se convertía en lágrimas amenazando con salir. El viaje fue largo y silencioso. Apenas llegamos le entregué el dinero rápida y descuidadamente y salí del auto cagando leches.

Ya en la habitación, a la que había llegado casi corriendo, lancé el bolso que llevaba a algún rincón de ahí y me eché en la cama mirando al techo. Mis ojos ardían por las lágrimas, me volteé, puse la cara en la almohada casi ahogándome y me eché a llorar. La odiaba tanto, hace 5 años que no la veía y ese sentimiento aún seguía ardiendo como llamas de una buena fogata.

******

Era lunes de la segunda semana; me había hecho gran amiga de las novias de los chicos. Tenía los números de todos. Me habían llevado a conocer un poco la ciudad. Y hoy iría al cine con Vege, Willy, y su novia, Montse. 

Ya en el cine, nos acomodamos en el orden: Willy, Montse, yo, y Vege. La peli era de terror, y yo no soy muy fanática de ello, pero los gritos y sustos de Vege le daban sentido a mi presencia en la sala del cine. Era muy gracioso verlo asustado.

El presupuesto a la hora de comprar la comida era bajo, así que tendríamos que compartir, cada quién con el que estuviese a su lado. Iba a coger palomitas del envase sin quitar la mirada de la pantalla, al mismo tiempo que Samuel, entonces se encontraron nuestras manos, y posteriormente nuestras miradas.

Esos hermosos ojos color café, casi iguales a los míos, pero en los suyos me encontraba yo, me podía ver a través de él. ¿Cómo? No lo sé. Me tomó un segundo salir de mi empane para retirar mi mano de debajo de la suya y dejar de mirarlo. Me sonrojé, pero no se notó por la oscuridad, gracias a Glob (Dios, en HDA). Seguí viendo la película como si nada hubiese pasado, pero en realidad todo se repetía en mi cabeza y hacía difícil el trabajo de evitar esbozar una sonrisa tonta.

Break The Distance (Samuel De Luque Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora