Chapter 3

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—Oye y, ¿qué te pareció el exámen?—Preguntó Lucas, mientras le daba un mordisco a su almuerzo.

—Fue una completa basura, he dicho.—Bufó la chica, mientras comía.

—Agh, Max, vas a ahogarte si sigues haciendo eso.—Comentó Mike.

—A mi tampoco me gustó ese examen.—Dijo Will, uniéndose a la opinión de Max.

—¿No será que fracasaron en más de la mitad de las respuestas por no estudiar?—Dijo Dustin, en un tono irónico.

—No sé, tú dímelo.—Dijo Max, arqueando sus cejas.—El examen fue una mierda, es decir, todas las preguntas ni siquiera hablaban de lo estudiado en clase.—Comentó Max, molesta.

Eleven solo veía como todos debatían.

—Dicen que esa profesora es una cajita de sorpresas, en cualquier momento te cuelga.—Will comenzó a creer esos rumores.

—En verdad necesito pasar esta clase. Para acabar de completar, nos dió tarea. Odio las matemáticas.—Protestó Max.

—Oye, Max, ¿vienes a mi casa esta tarde?—Preguntó Mike.—Es noche de películas, compramos botana y muchos Milkyway.—Mike hizo mención del chocolate favorito de Max.

—Me encantaría, pero hoy me toca trasnochar en el hospital.—Respondió Max.

—Nunca sales del hospital.—Murmuró Lucas, con malhumor.

—¿Y que demonios esperas que haga? ¿Abandonar a mi hermano?—Max encaró a Lucas.

—Jamás dije eso.—Se defendió Lucas.

—Chicos, ya basta.—Dustin trató de calmarlos.

—Ni siquiera has venido a hacerme compañía, Lucas. Aún así protestas también. No has estado en este proceso conmigo y, ¿tienes bolas para quejarte de mi ausencia?—Max se puso de pies.

—Max tiene razón.—Comentó Eleven, ante ello.

—No te metas, El.—Comentó Mike, al oído de Eleven.

—Es suficiente.—Eleven se paró de su asiento.

—Adiós, me voy.—Max caminó y depositó su basura en el zafacón para luego irse.—Diviértanse con su noche de películas...—Bufó la pelirroja.

—Max, espera.—Eleven fue tras de ella.

—No debiste decir eso.—Hablo Will, dirigiéndose a Lucas.

—Will, agh...—Lucas cubrió sus ojos, intentando buscar las palabras indicadas para explicarse.—Ella se ha alejado. Entiendo que su “hermanastro” esté hospitalizado, pero eso no es motivo para que no se divierta.

—Eso no fue lo que le diste a entender.—Habló Dustin, escuchándolo.

—Lo sé, solo qué...—Respondió Lucas, exaltado.—Me dejé llevar por un impulso.

—Mejor piensa en una manera de disculparte.—Dijo Mike.

Max se dirigió al salón de clases por su mochila.

—Max, escúchame.—Eleven llegó hacia donde estaba.

—¿Ajá?—Max se volteó, con paciencia.

—No me gusta verte así. Tienes un temperamento bastante fuerte.—Dijo Eleven, temiendo que fuera a pegarle a alguien por el coraje que reflejaba la pelirroja.

Max tomó asiento en el pupitre, tratando de calmarse.

—No entiendo porqué hace ese tipo de comentarios.—Habló Max.—Debería apoyarme y ayudarme.—Señaló Max.

—Tienes razón.—Respondió Eleven.—Eso no te lo discuto, pero debes controlar tus emociones, ese coraje...—El, acarició su mano.

Max llenó sus pulmones de aire.

—Tienes razón.—Dijo Max, juntando entrelazando los dedos de su mano con los de El.

—Si no es está noche que asistirás, será para la próxima.—El sonrió.—No le hagas mucho caso a Lucas. Los chicos hablan sin pensar a veces.

Max se reconfortó un poco en las palabras de Eleven.

...

Max salió de la escuela y patinó hasta su casa. Tomó un baño y se puso ropa a prueba del frío que soltaban los aires acondicionados del hospital, que algún día la harían congelar.

—Maxine, ¿no cenarás antes de irte?—Preguntó Susan, desde la sala.

—Compraré un Sándwich en la cafetería.—Max gritó desde su cuarto, mientras se ponía una sudadera.

Al terminar de vestirse, Max tomó una mochila y echó sábanas limpias para Billy, un poco de jabón, ropa interior y pijamas para él.

—Bueno, creo que ya estoy.—Max salió de su cuarto y fue a despedirse de su madre.—Neill todavía no llega, ¿no?—Preguntó Max.

—No, debe estar en el trabajo.—Respondió Susan.—Bueno, aquí tienes el termo con chocolate caliente. Ve con cuidado, Maxine.—Dijo Susan.

—Siempre.—Contestó Max, saliendo de casa.

Max caminó hacia el hospital, que quedaba a dos kilómetros más o menos. La chica pasó por una licorería y vió el auto de Neill estacionado en frente del local. Al mirar hacia adentro, se encontró a su padrastro, dándose unos tragos, acompañado de varios sujetos.

Max sabía que su padrastro salia temprano de trabajar y que gastaba en sueldo en alcohol, al terminar sus turnos. Probablemente Susan también lo sabía, solo que no le daba el alto a la situación. ¿Qué podía hacer Max al respecto? Nada, ya que según ellos, la chica no tenía ni voz ni voto.

Max no quería ese ambiente para Billy.

Al llegar al hospital, Max entró a la cafetería y decidió llevarle a Billy un Sándwich también, para su deleite. Era un hecho que la comida del hospital no era digna de un paladar humano.

La chica finalmente subió al piso en donde estaba su hermano y tocó la puerta de su habitación, pero no escuchó nada.

Max entró a la habitación y oyó la ducha encendida. Supuso que Billy se estaba duchando. Max soltó sus cosas y las puso en un gavetero, para luego sentarse y comer su sandwich. La ducha se apagó.

De pronto, se oyó un ruido fuerte, como si alguien se hubiese caído, seguido de un quejido bastante fuerte.

—¡Billy!—Max soltó su sandwich y corrió hacia el baño, abriendo la puerta.

Autumn Leaves (Max Mayfield y Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora