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- Jin. 

 Jin se tapó la cabeza con la almohada al escuchar el canturreo de Seulgi tan temprano, debían ser las 7 de la mañana y la alfa ya estaba a mil, Jin no entendía cómo es que esa criatura podía estar de tan buen humor un sábado tan temprano. 

Minutos después Jin sintió el peso de Seulgi en su cama, por el movimiento que se produjo en su santuario, sabía que la alfa ya estaba a los pies de su cama  saltando sentada sobre sus talones - Jin, Jin, Jin, Jin... ¡ Jin! 

- Déjame dormir-se quejó mientras peleaba con Seulgi por las mantas, tirando para que no se las quitara. 

- Trabajo Jin... trabajo, ya levanta el culo de la cama y ven al comedor, el desayuno está listo... te espero. 

- No... 

Lloriqueo Jin al ver que la alfa se llevó consigo sus calentitas mantas con ella, con la cabeza gacha siguió los pasos de Seulgi, recogió sus mantas en el camino, en medio de las escaleras en forma de caracol, se cubrió con ellas como un burrito y bajo el resto de las escaleras, una vez en la primera planta sintió el delicioso aroma de tocino y café recién hecho, solo en esos momentos agradece la hiperactividad de Seulgi. 

- ¡Café!-grito emocionado desde la puerta de la cocina. 

- Vas a tener que sacar tus manos de las mantas para tener este néctar de los dioses-dijo Seulgi con una sonrisa en sus labios y la taza de café entre sus manos. 

- Dame, dame, dame-Jin alargó sus manos sin importar que las mantas cayeran al suelo. 

Ya con la taza de café en sus manos, Jin se permitió despertar completamente. - Café...-dio un par de sorbos antes de posar sus ojos en Seulgi que estaba al otro lado de la mesa abriendo un sobre de manila. 

- ¿ Trabajo? Es muy pronto, apenas regresamos anoche de la India-se sorprendió Jin rodeando el mesón central de la cocina, mesón por el cual había discutido con Seulgi a Jin le encantaba el concepto de cocina abierta con un gran mesón central de granito y a Seulgi le gustaba más un concepto tradicional pero Jin ganó la batalla de la cocina aunque tuvo que renunciar a la idea de grandes ventanales con vista al mar aunque no se quejaba demasiado, el porche que Seulgi quiso implementar en su hogar le resultaba relajante y no tenía que limpiar enormes vidrios. 

- Ya sabes cómo es-respondoo Seulgi ojeando algunos documentos, dividió los papeles en dos montones y una mitad se las pasó a Jin sobre la mesa-ten revisa algunos, si uno te llama la atención me avisas. 

- Mmm... 

Jin tomó las hojas y observo cada una con atención, varias decían lo mismo, joyas perdidas, estatuas, esculturas hasta una pintura, ninguna le pareció interesante, hasta que se detuvo en un documento en el cual el casillero donde debía estar escrito el objeto que debía encontrar se encontraba vacío, eso era extraño y después descubrió el por qué. - Vampiros. Dijo en un murmullo. 

-¿ Qué? ¿ dónde?-pregunto Seulgi con gran interés al otro lado de la mesa bajando los papeles que tenía en sus manos a la altura de sus ojos-no he trabajado con vampiros. 

- Yo si, tuve un par de trabajos antes de que tu aparecieras en mi vida. 

- ¿Cómo es trabajar con esos chupasangre? 

- Son tipos muy fríos, calculadores ya sabes... seres sin una gota de... 

-¿Vida? Completó la frase Seulgi. 

- Algo así, más bien son prácticos. 

En lo referente a los vampiros casi nadie se mezclaba entre ellos, no era común ver a cambiantes o humanos a su alrededor, eran fríos con las demás razas sin mencionar que tenían una aberración a mezclarse con los cambiantes, eso de que eran enemigos de los licántropos no era una falsedad, solo que su aberración era más amplia que abarcaba a todos las criaturas que tenían un animal en su interior. 

EL RASTREADOR ( Namjin)Where stories live. Discover now