Capitulo 11

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POV BARBARA

Así como nunca pesen irme del Arauca y lo hice nunca pensé volver y ahora por circuntancias de la vida aquí estoy en un elicoctero a solo minutos de aterrizar en esta tierra tan barbara solo que esta vez no avian demonios que persiguieran me sentía en paz no estaba sola tenía a mi luz que me daba la fuerza necesaria para esta bien.

El elicoctero a terriso y mis nervios se pusieron a flor de piel Mau quien insitio en acompañarme medio un aparento de mano para darme fuerza. Solté un suspiro cuando la puerta del elicoctero se abrio Mau fue el primero en bajar, me ayudó con luz ya que se avía quedó dormida en mis piernas.
Cundo puse mis pies sobre la tierra un aire corrió mi cuenco están de nuevo en mi llano nuevamente me sentí en casa después de muchos años respire el aire puro del campo y sentía tan bien.

– mi doña - la voz de mi brujeador me hizo salir de mis pensamientos

– Melquiades que bueno verte de nuevo, está todo listo

– asi es mi doña, la dejaré en el miedo y luego llevaré a la peña luz al hotel ya sus cuartos están recerbados - ledi un simple asentimiento de cabeza y subimos a la camioneta de cuatro puertas negra que le avía enviado a Melquiades meses atrás para que pudiera ir a la capital con Eustaquia ya que no le gustaba volar.

Subí con Mau a la parte de atrás mientras esté cargaba a una luz aún dormida

– quieres que me quede contigo?

– estaria más tranquila si ciudad de luz – pedí

– está bien - tomo mi mano y dejó un beso en los - recuerda que no estás sola

– lo se - le di una media sonrisa, luz se removió en los brazos de maurisio y fue despertando, estregarse sus ojitos y era la cosa más hermosa y tierna que podía ver, mi hija recién levantada

– mami - dijo estirando sus brazos hacia mi, la tomé y la senté sombre mi regazo, ella se abrazó a mi escondiendo su cabecita en mi cuello

– que tienes mi amor - pregute con ternura

– quiero ver abuela

– quieres ver a la abuelita Eustaquia ?

– si - yo asentí no podía negárselo Eustaquia la queria y ella la dorada era su abuelita la que la concentración cuando la visitaba y se que Eustaquia estára feliz de verla también.

Y por fin estábamos entrando a la acienda tantos recuerdos buenos y malos aún que creo que siempre fueron más malos que buenos aquí fuy un poco feliz aquí tube a mi primera hija aquí vivo con la amor de mi vida aquí estaba mi vieja mi indio mi familia.

Bajamos de la camioneta y la mirada curiosa de los peones no se hizo esperar tome a luz de la mano y entramos a la acienda detrás de mí venian Mau y Melquiades. Me dirigí a donde recuerdo era el cuarto  de Eustaquia. Al estar frente ala puerta abrí la puerta y de imediato tres pares de ojos posaron su mira sorprendida en mi. Marisela y la señorita Cecilia se encontraba junto a la cama de Eustaquia la cual permanecía recortas al espaldar de la cama.

Marisela y Cecilia estaba más sorprendas que ustaquia al verme, Marisela se veia más grande más madura su bello estaba largo de nuevo y se vea hermosa mi hija la señora Cecilia parecen no acerle caído los años estaba exactamente igual por sus miradas se que ellas también me estaban escaneando. El incomo silencio fue interrumpido por luz de la cual no sé a cuánto percatado

– ¡abuelita!- luz se soltó de mi mano y corrió hacia la cama subiendose rápidamente para abrazar a Eustaquio, todo esto bajo la atenta mirada de los aquí presente. Eustaquia sonrió y le devolvió el abrazo

– mi niña estás hermosa pero que hacen aquí - dijo acariciando su cabello

– mi mamá dijo que te pusiste malita y vinimos a visitarte

– así es vieja Melquiades llamo dijo que estabas enferma y podía dejar venir - dirigi mi mirada a Marisela y Cecilia - Marisela, Cecila que bueno verlas

Y lo que nadie se esperaba sucedió Marisela se hacerlo pasó apresurado una vez enfrente de mi espere todo menos lo que hizo. Me abrazó dejándome totalmente congelada por unos segundos relaciones y le volví el abrazo

– también meda gusto verte - susurro mientras me abrazaba aún.

Nos separamos y algunas lágrimas rodar por sus mejillas y mi corazón se achicopalo

– no llores muchacha tonta - dije limpiado sus lágrimas, ella sonrió un poco, me alege para para hacer ame a Eustaquia y darle un beso en la frente

– vieja - dije a modo de saludo

– mi niña es bueno verte de nuevo creí que no te vería más

– no digas eso vieja aria un te quedas muchos años aquí si no quien me va a regañar y consentir a luz- estaba sentada en borde de la cama y luz estaba recostada junto a Eustaquia

– verdad que te vas a poner bien abuelita? Para que me sigas haciendo muchas galletas asta que este así de grande como mi mamá ? -eustaquia sonrió ante la inocencia de luz

– si te prometo que me voy a poner bien pero solo si tú te comes todas la verduras a la hora de la comida

– solo prometo dijo mi hija dándole un beso en la mejilla - sonreí ante la ternura de mi hija y mi vieja

– luz te quedas cuidando un ratito a Eustaquia mientras yo hablo con marisela y la ceñorita Celia ya vuelvo - ella asintio y salí con Cecilia y Marisela del cuarto llegamos a la sala donde estaban Mau y Melquiades el cuadro se retiró en cuanto me vio llegar Mau se puso de pie junto a mi

– marisela Cecilia el es Mauricio un migo Mau ellas son mi hija Marisela y Cecilia la tía de...- tenía años sin decir su nombre y aun no entiendo porque no me salía

–la tía de santos un gusto conocerlo señor Mauricio - dijo Marisela rápidamente

– un placer dijo Cecilia tomando su mano

– el placer es mío y por favor solo deganme Mauricio o Mau nada de señor - las dos acintieron complacidas al parecer Mauricio les callo muy bien

– vamos a sentarnos me gustaría saber que adicho el médico sobre la salud de Eustaquia por favor - Marisela y Cecilia se sentaron en un sillón y Mau y yo en que estaba en frente.

Marisela y Cecilia empezaron a explicarme la situación de Eustaquia la cual estaba sufriendo de la tencion y los riñones pregunté porque no la avian llevado al hospital pues asta donde se el progreso ya hay uno pero me explicaron que ustaquia se reuso a salir de la hacienda

– justo Arias no debe tardar en venir a ponerle el medicamento, siempre lo va abuscar...– en ese momento el tiempo se detuvo y su mirada y la mía se volvieron a cruzar después de seis años estaba orrbaes frente a mi mirándome con esos hermosos ojos color sol que miraban con sorpresa

– santos - susurre





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Doña Barbara: El Destino Puede Cambiar Where stories live. Discover now