- ¿Él?

- Nuestro antecesor. Desde que tengo uso de consciencia he visto a mis familiares, a mi padre, mi hermano, mi hija.......... - deslizó suavemente sus manos por la gruesa madera intentando quebrarla con sus sentimientos – Todos han sido poseídos por su voluntad. Deben cumplirla.

- ¿Y cuál era la voluntad de ese cabrón?

- Protegernos.

- Ya veo......."Protegernos".

- Mi hermano fue más poderoso que mi padre. Y Frieda está demostrando ser más poderosa que mi hermano – susurró – Si no quieres ser asesinado por su forma de titán. Deberás colaborar, Kenny Ackerman. Sólo te pido que mantengas tu papel, hasta que ella misma lo descubra.

- ¿Y qué ocurrirá si me niego?

- No lo sé.

- Ya veo, eres un imbécil que no sabe ni levantar un dedo y necesitas que otros hagan tu trabajo sucio. Has venido aquí porque quieres algo más que vigilar a tu hija mientras se pasea por su reino, ¿cierto?.

- Debo resolver unos asuntos y necesito tu ayuda.

- ¿Algo relacionado con aquella criada con la que te acostabas? Seguro que esa bastarda tuya es muy feliz entre la mierda de caballo de esa granja putrefacta.

- ¿Cómo has....?

- Con una botella de vino vuestros sirvientes más fieles sueltan su lengua muy fácilmente.

- No deberías ser tan irreverente. ¿Acaso no has tenido un desliz en el que hayas querido proteger a un miembro de tu familia? Fuese legítimo o no.

- .... - suspiró –Yo soy el último de los Ackerman, así que ya no me queda nada por proteger.

.

.

.

Aquel tipo de situación comenzaba a ser una tradición. Intentó incorporarse bastante confusa mientras sus ojos enfocaban aquella habitación demasiado conocida. Un golpeteo tímido en la puerta ansiaba despertarla. Miro hacia su alrededor para constatar de nuevo donde se encontraba. De nuevo en la habitación de Levi. Se frotó los ojos mientras aquellos delicados golpes continuaban llamando a la puerta.

El cabello goteaba en su espalda desnuda hasta aterrizar en la pequeña toalla que cubría su cuerpo. Eso era distinto. Usualmente se levantaba vestida, pero en aquella ocasión, su agresor obsesionado con bañarla había decidido que hoy debería vestirse ella sola. Mientras apoyaba los pies en el suelo observó unas prendas dobladas con cuidado cerca de ella. Le eran completamente desconocidas. Ni siquiera estaba muy segura de cómo debían colocarse sobre su cuerpo. Tal vez por eso, aún continuaba vestida solamente con una toalla. Se encaminó hacia la puerta de entrada, abriendo con pesadez el pomo para que la persona que intentaba entrar en la habitación pudiese entrar.

-P-perdón por despertarla, capitana. Pero el capitán insistió en que la ayudase a vestirse y ... - murmuró mientras miraba al suelo sin poder encararla.

- No te preocupes. Entra, Nifa.

Sus pasos la llevaron de vuelta hacia aquella cama mientras las suelas de sus pies dejaban marcas en el suelo de madera. Sujeto aquellas prendas de nuevo mientras se giraba hacia su subordinada.

- ¿Esta  ropa es tuya, Nifa?

- No, capitana.

- ........- observó con cuidado aquel chaleco, le era desconocido. Tampoco aquel vestido ni el resto de prendas - ¿Levi te dijo que debía vestir esto?

Decisiones y arrepentimientosWhere stories live. Discover now