Capitulo 2 "El Bebe Rojo"

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Tahomaru caminaba de forma rápida y ansiosa, necesitaba saber la verdad y necesitaba saberla cuanto antes. Preguntarle a su madre no serviría y sabía que el mismo resultado ocurriría si acudía donde su padre; la única opción que tenía el menor era ir donde los sirvientes más ancianos del lugar y si ellos no ayudaban buscaría a los empleados que solían servir en el castillo de Daigo.

-Waka ¿Exactamente que les preguntara?- Ambos hermanos seguían de cerca a Tahomaru tratando de convencerlo de que desistiera de esa loca idea que se le había metido en la cabeza.

- Quiero que me digan porque mi madre es así, porque siempre esta rezando y porque pareciera que tanto ella como mi padre esconden algo importante- Respondió sin siquiera detener su paso.

- Pero son sirvientes muy fieles ¿A caso cree que traicionaran a sus dos señores?

Aquello hiso que el azabache frenara en seco. Era verdad, a pesar de ser el hijo de Daigo su padre y su madre seguían teniendo el poder en ese lugar por lo que sin importar cuánto les presionara, los sirvientes no hablarían por temor a ser castigados o exiliados.

- Tal vez hay alguien que pueda ayudarnos, pero no se si sus palabras sean cuerdas- Comentó de repente Hyogo.

- ¿Uh? ¿De quién hablas Hyogo?

- En el pueblo hay una mujer que siempre está arrullando un bulto de mantas, dicen que se volvió loca a causa de un demonio, pero si mal no recuerdo, una vez escuche que esa mujer solía ser una de las damas de compañía de la señorita Oku- Explicó pensativo.

- Hyogo esa mujer no está bien de la cabeza ¿Cómo vamos a confiar en ella?- Mutsu no estaba segura de que fuese una buena idea confiar en las palabras de alguien así, en especial porque todos en el pueblo se alejaban y aconsejaban no acercarse a esa mujer.

- No importa si está loca, es nuestra única pista- Respondió Tahomaru. – Iré al pueblo a buscarla, si gustan acompañarme son bienvenidos pero si no, en ese caso por favor no comenten de esto a nadie-

- Joven amo nosotros lo seguiremos incluso al infierno- Respondió Hyogo de forma seria y clara, a lo que presupuesto Tahomaru correspondió con una sonrisa al saber que sus únicos amigos le apoyaban.

-En ese caso vámonos, mi padre está fuera ahora así que debemos aprovechar-

Tomando sus caballos los tres se dirigieron en dirección al pueblo donde esperaban dar con la misteriosa mujer. Según varias fuentes siempre se la pasaba cantando bajo un árbol mientras que meisia de un lado a otro un bulto con mantas o piedras, diciendo que se trataban de un pequeño bebe.

- Hyogo ¿Dices que esta mujer enloqueció a causa de un demonio?- Preguntó Tahomaru mientras que cabalgaban.

- Eso es lo que cuentan los habitantes del pueblo, se dice que un día de lluvia un demonio atacó el castillo de Daigo y esa mujer fue de las pocas que logró verle directamente- Comentó. –El terror que sintió en ese momento fue tan grande que de alguna forma su mente se quebró, comenzó a tener delirios y no dejaba de repetir una y otra vez algo sobre un extraño bebe rojo-

- ¿Un bebe rojo?- Tahomaru estaba algo confundido, en especial porque nunca le habían dicho que su hogar había sido atacado antes por un supuesto demonio.

- Joven amo ya llegamos- Hablo Mutsu mientras que bajaba del caballo. –Deberíamos cubrir los lugares donde suelen verla más seguido, tengo entendido que no se mueve mucho así que no será difícil encontrarla-

Tahomaru, Hyogo y Mutsu buscaron por diferentes lugares del pueblo preguntándole a cada transeúnte si conocía a la mujer o si sabía dónde encontrarla. Algunos respondían y otros solo se negaban a hacerlo mientras que se alejaban nerviosos frustrando la búsqueda de los tres jóvenes, pero aún así, Tahomaru no estaba dispuesto a rendirse, sentía que si descubría el secreto de sus padres encontraría una explicación a ese sentimiento de añoranza que había tenido desde muy pequeño.

Siempre, en el pasado y ahora, Tahomaru sentía una extraña soledad y tristeza, siempre creyó que se debía a la falta de cariño demostrada por su propia madre, pero en realidad había algo más, no sabía cómo explicarlo pero era como si una parte del él no estuviera, como si estuviese incompleto.

-Joven amo allá- Grito de repente Mutsu sacando al menor de sus pensamientos.

- ¿Eh?- Alzando su vista, el azabache logro ver a lo lejos a una mujer con el cabello enmarañado, grandes ojeras y cargando un bulto sucio de mantas. – Vamos rápido-

Corriendo entre la multitud, Tahomaru llego donde la mujer, quien parecía cantar una especie de melodía para dormir a los bebes.

- Disculpe...-

Al escuchar una voz cerca de ella la mujer giró su cabeza con calma, pero, cuando vio el rostro de Tahomaru, enseguida sus ojos se abrieron como platos y soltando las mantas que cargaba con ella cayó al suelo gritando desesperada.

- ¡Él bebe! ¡Él bebe rojo ha vuelto por lo que es suyo! ¡Ten piedad y no nos mates!

- ¿Pe-Pero de qué habla?- Preguntó confundido el menor mientras que trataba de acercarse a la mujer que solo se alejaba a gritos de él.

- Amo deberíamos irnos, esta mujer no está bien-

- ¡Él bebe rojo! ¡El heredero de Daigo! ¡El hijo que jamás debió nacer!

- ¿Qué?- Aquellas palabras llamaron su atención e importándole poco las advertencias de sus compañeros Tahomaru le tomó de los hombros y le preguntó desesperado. -¡¿Qué es eso del hijo que jamás debió nacer?!

- - ¡AAAAH! ¡ALEJATE ALEJATE! ¡NO ME HAGAS DAÑO BEBE ROJO! ¡PERDONANOS POR LA FALTA DEL SEÑOR DAIGO! ¡PERDÓNANOS POR SACRIFICARTE A LOS DEMONIOS!

Al escuchar esos gritos Tahomaru soltó a la mujer enseguida quien al verse liberada salió huyendo del lugar.

- Joven amo ¿Esta bien? –Mutsu y Hyogo se acercaron a su señor para asegurarse de que no le hubiesen hecho ningún daño.

- Mutsu, Hyogo...Vámonos, iremos donde mi madre- Susurró serio.

- ¿Por qué waka?

- Le preguntare sobre ese bebe rojo 

Siempre te AñoreTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang