19

133 8 0
                                    

Narra Gabriella.

-¡Se que tu fuiste Harry!-Hablé por el teléfono escuché sus suspiro. -Sólo quiero saber que hay ahi.

Se acomodó en su aciento y jalo las mangas de su traje naranja hacia atrás.

-No quiero que me tengas más miedo.

-No te tengo miedo Harry.-Dije como si estuviera hablando con un niño. Alzó su mirada y me vio a través del vidrio transparente. Frunció el entrecejo y cerró los ojos.

Parecía que tardo horas en decidirse.

-¿Qué significa esa dirección para ti?

-Es mi casa.

-¿Alguien más vive ahi?

-No.

Se me removió el estómago sintiendo un vacío. Alzó su mirada otra vez al no recibir respuesta. Nos quedamos viendo el uno al otro durante bastante tiempo.

¡Piiiiii!

Sonó la alarma.

-Se terminó la hora de vista señores.

Escuché a un policía a mis espaldas.

-¡No, Harry! ¡Dime que hay ahí! ¡Por que escribiste eso!-Grité todo. Alejó el teléfono de su oreja y me miró por última vez. -¡Harry!-Lo volví a llamar desesperada al ver que se acercaba el policía para ponerle las esposa y llevárselo.

-¡Harry!

Cerró los ojos.

-Entra al cuarto que esta a lado de la cocina. Espero que lo que dijiste de no tenerme miedo no cambie después de eso.

Dijo y asentó.

-¡No Harry! ¡No entiendo! ¿Qué se supone que hay ahi? ¡Harry!-Grité, aunque era lógico que ya no me oiría. Un policía me empujó hacia la salida.




Parada frente a la casa sin saber realmente como entrar. Giré la perilla de la puerta pero no cedió. ¡Ag!
Retrocedí, llevaban una hora tratado de entrar y no se me ocurría como hacerlo. Me senté en las pequeñas gradas que estaban antes de entrar a la casa y miré a todos lados.

Una casa en el bosque, prácticamente abandonada. Recogí unos mechones de pelo que se habían salido y los coloque atrás de mi oreja. Cansada de pensar como entrar, me levanté para irme.

Tic tic tic

Sonó como aquella vez que llamaron a mi ventana. Me quedé congelada y giré mi cabeza lentamente.

Tic tic tic

Siguió sonando. Miré hacia la ventada y estaba el cuerpo de Alan haciéndome una señal para que entrara. Mi corazón dio un vuelco y corrí hacia la puerta y golpeé con todas mis fuerzas y caí al suelo polvoriento.

-¡Alan!

Grité pero no recibí respuesta. Me levanté y sacudí mis pantalones empolvados.

La casa estaba en buen estado solo que tenía un poco de polvo en todos lados. Olía a madera el ambiente.

Lo que más me llamó la atención era el tipo de muebles que tenía. Eran tan antiguos, esa clase de muebles que solo ves en fotos porque ya no queda ningún ejemplar.

La madera crujía bajo mis pies con cada paso que daba. Era tan grande que tenía miedo de perderme, caminé hacia la derecha, donde creí haber visto el cuerpo de Alan.

Llegué a un comedor, tenía una mesa larga como para cincuenta personas. Fruncí el ceño y seguí caminando, tratando de hacer el menor ruido. Llegué a otra pequeña sala con un sofá grande y de color rojo. Arriba colgado en la pared estaba una fotografía de una familia. Me pregunté porque Harry tendría fotos de otras personas en su casa.

Regresé por donde vine y me encontré al frente de las escaleras.

Dudé en subir pero a la final lo hice. Lo primero que vi fue la habitación de una niña. Tenía un armario de vidrio solo con muñecas de porcelana. El tapiz de la pared era color crema con pequeñas flores rosa pálido. La cama era pequeña y el color del edredón hacia juego con las paredes.

Tenía tres ventanas al frente de la cama, en la esquina junto a la cama había una mesa de té pequeña.

La mayoría del espacio en la habitación era utilizado por juguetes.

Había una casita de muñecas debajo de la ventada de la mitad y un baúl al final de la cama estaba repleto de peluches y muñecos antiguos. Salí hacia la siguiente habitación y esta era ahora de un niño. No estaba tan arreglado como el otro. Este tenía papeles por todo el pequeño escritorio y no tenía tantos juguetes.

Solo un pequeño oso de peluche que estaba sobre la cama y un carrito de madera en el piso. Tenia las tres ventanas al frente de la cama como en la otra habitación.

Recorro un poco más la casa cuando decido finalmente volver a bajar. Las habitaciones son grandes como en las casa antiguas y estoy segura que voy a perderme en cualquier momento.

Cuando encuentro la puerta a la cocina, me quedo parada con mi vista fija en la puerta de la habitación que está a lado. Giro la manija de la puerta pero no se abre. La sacudo un poco, pero es inútil, está con llave.

Presa de la ira golpeo la puerta vieja y siento como algo cae sobre mi cabeza y termina en el suelo con un sonido metálico

La llave, me apresuro a recogerla y la introduzco en la cerradura con un poco de torpeza.

Cuando la abro esta todo a oscuras. Trato de entrar a la habitación pero mis pies pisan en falso y caigo por unas gradas. Aunque no son muchas para decir la verdad. Mis ojos buscan desesperadamente donde prender la luz, ya que no soy muy amiga de la oscuridad. Después de andar tanteando unos segundos logró hacerlo.

Y un grito de terror sale por mi garganta al encontrarme con lo que hay en la habitación.

------------------------------------------------------------------------

Perverso |Harry Styles| AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora