Abro mis ojos rápidamente.

—Tranquila, todo está bien.

Helena se encuentra sentada a un lado.

—¿D-ónde... dónde estamos ?

—Con amigos.

Un campamento.

Esté es el campamento, la lona se entiende a lo largo y ancho. Me encuentro acostada en una pequeña cama y a mi lado hay dos más.

—¿Y los chicos?

—Tenían que comer algo, Dagan no quería separarse de aquí.

Dagan.

Tengo que disculparme con él.

Quiero pararme de la colchonet, pero antes de que lo haga Helena me toma por el brazo.

—No seas necia y descansa, tienes que recuperarte.

—Tenemos que irnos — digo —.Mi familia.

—No podemos irnos ahora, la camioneta aún no está arreglada y no podremos seguir a pie por tu herida.

—¿Cuánto tiempo llevamos aquí?

—Casi dos días, perdiste sangre — se toma su pelo y lo pone detrás de su oreja —.Estás débil, cansada.

Me vuelvo a recostar, quito la cobija y veo el vendaje que cubre mi pierna.

—¿Por qué estás aquí? ¿Por qué estás aquí cuidándome? — murmuro.

—Lo sabes bien.

— ¿Y solo por él haces todo esto? ¿Y tu familia?

—Ellos también son mi familia.

Me quedo mirándole y puedo ver que es lo más sincero que me ha dicho. No quiero discutir con ella, no más. Estoy por abrir la boca cuando habla.

—No digas que tú hubieras cuidado de ellos, tengo mis razones. Si piensas pelear por él yo... — la interrumpo.

—En realidad, te iba a pedir algo de comida.

Ella me mira perpleja y esconde una risa detrás de sus labios.

—Anda, vístete. Te llevaré a comer algo.

A fuera hay más casas de campar, camionetas, incluyendo un camper, hasta una fogata casi consumida. Personas van de de un lado a otro, pero noto que no todos son de Luviana, no al menos la mayoría. Sigo a Helena por detrás, hasta que se detiene frente a un tablón de madera con sillas alrededor.

Coge un tazón y me sirve sopa, en otro pequeño plato un pedazo de chuleta de cerdo y patatas. Me siento con ella a un lado.

—Gracias — le digo.

Me mira —:Ya sabes cuáles son mis intenciones.

—Las sé perfectamente, solo quería agradecerte.

—¿Eso es todo? ¿No me darás batalla?

Niego con la cabeza.

—Nunca fue lo que pensaste, no hubo nada.

Mentirosa, mentirosa, grita mi mente.

Lo hubo, lo hay.

Sin embargo, algo en mí sabe que River y Helena encajan perfectamente, son el tipo de personas que son tal para cual.

Chispa, eso es lo que son.

Helena se estira sujetando su cabello en una coleta —:Esto no significa que ya me caigas bien. Ni mucho menos que nos volvamos cercanas.

RAIN [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora