Entonces sin darnos cuenta River ya se encuentra parado a nuestro lado.

— Déjala intentarlo, yo mismo estaré detrás de ella si algo malo pasa.

— Pero, Brenna...

— No me pasara nada, River es completamente inmune. No dejará que me pase nada.

River asiente, Dagan nos mira soltando un largo suspiro pero al final de mala gana acepta.

Antes de salir hacia la lluvia, Dagan me abraza.

— Corre, corre todo lo que puedas — murmura contra mi cabello.

Es el momento en que puedo saber si soy un rain.

El momento de volver a sentir la lluvia en mi piel.

El momento de volver a vivir.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

Tres.

Dos.

Uno.

Los chicos de alrededor comienzan a contar y con eso cada uno de los jóvenes que se encuentran a mis lados salen disparados como si les encendieran una mecha.
Enseguida veo a un chico caer y soltar gritos estremecedores, al instante corren a cubrirlo.
Uno a uno caen, pero segundos después algunos se levantan y siguen corriendo. Mientras que otros son cargados para curar sus heridas, mi corazón se acelera por la locura que estoy apunto de hacer.

Inhala, exhala.

River se encuentra a mi lado con paraguas e impermeable. Bajamos los peldaños de las escaleras, con mis piernas aún  temblando.

River me coge por el hombro dándome un ligero apretón —: ¿Estás lista?

Exhalo.

— Lo estoy.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

Saco un pie debajo del paraguas y lo siento crujir contra la tierra. La lluvia cae aceleradamente y yo con ella.

Ya estoy corriendo.

Siento el agua caer contra mi rostro y es una sensación extraña pero familiar.

Es increíble.

Pero no dura mucho cuando un ardor me empieza a recorrer por todo el cuerpo. Sigo y sigo corriendo, pero mis rodillas me fallan. Suelto un grito y después otro, hasta que ya me encuentro tirada en la tierra.

La piel me empieza arder y por instinto quiero arrancarla con mis manos. Sin darme cuenta River ya esta cubriéndome.

— ¡Brenna! ¡Háblame!

Me hago bolita en el suelo respirando agitadamente.

— ¡Perdóname, gotita! — dice agitado —. Fue una estúpida idea.

Yo soy la estúpida.

Todo en mi interior se rompe.

No soy un rain.

Nunca lo he sido.

Pero el volver a sentir la lluvia contra mi rostro es una de las sensaciones mas maravillosas y dolorosas que he sentido. River está por llevarme en brazos cuando Dagan lo empuja para cubrirme con otro impermeable.

Me lleva cargando en sus brazos, eso es lo último que sé hasta que mi vista se nubla sumergiéndome en la obscuridad.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

Me encuentro acostada en la cama de Dagan, mi cara arde al igual que mis brazos y manos. Recargo mis codos en la cama y me levanto por los gritos que se escuchan fuera de la habitación.

— ¡Sabes lo idiota que fuiste al exponerla ahí afuera! — es Dagan.

— Ella quería hacerlo, tenía todo el derecho de intentarlo.

— ¡Es mi novia!

Dagan será mi novio, pero él no tiene el derecho a decidir por mí. Yo misma sabré lo que es bueno y lo que no, de eso puedo encargarme yo.

— Eso no te da el derecho de decidir por ella. — asevera River.

Salgo por la puerta y Dagan ya lo tiene sujetado del cuello.

— ¡Basta! — le pido.

Ambos se separan, Dagan me toma de la mano metiéndome de nuevo a la habitación. Antes de que la puerta se cierre, veo a River quedándose ahí con la cabeza bajo como un niño pequeño.

— River no tuvo la culpa, yo fui quien lo decidió. — digo señalando mi pecho — No, él.

— Pudiste haber muerto.

— Pero no lo hice, estoy aquí.

Dagan me acaricia la cara.

— Te quedarán cicatrices.

— No importa, es lo que menos me importa ahora.

Me toma por la cintura y me besa.

Es un beso delicado al principio, lento y cuidadoso; pero al no escuchar que me quejo intensifica el beso. Me lleva hasta la cama poniendo su peso encima de mí. Lo tomo por el cuello tratando de olvidar lo que pasó hace un momento.

Tratando.

Dagan suelta un pequeño gemido en mi boca y por instinto lo quiero acercar más. Empieza a besar mi barbilla, después recorre mi cuello como si fuera el camino en el que quisiera correr siempre. Hasta que suelto un pequeño grito cuando toca un lado de mi cara lastimada.

— ¡Ay! — me quejo — Duele.

— Perdóname, no quise lastimarte.

Acaricio su cabello.

— Se que no querías.

— Será mejor que duermas, le avisaré a Reynald que te quedaras conmigo esta noche.

No contesto y Dagan sale del cuarto dejándome sola.

Las velas se encuentran encendidas, sus llamas bailan por toda la habitación. Me recuesto en la cama viendo la madera del techo, y puedo jurar que aún siento la sensación de la lluvia cuando chocaba contra mi rostro.

Cuando más anhelas algo es más difícil poder tenerlo. He querido cosas que me son imposibles, pero no me arrepiento de haberlo codiciado.

En ninguno de los casos.

RAIN [Libro 1]Where stories live. Discover now