Perfect; jaeson

one

Una gota cayó en su escritorio, luego otra, y siguieron una tras otra.

Su corazón se sentía oprimido, busco y busco, pero no encontró a nadie que pudiera amarlo, aunque sea un poco. ¿Estaba mal buscar un poco de amor?

Nadie parecía quererlo, la vida se empeñaba a demostrarle día tras día lo insuficiente que era, no había otra palabra que lo describiera mejor que esa »insuficiente«, su mente repitió la palabra una y otra vez, porque era cierto, no habría otra razón por la cual no pudiera ser amado.

Solo en el mundo, luchando cada día con esa soga que lo sofocaba, se enamoró una vez, pensó que era la persona correcta, se equivocó. Tal vez fue culpa suya por no ser lo suficientemente bueno, porqué alguien lo querría, no había nada bueno en él.

Era un error, un desastre, merecía morir. Desaparecer.

Suspiro con tristeza, camino en medias hacia al baño. Miro su rostro en el espejo, observó sus ojeras, lucía más pálido, y luego vio aquellas lágrimas ya secándose que había derramado minutos antes; atinó simplemente a lavarse la cara, fingir que nada paso, así era su vida, él estaba bien, no había razón por la que sentir tristeza. Siempre estaba bien.

                              [•••]

Allí se encontraba él; Jaebum, apoyado en la puerta de la entrada de la escuela, era el último año de ambos.

Quisiera tener la vida de aquel chico, su padres lo adoran, toda la escuela está encantando con él, lo aman.

Se tragó el nudo en la garganta, no era momento para ser un egoísta, como le solía decir su madre. 

Sintió la mirada de Jaebum en él, camino igual tratando de ignorarlo, era estúpido pensar la razón de la cual lo miraba, seguramente era por su aspecto demacrado, lucía como un muerto en vida.

Jaebum vio como el chico del que siempre estuvo enamorado, caminaba hacía la escuela, lucía ojeras moradas debajo de sus ojos, de encontraba pálido, y sobre todo noto la tristeza en sus ojos. ¿Nadie lo notaba?

Decidió que ya era hora de acercarse a él, no podía seguir viendo como se consumía por el fuego mientras el no hacía nada.